TENSIÓN ENTRE PEKÍN Y WASHINGTON

Tibia respuesta de Pekín a Trump para salvar el acuerdo comercial

Tropas de EEUU en Hong Kong, en una imagen de archivo.

Tropas de EEUU en Hong Kong, en una imagen de archivo. / periodico

Adrián Foncillas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La ley firmada por Donald Trump sobre Hong KongDonald Trump la semana pasada colocó a Pekín frente a un dilema shakesperiano: la ansiada paz comercial o la defensa de su sacrosanta soberanía nacional. Lo ha resuelto este lunes con unas sanciones más simbólicas que tangibles. Su respuesta basta para escenificar su ira y será muy tolerable para Washington. El concepto de "salvar la cara" no es un asunto menor en la cultura china.

Pekín ha prohibido el paso de buques y aviones de guerra estadounidenses por Hong Kong. No es una novedad. En agosto ya rechazó que atracara un buque con misiles tras las primeras acusaciones de "brutalidad policial" y en septiembre pasado tampoco se lo había permitido a un barco anfibio por las críticas estadounidenses a la compra de armamento ruso. Ningún caso fue interpretado por Washington como un 'casus belli'.

También ha prometido sanciones para media docena de oenegés. "Existe un montón de evidencias que prueban que esas oenegés han apoyado a fuerzas antichinas para crear el caos en Hong Kong y las han animado a cometer actos criminales violentos y actividades separatistas", ha aclarado esta mañana la portavoz del Ministerio de Exteriores, Hua Chunying, en su periódica cita con los medios. "Tienen una gran responsabilidad en el caos en Hong Kong y merecen ser sancionadas", ha añadido.

Listado ecléctico

Esas organizaciones ya están prohibidas en la China continental y la portavoz no ha detallado en qué consistirán las sanciones. Es un listado ecléctico. Incluye a Human Rights Watch, probablemente la organización de derechos humanos más intachable, sólida e imparcial, terca denunciante de cualquier tropelía sin atender al signo del gobierno. Y figura también la turbia National Endowment for Democracy, una organización fundada en tiempos de Ronald Reagan que recibe fondos oficiales para desestabilizar gobiernos hostiles. "Mucho de lo que hacemos es lo que 25 años atrás hacía en secreto la CIA", admitió su cofundador, Alan Weinstein.

China ha reiterado que oscuras fuerzas extranjeras están detrás de las protestas y ha exigido que no se entrometan en sus asuntos. Líderes del movimiento como Joshua Wong han sido recibidos por diplomáticos estadounidenses y algunos de los más reputados halcones republicanos se han paseado por la excolonia para apoyar a los manifestantes. También la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, ha reiterado su afinidad a unas protestas que la han permitido recuperarse en las encuestas. El soporte del exterior a las protestas es tan cierto como el sedimentado disgusto social que las catalizó.

Marcha de agradecimiento

La Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong, rubricada la semana pasada por Trump, permitirá que Estados Unidos evalúe periódicamente la autonomía de Hong Kong y cancele el trato económico deferente si juzga que Pekín ha violado el modelo "un país, dos sistemas". El movimiento antigubernamental agradeció el gesto este fin de semana con una marcha, cientos de banderas estadounidenses y sentidos cantos de su himno. Trump también firmó una segunda acta que prohíbe la venta a Hong Kong de munición para control de masas como gas lacrimógeno, espray pimienta, balas de goma o pistolas paralizantes. La medida, que nace en las denuncias de presunta brutalidad policial, sólo ha conseguido que la excolonia compre el material a China.

El conflicto hongkonés ha retrasado el acuerdo comercial cuando Pekín y Washington ya sacaban el champán. Trump carecía de alternativas porque la ley fue aprobada por mayoría aplastante en el Congreso y Senado y su veto habría sido revocado por las cámaras. La firmó subrayando su respeto hacia su homólogo, Xi Jinping. El 15 de diciembre entrarán en vigor los nuevos aranceles si no media el armisticio: Washington gravará las exportaciones chinas por un valor de 156.000 millones de dólares y Pekín castigará a las estadounidenses hasta los 75.000 millones de dólares.