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Las 'fake news' producidas desde Rusia pierden fuerza en los EEUU

Un estudio demostró que a pesar de los intentos de los troles rusos por tener injerencia en el ámbito político estadounidense, los usuarios de redes sociales son escépticos y ya no se dejan manipular

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La desinformación vertida por Rusia en Twitter durante 2017, ha sido menos eficaz que lo que se temía porque los estadounidenses "no son tan crédulos como para ser manipulados" por esas intervenciones, dijo a Efe Sunshine Hillygus, coautora de un artículo que publica en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

"Es terrible que Rusia haya hecho el intento y debemos preocuparnos no solo porque lo hizo, sino por la medida en que haya podido cambiar la conducta de los candidatos", dijo en una entrevista telefónica Hillygus, directora de la Iniciativa de Metodología de Encuestas en la Universidad Duke, de Carolina del Norte.

Efectos muy peligrosos

La investigadora aclaró que el estudio tuvo un alcance limitado, ya que se enfocó en las actitudes y la conducta en internet de 1.239 usuarios de Twitter, tanto republicanos como demócratas, y datos sobre las andanzas de la agencia rusa de Investigación de Internet, conocida como IRA.

El estudio señaló que "hay una preocupación generalizada por que Rusia y otros países hayan lanzado campañas en medios sociales diseñadas para intensificar las divisiones políticas en Estados Unidos".

De hecho, durante su testimonio la semana pasada ante el Congreso, en una investigación que podría conducir al enjuiciamiento político del presidente Donald Trump, su asesora y especialista en asuntos rusos Fiona Hill, advirtió sobre el peligro que ella percibe en las campañas de desinformación dirigidas por Rusia.

"Aunque un número creciente de estudios analiza la estrategia de tales campañas, todavía no se sabe cómo estos esfuerzos han moldeado las actitudes y comportamientos políticos de los estadounidenses", afirmó el estudio en PNAS.

Poca efectividad para cambiar opiniones

Hillygus dijo que su equipo "no busca absolver a los rusos ni a los políticos, pero los ciudadanos no son tontos, no los engañan lo que digan los tuits de alguien... es muy difícil cambiar las opiniones de la gente".

El estudio mostró que aun cuando los usuarios más activos y politizados de Twitter intercambiaron mensajes con troles rusos a un índice sustancialmente más alto que el reconocido por Twitter, la gran mayoría (80 %) no interactuó con una cuenta de IRA, y entre quienes sí lo hicieron esas interacciones representaron en promedio un 0,1 % de sus enlaces, menciones y retuits.

Hillyguy destacó que la opinión pública estadounidense ya está muy dividida, y quienes están en un bando u otro no cambian sus posiciones por lo que vean en Twitter.

Bandos definidos

"Sobre la gente que es activa en el uso de Twitter, el volumen de contenido procedente de Rusia comparado con lo que reciben de otros usuarios es pequeño", agregó. "La gente expuesta a los tuits rusos son quienes ya están en un lado" del espectro político, dijo.

"La opinión pública está más arraigada en los valores de las personas y no cambia fácilmente", según la investigadora, que aseguró que, no obstante, "esto es una llamada de atención para las compañías de redes sociales, los medios, los políticos y el público mismo".

Desde 2016, cuando la desinformación rusa en las redes sociales pasó a ser uno de los aspectos centrales de la campaña presidencial, "el público se ha tornado más escéptico acerca de lo que ve allí, hasta el punto de que no es raro que en alguna réplica los usuarios califiquen a alguien como 'trol ruso".