CRISIS IRAQUÍ

Crece la tensión en Irak tras el incendio del consulado iraní en Nayaf

Al menos 30 personas han muerto en todo el país en los enfrentamientos entre manifestantes y policía

Manifestantes en la plaza Tahrir de Bagdad.

Manifestantes en la plaza Tahrir de Bagdad. / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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Irak ha vivido este jueves su jornada de protestas más sangrienta desde que el 1 de octubre pasado empezara una ola de manifestaciones diarias que ha conseguido paralizar el país por entero y poner en jaque a un gobierno muy debilitado y con una crisis de legitimidad enorme.

Solo este jueves, han muerto 30 manifestantes —24 en Nasiriya y 4 en Bagdad—. Todos, según fuentes médicas, han muerto a causa de la violencia policial. Para dispersar a los manifestantes, los agentes han usado munición real, como ya lleva pasando desde que empezaron las protestas.

En total, los muertos desde el 1 de octubre son casi 350. La cosa, sin embargo, puede ir a peor: muchos analistas prevén un recrudecimiento de la represión policial ante las protestas a partir, sobre todo, del asedio y posterior quema del consulado iraní en la ciudad iraquí de Nayaf, una de las localidades más santas y de peregrinaje para todos los musulmanes chiís del mundo. Es aquí, de hecho, donde vive el ayatolá iraquí, Alí al Sistani.

El asedio al consulado iraní ocurrió en la madrugada del miércoles al jueves. «El Gobierno iraquí es el responsable de la seguridad de las misiones y los diplomáticos en Irak. Teherán condena enérgicamente el ataque, y demanda del Gobierno iraquí una respuesta firme a los agresores», ha dicho este jueves el portavoz del gobierno de Irán, Abbas Mousavi, que ha explicado que ningún trabajador del recinto resultó herido. Bagdad ha condenado también el ataque.

“Cortarles las manos”

Y, después, ha empezado la contraofensiva. Al recrudecimiento de las actuaciones policiales, el gobierno iraquí le ha sumado el anuncio de la creación de varios consejos militares en las ciudades del país, a los que ha denominado “células de crisis”. Estos consejos, a partir de ya mismo, tomarán el control de los servicios de seguridad y militares de las distintas provincias iraquís.

Hay más: las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), una organización paramilitar chií cercana al Gobierno iraquí y a Irán, han dicho este jueves que si los manifestantes siguen amenazando a la ciudad santa de Nayaf, donde vive Sistani, la violencia se intensificará. «Le cortaremos las manos a cualquiera que intente acercarse a Sistani», ha dicho un comandante de las FMP, Abu Mahdi al Muhandis.

Esta ola de manifestaciones, además de clamar contra la influencia que ejerce Irán sobre Irak, también pide el cambio a un sistema de gobierno menos sectario y más democrático en Bagdad.

Las protestas, que empezaron como una forma de canalizar el enfado social por unos servicios públicos que no funcionan y una corrupción sistémica desenfrenada, han acabado por sacudir los cimientos de un sistema, el político iraquí, que se impuso con calzador tras la invasión estadounidense del 2003.

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