EXPECTACIÓN EN EEUU

El Comité Judicial aprueba los cargos para juzgar a Trump

Imagen del comité judicial de la Cámara de Representantes.

Imagen del comité judicial de la Cámara de Representantes. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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La suerte de Donald Trump está echada. Tras 18 horas de debate tempestuoso y salpicado de insultos, los demócratas impusieron su mayoría en el Comité Judicial de la Cámara de Representantes para aprobar los cargos que se imputarán al presidente para que sea juzgado en el Senado. La votación se resolvió sin un solo voto a favor de los 17 diputados republicanos del comité, un desenlace que ilustra la triste dinámica de este ‘impeachment’, ‘impeachment’ con dos partidos que se hablan pero no se escuchan y viven instalados en realidades completamente paralelas. Trump ha sido acusado de “abuso de poder” por tratar de coaccionar a Ucrania para que le ayudara en su campaña de reelección y de “obstrucción al Congreso” por entorpecer la posterior investigación parlamentaria. Dos cargos muy similares a los que se impusieron a Richard Nixon.  

El proceso se traslada ahora al pleno de la Cámara de Representantes, que la semana que viene votará para iniciar formalmente el ‘impeachment’ y poner en marcha el juicio en el Senado a principios de enero. No se esperan sorpresas en la Cámara baja, donde los demócratas tienen una mayoría lo suficientemente amplia para poder permitirse algunas deserciones en sus filas.

Pero el partido de Nancy Pelosi tampoco debería hacerse muchas ilusiones sobre el resultado del juicio. Los conservadores están más unidos que nunca, dado el respaldo masivo que Trump tiene entre los votantes republicanos. Sus legisladores han adoptado sin matices la retórica del presidente y muchas de sus teorías conspiratorias. Son un muro infranqueable, un cuerpo sin conciencia. 

Ética y barro

Su líder en el Senado, Mitch McConnell, ya ha dejado claro lo que pasará en el juicio: “No hay ninguna opción” de que Trump sea destituido. El presidente está pletórico. “Ayer se comportaron de manera fantástica”, escribió el viernes en Twitter. “Fue hermoso ver la unidad y la absoluta brillantez de estos guerreros republicanos”. Unos guerreros que impugnaron sin éxito los cargos y montaron en cólera cuando el presidente demócrata del comité aplazó su votación final tras 14 horas de ping-pong dialéctico para darles una "oportunidad de rebuscar en sus conciencias” y de paso asegurarse de que el voto lo vería alguien más en directo que la población insomne del país. 

Los demócratas trataron una vez más de exponer los hechos derivados de la docena de testimonios de altos cargos gubernamentales que han relatado con minuciosidad los tejemanejes de Trump y su abogado personal, Rudolph Giuliani, para forzar a Ucrania a investigar a su rival político Joe Biden y esa otra teoría que exonerara a Rusia de su injerencia en las elecciones del 2016, las únicas investigaciones que reclamaron al que pasa por ser uno de los países más corruptos del mundo.

Los republicanos no ven absolutamente nada censurable en la chapuza. Y entre medio la política sigue convirtiéndose en el fermento de una sociedad donde ya no hay fronteras entre la mentira y la verdad, entre la ética y el barro.