La violencia en el país sudamericano

Dimite el ministro de Defensa colombiano por ocultar la muerte de menores reclutados por la guerrilla

Guillermo Botero, cercano al expresidente Uribe, ya había estado involucrado en varias situaciones conflictivas

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Abel Gilbert

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El escándalo ha vuelto a tocar la puerta en Colombia. El ministro de Defensa Guillermo Botero no ha tenido otra alternativa que dimitir por haber ocultado la muerte de ocho menores de edad durante un bombardeo contra la facción de las FARC que volvió a tomar las armas meses atrás. Botero es un dirigente que nunca ocultó su afinidad con el expresidente de derechas Álvaro Uribe e hizo suyos los preceptos en materia de seguridad que prevalecieron entre el 2002 y el 2010. La mano dura se alzó como bandera. Ahora ha tenido que abandonar su cargo para evitar que el Senado votara una moción de censura en su contra. El presidente, Iván Duque, ha decidido reemplazarlo por el general Luis Fernando Navarro, actual comandante de las Fuerzas Armadas. Duque suma otra adversidad política cuando es testigo impotente de una sostenida caída de su aceptación social.

Botero proviene del mundo de los negocios. Su salida de un cargo que tiene una importancia equivalente o mayor a la del ministro de Economía sucede cuando han regresado al primer plano noticioso cuestiones relacionadas con la violencia y la crisis de seguridad. Uno de los casos más estremecedores se conoció en el departamento de Cauca, sacudido por una sucesión de asesinatos.  En los últimos meses había quedado en el centro de la crítica de los organismos defensores de los derechos humanos por un asunto dolorosamente recurrente en Colombia: los llamados "falsos positivos", la manera elusiva como se conocen las ejecuciones extrajudiciales a civiles presentadas por el Estado como bajas en combate.  El ministro había quedado a su vez en una situación de ridículo por un informe de inteligencia sobre la situación venezolana que Duque presentó ante la ONU.

Coca y paz

Pero fue el ocultamiento de la muerte de menores cuyas edades oscilan entre los 12 y los 17 años en el marco de una acción contrainsurgente lo que volvió insostenible su permanencia al frente de la cartera de Defensa. El senador Roy Barreras, del partido de la U que fue sustento fundamental del expresidente Juan Manuel Santos, informó del un bombardeo contra un campamento de disidentes de la guerrilla que pactó la paz en 2016. Pero en rigor el tema había sido denunciado por un funcionario de Puerto Rico, una localidad de Caquetá.  Herner Carreño le recordó al diario El Espectador que desde hace dos meses efectuó las denuncias ante la Fuerza Pública. "Antes del bombardeo les decía que había reclutamiento (de menores). Después del bombardeo pongo la denuncia en la fiscalía del homicidio".

En su carta de dimisión, Botero pasó por alto las razones objetivas de su salida del ministerio. "El enemigo de Colombia es el narcotráfico", señaló. "Más coca es menos paz, más coca es menos vida, más coca es menos bosque, más coca es menos juventud, más coca es menos trabajo, más coca es menos empresa, más coca es menos democracia". Su sustituto ni siquiera ponderó la gestión que lo precede.  "Nuestro compromiso es continuar velando por la seguridad de los colombianos y combatir cualquier actividad criminal", dijo el general Navarro.