La protesta

El rugido de las cacerolas

Colombia se suma a los países latinoamericanos que se han servido de este utensilio para mostrar el descontento popular con la clase política

Soldados vigilan a manifestantes que golpean sartenes y cazuelas en una protesta frente a la residencia privada del presidente colombiano, Iván Duque, en Bogotá.

Soldados vigilan a manifestantes que golpean sartenes y cazuelas en una protesta frente a la residencia privada del presidente colombiano, Iván Duque, en Bogotá. / periodico

Abel Gilbert

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"En algún momento que no es fácil de establecer, alguien le pegó por primera vez a una cacerola, otros tantos lo siguieron, se empezó a difundir por redes, llovieron los videos, corrió por barrios y algunas ciudades, y de repente llevó a mucha gente en Bogotá regresar a la calle de noche". Según la revista La silla vacía, la caceroleada se ha convertido en "el sonido de la Colombia solidaria".

Ese percutir contra el aluminio tiene una historia política en América Latina. Las primeras en 'cacerolear' fueron las familias acomodadas chilenas contra el presidente de izquierdas Salvador Allende. Pero con los años ese nuevo verbo fue funcional a distintos signos políticos: en Argentina sonó como el rechazo al neoliberalismo y en Venezuela para que Nicolás Maduro escuche el hartazgo social.

Así ha llegado a Colombia. Según Radio Caracol ya se venden los 'kits de protesta' que incluyen varios instrumentos de cocina. "Lo que más han llevado son sartenes pequeñas que tienen un costo entre 10.000 (tres euros) y 19.000 pesos (seis euros) ", le dijo un comerciante a la emisora, contentísimo por el aumento de las ventas.