CATÁSTROFE AMBIENTAL

Cinco meses 'horribilis' para Australia

Incendio forestal cerca de la población de Tharwa, a 30 kilómetros de Canberra.

Incendio forestal cerca de la población de Tharwa, a 30 kilómetros de Canberra. / periodico

Jose Bautista

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Australia ha padecido durante los últimos cinco meses uno de los incendios forestales más intensos en de su historia reciente. Imágenes de bomberos luchando contra llamas, koalas heridos y canguros agonizando despertaron la compasión a nivel mundial y la consciencia sobre el cambio climático. Ahora, a medida que se extinguen los fuegos, miles de damnificados se enfrentan a grandes desafíos como la restauración de sus excepcionales <strong>bosques</strong> y <strong>ecosistemas</strong>, la reconstrucción de sus hogares y a la recuperación del impacto psicológico.

Desde el 2009, durante el denominado Black Saturday (Sábado Negro), el país no había registrado unas llamas tan letales como incontrolables. Entre febrero y marzo de aquel año, numerosos incendios forestales dejaron 173 personas muertas y 414 heridas, al tiempo que consumieron a su paso 450.000 hectáreas de bosques (4.500 kilómetros cuadrados) y destruyeron unas 2.030 viviendas en el estado de Victoria (donde se encuentra Melbourne).

A partir aquel momento, las autoridades incrementaron esfuerzos para minimizar las deflagraciones anuales, que en cada verano australiano entre diciembre y marzo- consumen cientos de hectáreas de montes debido a altas temperaturas, con promedios por encima de 40 grados centígrados.

Hasta 50 grados centígrados

Empero, en septiembre de 2019 -durante la primavera- los fuegos prendieron de manera anticipada y progresivamente se esparcieron a  los largo de los estados de Nueva Gales del Sur (Sídney), Victoria (Melbourne), Queensland (Brisbane), Australia Meridional (Adelaida), y Territorio de la Capital Australiana (Canberra) hasta llegar a detonar el pasado 19 de diciembre en una de las temporadas más calurosas en Australia con termómetros rozando 50 grados centígrados.

Estas extremas temperaturas, sumadas a intensas ráfagas de viento, la ausencia de lluvias y agudas sequías durante los últimos meses destruyeron hasta la fecha más de 9 millones de hectáreas (90.000 kilómetros cuadrados) de bosques (equivalentes a la superficie de Portugal) y unas 2.600 viviendas, así como consumieron la vida de más de 1.000 millones de animales salvajes y 33 personas, entre ellos 3 bomberos voluntarios y 3 pilotos estadounidenses.

"Nuestros corazones están con las familias que han perdido seres queridos y las comunidades que han perdido hogares y posesiones", ", lamentó Dermot O’Gorman, director general del Fondo Mundial para la Naturaleza de Australia (WWF, por sus siglas en inglés).

Al borde de la extinción

"Estas desgarradoras pérdidas también incluyen miles de preciosos koalas en la costa norte de Nueva Gales del Sur, junto con otras especies icónicas como canguros, ualabíes, pósums, potorúes (marsupiales), cacatúas y melifágidos (aves). Muchos bosques tardarán décadas en recuperarse y algunas especies pueden haberse colocado al borde de la extinción. Hasta que los incendios desaparezcan, el alcance total del daño seguirá siendo desconocido", agregó.

Estas deflagraciones en Australia, que alberga una biodiversidad y ecosistemas excepcionales, dejaron en un nivel de extrema vulnerabilidad a 327 diferentes especies silvestres: 272 clases de plantas, 16 mamíferos, 14 ranas, 9 aves, 7 reptiles, 4 insectos, 4 peces y 1 araña, detalló el ministerio australiano de Medio Ambiente en un estudio que recogió datos del 1 de agosto de 2019 al el 13 de enero de 2020.

"Las especies amenazadas se encuentran actualmente clasificadas en las categorías de peligro rítico (31 especies), peligro (110 especies) y vulnerables (186 especies) en el marco la ley ambiental nacional. Es posible que estas amenazas deban ser revisadas por el Comité Científico de Especies Amenazadas una vez que se comprendan mejor los impactos de los incendios", precisa el documento.

Desde diciembre pasado, diversos periódicos, telediarios y redes sociales divulgaron miles de fotografías y vídeos en la que bomberos australianos enfrentaban columnas de fuego mientras habitantes de zonas rurales lloraban de impotencia al ver sus casas consumirse en llamas. Sin duda alguna, las imágenes que más circularon fueron aquellas en las que los simbólicos marsupiales koalas canguros aparecían en su mayoría heridos, en otros casos, agonizando y en los peores escenarios, carbonizados.