CRISIS CHILENA

El Gobierno y la oposición pactan una consulta sobre una nueva Constitución en Chile

El pacto pretende contribuir a una salida de la crisis que comenzó hace un mes con el estallido social

Chile, en ruta hacia una nueva Constitución, por la paz y por otro modelo de país

Chile, en ruta hacia una nueva Constitución, por la paz y por otro modelo de país. En la foto, un herido es trasladado por las fuerzas de seguridad durante las protestas en Santiago.   / periodico

Abel Gilbert

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La Constitución de 1980 que el dictador Augusto Pinochet hizo a imagen y semejanza comienza a escribir su epitafio. A esa conclusión llegaron buena parte de los medios de prensa chilenos después de que el Gobierno de derechas y la oposición, de centro a sectores de izquierda, acordaron convocar a una consulta popular cuyo horizonte final es la redacción de un nuevo texto fundamental. "Chile inicia histórico proceso político para un nuevo pacto social", dijo el portal El Mostrador.

El consenso fue fruto de arduas discusiones en el Congreso a lo largo de más de dos días. Los legisladores deliberaron acaloradamente con la presión de la calle de trasfondo, casi un mes después de que estallara el país, murieran 22 personas  y otras miles resultaran heridas o arrestadas. La protesta contra el alza del billete del metro terminó siendo apenas el síntoma de un reclamo mayor que encuentra en la Carta Magna uno de los temas medulares. La represión de la policía militarizada (Carabineros) irrumpió delante de los ojos de las multitudes como la otra "herencia" del régimen militar que busca dejarse atrás.

"Esta noche es histórica para Chile, somos responsables, efectivamente, de muchas de las injusticias que los chilenos nos han señalado", dijo el presidente del Senado, Jaime Quintana, al anunciar que gran parte de los actores políticos tradicionales habían encontrado la llave de la "salida pacífica y democrática de la crisis".

Pero para el dirigente este entendimiento no es solo consecuencia de discusiones entre bambalinas o con el beneplácito del presidente Sebastián Piñera sino "una victoria de toda la ciudadanía". La salida institucional, subrayó, busca alcanzar "la paz y la justicia social" que Piñera no pudo conseguir con sus anuncios precedentes de leves mejoras económicas.

El plebiscito, que debería celebrarse el primer cuatrimestre de 2020, servirá para que los chilenos se pronuncien a favor o en contra de una nueva Constitución. Los analistas descuentan que sucederá lo primero. La población  tendrá además que resolver a través del voto el mecanismo que conducirá a la Nueva Carta Magna: una "convención mixta constitucional", compuesta por  parlamentarios y ciudadanos electos, o una "convención constitucional" cuyos integrantes surgirán del sufragio en octubre del año venidero. Una vez elaborada la nueva Carta Magna, será sometida a su ratificación en otra consulta obligatoria.

La hondura del malestar colectivo obró el milagro político de sentar en una mesa y con un objetivo compartido a la ultraderechista Unión Demócrata Independiente (UDI) y el izquierdista Frente Amplio. 

Respuesta de los mercados

En un principio, las fuerzas conservadoras se resistieron a discutir una reforma de tal calado. Luego quisieron hacer prevalecer los artículos de la Constitución pinochetista que no alcanzaran dos tercios de los constituyentes para ser erradicados. Tampoco pudieron imponer ese criterio. El mandato de las movilizaciones había sido claro: todo resabio del pasado debe ser superado.

 Una vez conocida la novedad, el precio del dólar bajó de manera significativa. El peso chileno había caído demasiado durante las protestas y ante la incetridumbre política. El acuerdo fue recibido con alivio por los mercados.

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