ELECCIONES EN CANADÁ

Trudeau se encamina hacia un segundo mandato tras ganar las elecciones en Canadá

Las predicciones apuntan a que el primer ministro perderá la mayoría absoluta que obtuvo en 2015

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Ricardo Mir de Francia

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Justin Trudeau podrá gobernar cuatro años más al frente del segundo país más grande del mundo tras haber superado la reválida de unas elecciones que se plantearon como un plebiscito sobre su liderazgo. El Partido Liberal del primer ministro ha vencido al Partido Conservador de Andrew Scheer, que acudía a la cita con un empate técnico en las encuestas.

Pero Trudeau tendrá que buscar apoyos para gobernar tras perder la mayoría absoluta conquistada en 2015, un resultado que refleja el desgaste de los últimos cuatro años, marcados por varios escándalos y una política de equilibrios que ha generado desafección entre algunos partidarios del dirigente progresista. 

La victoria del carismático Trudeau, de 47 años, llega tras una campaña bronca y poco inspiradora, más centrada en la personalidad de los cinco principales candidatos que en los asuntos que más preocupan a los canadienses, como el coste de la vida, la sanidad o el cambio climático.

Ataques personales

El primer ministro ha tenido que capear un sinfín de ataques personales que han cuestionado su autenticidad y la solidez de sus principios, los mismos que le sirvieron en 2015 para encandilar al país y a medio mundo.

Desde su firme postura contra el cambio climático, que quedó seriamente empañada cuando su Gobierno compró por más de 3.000 millones de dólares un gigantesco oleoducto, a su apuesta por un liderazgo transparente y ético, que voló por los aires cuando su fiscal general le acusó de presionarla para interferir en la investigación criminal contra SNC-Lavalin, un conglomerado quebequés de la construcción acusado de corrupción en Libia.

Este último escándalo dejó muy tocada su popularidad, tras un arranque de mandato pletórico en el que instauró la paridad de género en el Gobierno, impuso una tasa a las emisiones de efecto invernadero o pidió perdón a los pueblos indígenas por los desmanes del pasado.

Luego llegó ese otro escándalo de unas fotos de juventud en las que aparecía con la cara pintada de negro y marrón durante una fiesta de disfraces de ‘Las mil y una noches’, un episodio por el que se disculpó tras ser acusado de racismo. Las disculpas bañadas de lágrimas han sido una constante de su mandato, una actitud que ha acabado cansando a muchos canadienses. 

Trudeau se enfrentaba al antiguo presidente de la Cámara de los Comunes, un conservador moderado y católico de 40 años. Scheer ha perdido en escaños, pero habría ganado en votos totales, según el recuento preliminar, un resultado pese a todo notable que sirve para relanzar a los conservadores tras los pobres resultados que obtuvieron hace cuatro años con el entonces primer ministro Stephen Harper al frente del partido.

 Las predicciones sitúan a los independentistas del Bloque Quebequés como tercera fuerza política, toda una proeza para su nuevo líder, Yves-François Blanchet, que habría triplicado los resultados del 2015 cuando muy pocos apostaban por la resurrección de los soberanistas.

La mayor decepción se la han llevado los partidos a la izquierda de los Liberales de Trudeau, tanto la Nueva Democracia (NDP) del sij Jagmeet Singh, el primer político no blanco en liderar uno de los grandes partidos canadienses, como Los Verdes de Elisabeth May. El primero se ha quedado muy lejos de revalidar la ‘ola naranja” del 2011, cuando obtuvo los mejores resultados de su historia, mientras el segundo tendrá dificultades para entrar en la cámara baja. 

El mapa electoral refleja la división profunda que vaticinaban las encuestas, con unos Liberales victoriosos en Ontario y la costa Atlántica; el Oeste tomado por los conservadores; Quebec, por los independentistas; e importantes bolsas de los izquierdistas de NPD en la Columbia Británica y Manitoba. Si las predicciones se cumplen, Trudeau tendrá que gobernar en minoría, buscando apoyos puntuales para aprobar sus leyes, probablemente con el NPD, que ya ha mostrado su predisposición a pactar con los Liberales. La otra opción pasa por un gobierno de coalición, un modelo con escaso predicamento en el sistema canadiense, ya que ha pasado más de un siglo desde la última vez que se ensayó.

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