AÑO ELECTORAL EN EEUU

Sumido en una profunda crisis, el campo se siente engañado por Trump

Aaron Lehman produce maíz y soja y es presidente de un sindicato de agricultores.

Aaron Lehman produce maíz y soja y es presidente de un sindicato de agricultores. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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Cae la noche en una granja a las afueras de Des Moines (Iowa). Aaron Lehman se ha pasado la tarde haciendo reparaciones en el cobertizo, una ocupación que cada vez le ocupa más tiempo. Como muchas otras fincas, su explotación de maíz y soja atraviesa un momento muy delicado. "El campo está sumido en la peor crisis de las últimas tres décadas", dice este hombre corpulento. Lehman ha tenido que negociar con el propietario de sus tierras para que le baje el alquiler y con los bancos para que le extiendan el crédito. También ha dejado de comprar maquinaria nueva. Por el momento va tirando, pero a su alrededor todo parece desmoronarse. Las quiebras y los desahucios se han disparado y la deuda agrícola se espera que alcance este año récords históricos. Aunque las inmensas llanuras apaguen la frustración, el campo está gritando.

"Hay mucha ansiedad y preocupación sobre el futuro. El estrés financiero está abocando a muchos a la desesperación", dice Lehman, que es también presidente del Sindicato de Granjeros de Iowa, una organización con 800 miembros. Los datos son alarmantes. El porcentaje de suicidios entre los agricultores dobla al de los veteranos del Ejército, según el Centro de Control de las Enfermedades (CDC), que en el 2017 concluyó además que los trabajadores del campo son entre tres y cinco veces más propensos a quitarse la vida que los de otras profesiones. Por todo el país, se han disparado las llamadas a los centros de ayuda psicológica y emergen nuevos programas para abordar el estrés emocional en el ámbito rural, donde han existido tradicionalmente pocos servicios para tratar los trastornos mentales.

"La agricultura genera profundos vínculos con la tierra, los animales y el entorno. Los granjeros se suicidan tanto porque son más propensos a adoptar riesgos, soportar la adversidad y persistir bajo circunstancias muy complicadas", dice en una entrevista el doctor Michael Rosmann, agricultor y psiquiatra de renombre nacional por su trabajo en este ámbito.

Las políticas de Trump

La crisis del campo transita ya por su sexto año. Sus raíces son múltiples. Van desde la sobreproducción, a los bajos precios internacionales de las materias primas, el exceso de precipitaciones derivadas del cambio climático o la consolidación en el sector, que pone a los pequeños agricultores y ganaderos a merced de los gigantes de la industria. Pero esas causas se han agravado por algunas de las políticas de Donald Trump, que paradójicamente se presenta como el salvador de la América rural, donde tiene uno de sus mejores caladeros de votos. "Los agricultores ocupan un lugar muy especial en mi corazón", dijo hace unos días en Tejas durante una convención de granjeros.

El impacto de sus guerras comerciales es conocido. Se ha cebado particularmente con la soja, los lácteos y el cerdo. "A la soja le iba relativamente bien hasta el 2018, cuando empezó la guerra comercial. Los precios cayeron un 20% y acabaron arrastrando también al maíz", dice Lehman. En Iowa una de cada cinco empleos depende de la agricultura. El maíz es el rey. Un tercio se dedica a los piensos animales, otro tercio a la exportación y el resto a biocombustibles como el etanol. Y es en este último ámbito, donde llegó la segunda estocada de Trump.

Exenciones a las petroleras

La ley exige a las petroleras incluir en la mezcla de su combustible un porcentaje de etanol, pero también permite al Gobierno hacer exenciones si las refinerías se encuentran bajo "estrés financiero". Con Barack Obama en la Casa Blanca apenas hubo exenciones, pero con Trump se han multiplicado por ocho, según el 'Des Moines Register'. "A la hora de elegir entre las petroleras y los agricultores, el presidente eligió a las petroleras", dice Lehman. Una política que ha enfurecido también a sus aliados conservadores. "Nos han engañado", dijo recientemente el senador republicano, Chuck Grassley. "Lo peor es que las exenciones han ido a empresas que no están pasando por apuros". Gigantes como Exxon o Chevron, que facturan miles de millones de dólares.

Por el momento, las encuestas no reflejan que el apoyo abrumador a Trump se haya resentido demasiado entre el electorado rural, pero podría ser cuestión de tiempo. El principal periódico de Iowa habla de una rebelión en ciernes. "Mucha gente está reevaluando su posición y prestando atención a otros candidatos. Hay mucho malestar", dice Lehman. Y es que ni siquiera las ayudas de la Administración para compensar a los agricultores por la guerra comercial, han ido a quienes más las necesitaban. Más de la mitad del dinero de las compensaciones ha ido a parar a los grandes productores del sector, según un estudio del Environmental Working Group.