Elecciones en el país sudamericano

El peronista Alberto Fernández gobernará Argentina a partir del 10 de diciembre

Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, vencedores en las elecciones argentinas, celebran el triunfo.

Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, vencedores en las elecciones argentinas, celebran el triunfo. / periodico

Abel Gilbert

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"Hace cuatro años dijeron que no volvíamos más pero volvimos y vamos a ser mejores". El peronista Alberto Fernández gobernará Argentina a partir del 10 de diciembre. Venció en una primera vuelta altamente polarizada al actual presidente de derechas, Mauricio Macri, y puso fin al último laboratorio neoliberal en este país. "Escuchen Latinoamérica y el mundo también: empezamos a dar vuelta a una página tremenda". Fernández obtuvo casi el 48% de los votos contra el 40,45% de su inmediato rival. "Lastimaron a millones de argentinos, vamos a empezar a escribir otra historia", dijo eufórico el vencedor después de realizar un breve inventario de lo que había ocurrido en los últimos cuatro años: cinco millones más de pobres, una economía en ruinas y un crecimiento exponencial de la deuda externa.

Para vencer en la primera vuelta se necesita el 45% de los votos o 10 puntos y diez de distancia respecto del segundo. Macri reconoció casi de inmediato su derrota. Si bien acortó distancias respecto de las primarias de agosto, cuando perdió por 16 puntos, quedó muy lejos de forzar una segunda vuelta a finales de noviembre. La notable victoria en la provincia de Buenos Aires, de la mano del joven economista Axel Kicillof, convirtió en irremontable el escrutinio. En esa provincia se concentra el 40% del padrón electoral. "Habló el pueblo", dijo Kicillof, para muchos el gran artífice del retorno al poder del peronismo. Macri felicitó a Fernández y lo invitó este lunes a desayunar en la Casa Rosada para coordinar "una transición ordenada que lleve tranquilidad". El magnate prometió en adelante "poner el bien común por encima de cualquier cosa". La derecha ha ganado en la capital, su principal bastión, y las provincias de Córdoba y Mendoza, tercera y cuarta en importancia a nivel nacional.

El presidente electo aceptó la invitación de su rival. "Vamos a colaborar en todo en lo que podamos colaborar porque lo único que nos interesa es que los argentinos dejen de sufrir de una vez por todas". Cristina Fernández de Kirchner, su vicepresidenta, le formuló, no obstante, al actual gobernante una enfática petición: "Tome todas las medidas que deba tomar para aligerar la situación dramática que se está viviendo en las finanzas del país, es su responsabilidad". 

Fragilidad financiera

El peronismo no quiere pagar el coste político de una situación alarmante. En los últimos días, el Banco Central (BCRA) ha perdido 6.700 millones de dólares de sus reservas y desde agosto, el 35% de lo que guardaba en sus arcas. El BCRA tiene 43.503 millones de dólares. Solo en los próximos  seis meses, Argentina debe pagar vencimientos de su deuda por 10.000 millones de dólares. El Gobierno ha suspendido selectivamente algunos pagos. Pareció que las autoridades monetarias escucharon a Cristina Kirchner. En la misma noche del domingo restringió la compra de la divisa estadounidense: los ciudadanos solo podrán adquirir 200 dólares mensuales y no 10.000 como se había estipulado semanas atrás, para evitar una mayor sangría de esa moneda. Todavía falta esperar la reacción de los mercados a las novedades políticas.  

Al comparar lo que ha sucedido recientemente en Chile, los analistas sostienen que Argentina no explotó en las calles como su vecino país porque el malestar se canalizó a través de las urnas.

Polarización y nuevas alianzas

La sociedad se ha partido prácticamente en dos en esta contienda. Los otros cuatro competidores no llegaron al 10% de los votos totales. A pesar de la magnitud de la crisis, con su fuga de capitales, el salto del precio del dólar y el cierre de empresas, el antiperonismo mostró que es una fuerza política muy arraigada. Macri apeló a sus emociones más profundas y agitó el fantasma totalitario. A modo de respuesta, en la noche del domingo, y mientras una multitud ganó las calles para festejar el "Arturazo", los trabajadores del ministerio de Obras Públicas encendieron las dos esculturas de Eva Perón que engalanan el edificio histórico y estuvieron apagadas durante estos casi cuatro años.   

Con la vuelta del peronismo al Gobierno el equilibrio regional experimentará algunos cambios. Argentina se apartará del eje que favorable a Washington comparten Colombia, Chile y Brasil. Es muy probable que Fernández busque alinearse con su colega mexicano, Andrés Manuel López Obrador, especialmente en lo que respecta al caso venezolano. En su primer discurso como mandatario electo, reclamó la libertad de Luiz Inácio Lula da Silva. Sus palabras deben haber enervado al brasileño Jair Bolsonaro, quien se involucró directamente en la campaña electoral argentina con la advertencia de que si Macri perdía los comicios su país podría revisar la alianza comercial bilateral. Fernández también buscará sintonizar con las actuales autoridades políticas españolas. El exjefe de Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero fue uno de los invitados del candidato peronista a la fiesta de la victoria.

Las elecciones coincidieron con el noveno aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, de quien Fernández fue su jefe de ministros. "Gracias Néstor donde estés porque vos sembraste todo esto que estamos viviendo. No sería justo que no le reconociera lo que él hizo por nosotros", dijo el nuevo líder del peronismo. "Nunca pensé que en esta fecha iba a estar tan contenta, esta fecha siempre me encuentra bajoneada pero hoy me encuentra con mucha alegría", señaló su viuda.