ELECCIONES REGIONALES

Salvini pierde las elecciones con que quería hacer tambalear al Gobierno

Una mujer deposita su voto en las elecciones de este domingo en Emilia Romaña.

Una mujer deposita su voto en las elecciones de este domingo en Emilia Romaña. / periodico

Irene Savio

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El candidato de izquierdas, Stefano Bonaccini, ha vencido las elecciones regionales de Emilia-Romaña (norte de Italia) con más del 50 % de los votos y ha frenado el avance de la ultraderechista Liga, de Matteo Salvini, que amenazaba con conquistar este histórico bastión progresista.

El Ministerio del Interior italiano publica en su página web los resultados de estos comicios, cuyo escrutinio aún continúa pero ya está llegando a su fin, y por el momento el actual presidente de Emilia-Romaña y candidato de una coalición de izquierdas formada entre otros por el gubernamental Partido Demócrata (PD, centroizquierda) se erige como gran ganador con el 51,41 % de los apoyos. 

El resultado implica que Matteo Salvini, el líder de la ultraderechista Liga, quien convirtió la cita en un plebiscito sobre sí mismo, habría fracasado en su intento de asaltar el histórico bastión rojo de Italia, con el fin último de poner en duda el Gobierno de Giuseppe Conte.

Durante toda la jornada, que transcurrió sin incidentes notables, hubo un constante goteo de electores, cuya participación superó todo pronóstico y se convirtió en la noticia del día. De acuerdo con los datos oficiales del Ministerio de Interior, un 67% -casi el doble que en los comicios del 2014- de los 3,5 millones de ciudadanos registrados en el censo acudieron a los colegios electorales para elegir al nuevo gobernador de Emilia Romaña y a los 50 consejeros que integrarán su Junta regional. "Un dato positivo en un día que fue mucho más que una sencilla elección regional", comentó Ferruccio de Bortolis, exdirector del Sole 24 Ore.

Como nunca antes para una región como Emilia Romaña, feudo de la izquierda desde la derrota del fascismo en la segunda guerra mundial, estas fueron las elecciones de la desazón y de la incógnita. La desazón del centroizquierda ante la determinación de Salvini, quien se lanzó de lleno en la carrera electoral casi como si fuera él el candidato a gobernador, con el claro objetivo de desestabilizar al Gobierno de Roma. Una obsesión que no solamente implicó un aumento apabullante de los mitines y la propaganda de la Liga en toda la región, sino que el propio Salvini combatió ahí en persona, a veces, sin contar ni con la presencia de su candidata, Lucia Borgonzoni.

Hasta el último voto

La incógnita, en cambio, se vislumbró en la gran cautela de los observadores, en una pugna en la que los competidores se trabajaron hasta el último voto. En parte, debido también al alto porcentaje de personas que hasta último minuto no supieron a quién votar: alrededor de un tercio de los votantes, según los cálculos de los politólogos. De ahí tal vez que el gobernador saliente del PD, Stefano Bonaccini, cerrase su campaña electoral con un acto en Marzabotto, donde las SS nazis asesinaron a centenares de personas -incluyendo mujeres, niños y ancianos- en 1944.

Bonaccini apeló así a la memoria histórica de una región fustigada hondamente por el fascismo y que él mismo -un hombre con fama de competente y moderado- ha administrado sin provocar excesivos recelos. Tanto que en el 2017 convirtió a Emilia Romaña en la primera región en solicitar a Roma una mayor autonomía regional, llevándola por un ambicioso (aún inacabado) camino al que luego se sumaron también Véneto y Lombardía (ambas gobernadas por el centroderecha).

Un candidato fuerte que ha tenido que hacer frente a un partido débil, el PD, cuyo voto se ha ido erosionando en muchos de sus tradicionales bastiones del centro y norte del país. Solo hubo un freno: las inesperadas sardinas, el movimiento ciudadano que -tras que la izquierda perdiese en octubre en la región de Umbría- se ha movilizado para protestar contra Salvini, llevando a la calle masas que no se veían desde hace décadas.

Pero esta nueva euforia no implica necesariamente que la fractura social y la polarización provocada por Salvini pase sin dejar heridas. "Salvini ya ha ganado. Hemos perdido nuestros anticuerpos", se lamentaba ayer el escritor y periodista Luca Bottura en las páginas de La Repubblica. Un clima de tensión y polarización que refleja, según los observadores, los motivos por los cuales las elecciones en esta región no solo podrían determinar el futuro del frágil Gobierno italiano, como ha sugerido un extenso estudio del Instituto Cattaneo. "El voto emiliano-romañol va más allá del destino del Gobierno de Conte, nos ayudará a entender hacia dónde va nuestro sistema político", estima el profesor Marco Valbruzzi.

El centroderecha se hace con Calabria

El día electoral italiano, más allá de la importante pugna entre la izquierda y la derecha en Emilia Romaña, también tuvo como protagonista a Calabria, región del extremo sur azotada por la mafia de la ‘Ndrangheta y en la que estaban llamados a las urnas unos 1,9 millones de ciudadanos. 

De acuerdo con las encuestas a pie de urna, la más votada sería la candidata del centroderecha, Jole Santelli, cuya victoria ya había sido anunciada por los sondeos difundidos antes de la cita electoral. Un resultado que, de confirmarse, implicaría otra derrota para los progresistas del Partido Demócrata y su candidato, Filippo Callipo.