Crisis política en Chile

Piñera convocó a los partidos políticos a buscar soluciones conjuntas para desactivar el estallido social

Manifestantes se refugian de los gases lacrimógenos en Santiago de Chile.

Manifestantes se refugian de los gases lacrimógenos en Santiago de Chile. / periodico

Abel Gilbert

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Las protestas se han enconado en ChileChile, tras el cuarto día de disturbiosincendios y saqueos, mientras el estado de emergencia y el toque de queda se extienden de norte a sur. La cifra de muertos asciende a 15.

Con el paso de los días, las manifestaciones se han extendido desde Santiago hacia casi todas las regiones de ChileSantiagoChile en un estallido social que se inició con el alza en el precio de los billetes de metro en la capital chilena, la gota que colmó el vaso de la paciencia de los ciudadanos. El presidente, Sebastián Piñera, habló de "guerra" para después suavizar su discurso.

"Sé que a veces he hablado duro, compréndanme, me indigna ver el daño, y la democracia tiene la obligación de defenderse".  Piñera formuló un arrepentimiento a medias por haber asegurado que en Chile tiene lugar una "guerra". Esta vez dijo que los responsables de los destrozos en las redes de transporte y edificios públicos han sido "pequeños grupos" muy "organizados" y que han provocado pérdidas por "800 millones de dólares".

Oportunidad al diálogo

En medio del toque de queda que ya regía en las principales ciudades, el presidente propuso a su coalición y los partidos opositores un pacto político que desactive el conflicto. A las 20.30 (hora local), cuando terminó su alocución televisiva, no habían cesado por completo las protestas y cacerolazos  que desafiaron el estado de emergencia. También tuvieron lugar algunos saqueos e incendios. Durante su breve mensaje, Piñera dijo llamó a "abrir los caminos del diálogo, la colaboración y los acuerdos" para "explorar y ojalá avanzar con rapidez, eficacia y responsabilidad".

El magnate propuso discutir con aliados y adversarios cómo garantizar "mejores soluciones para la clase media y los sectores más vulnerables”, una "mejoría de las pensiones", la gran piedra en el zapato del modelo económico chileno, "bajar precio de medicamentos, mejorar calidad de salud, reducir listas de espera en los hospitales, mejorar salarios y empleos y regular las alzas precio electricidad y peajes".

El presidente se despidió con un gesto de optimismo. "Espero que puedan volver tranquilos a sus casas, cuídense", le pidió a los chilenos que, en rigor, ya estaban en sus domicilios por el toque de queda, salvo los que seguían protestando o encendían barricadas. El lunes terminó con fuertes movilizaciones en los grandes centros urbanos controlados por la policía y el Ejército.

La bonhomía presidencial contrastaba con las imágenes televisivas que mostraron a militares con armas con mira telescópica en techos de Escuela Militar hasta donde había llegado una de las manifestaciones. La protesta ha dejado hasta el momento 11 muertos y cinco personas en una situación de "alto riesgo vital", unos 40 heridos y más de 2200 detenidos.

Desazón de la oposición

"Con agenda rápida el palacio de La Moneda busca salida de emergencia a crisis", dijo Radio BioBio de Santiago. El presidente del Senado, Jaime Quintana, del Partido por la Democracia (PPD, socialdemócrata) expresó cierta desazón con las palabras de Piñera. "Esperaba vías concretas". Quintana se había reunido con el mandatario antes de su discurso. Entonces  le pidió "hacerse cargo de una indignación que no es exclusividad del actual Gobierno. Se trata del modelo neoliberal". No obstante, Quintana cree que Piñera no ha sacado ninguna conclusión positiva de las protestas estudiantiles que pusieron en jaque a su primer mandato, en 2011.

Mario Desbordes, presidente del oficialista Renovación Nacional, consideró que el Gobierno "ha reaccionado conforme a lo que ha ido ocurriendo" y asumió una "autocrítica". Por su parte, el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, de la misma formación, le reclamó a Piñera un "gabinete de unidad con otras fuerzas políticas”. Los ministros actuales "tienen que  poner a disposición sus cargos". Con el correr de las horas, señalaron distintos analistas, se podrá saber si la exhortación del jefe de Estado habrá ayudado a reducir la tensión en las calles y encauzar una disputa que ha excedido el malestar con el billete del metro.

Preocupación

El grado de alarma es tal que Andrónico Luksic, dueño de uno de los conglomerados industriales y financieros más importantes de Chile pidió a "la clase política"  resolver el tema de las pensiones, la educación, la salud y el transporte público para evitar lo peor. "Es ahora cuando debemos actuar. Hoy. No mañana. Muchos compatriotas ya no pueden esperar. Y los que podemos tendremos que pagar la cuenta. En esto no hay magia". 

La inquietud excedía al mundo empresarial, político y cultural. Hasta futbolistas de los más reconocidos de Chile se vieron llamados a opinar. Hablaron primero Claudio Bravo y Arturo Vidal. Gary Medel, coincidió en su diagnóstico con sus compañeros de selección: "Una guerra necesita dos bandos y acá somos un solo pueblo que quiere igualdad.  No queremos más violencia. Necesitanos que las autoridades digan que van a cambiar para resolver los problemas sociales. Hablan de delitos y no de soluciones al problema de fondo". Alexis Sánchez dijo "aceptar" las protestas pero "de forma pacífica y sin destruir los bienes que todos necesitamos". 

Miedo a los robos

Al caer la noche, en las grandes ciudades no solo circula el malestar político bajo la forma del caceroleo o la escadamuza con uniformados. También se siente el miedo a ser robado o saqueado que ha llevado a grupos de vecinos a organizarse con bates de beisbol e incluso armas. Algunos analistas creen que son víctimas de un estado de paranoia estimulado por las imágenes televisivas o en las redes de los supermercados que han sido saqueados. La presidenta del Colegio de Periodistas, Margarita Pastene, habló de un "cerco informativo" que estimula el "estupor" y "potencia la percepción de un desorden social y la necesidad de volver al status quo, es decir, bloquea e impide ver el origen del conflicto, nublando la perspectiva".

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