Emergencia ecológica

Indígenas bolivianos redoblan su protesta contra los incendios forestales

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Abel Gilbert

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"Los indígenas seguiremos con nuestra lucha, es una demanda por nuestra Madre Tierra". La cacica Beatriz Tapanache llegó a la región de Santa Cruz a pocas horas del cierre de la campaña electoral boliviana. Ella se puso al frente de casi 200 representantes de las comunidades originarias afectadas por el incendio en la Chiquitania que ha devorado cuatro millones de hectáreas y 40 millones de árboles. La magnitud de las llamas que arrasaron los Llanos de Chiquitos, conocidos como la Chiquitania, y ubicados en Santa Cruz y la región amazónica del Beni, han calentado los comicios presidenciales del domingo.

La décima marcha de los pueblos indígenas comenzó el pasado 16 de septiembre en la localidad de San Ignacio de Velasco y llegó a la capital cruceña donde la oposición de derechas intenta capitalizar el fuerte descontento. Las palabras indignadas de la cacica han sonado como música celestial a oídos de los dirigentes de la zona más rica de Bolivia que sueñan con desplazar del poder al Movimiento al Socialismo (MAS). "Estoy preocupada porque no puede ser que nos dejen sin territorios a las generaciones que vienen. Eso no es justo. (Evo Morales) dice ser un gobernante indígena, sin embargo es un dictador", dijo. Beatriz, como la conocen, tiene 64 años y una década atrás simpatizaba abiertamente con el ex recolector de coca que, al asumir la presidencia en 2006, invocó la fuerza telúrica de la Pachamama (madre tierra).

Lo ocurrido en la Chiquitania es visto como un punto de inflexión en un país cuyo presidente no ha dejado de hacer fuertes defensas del medio ambiente en los foros internacionales. El fuego se tragó un territorio casi del tamaño de Suiza en agosto y setiembre. Las fuertes lluvias ayudaron a extingir las llamas después de 70 días pero a través de las imágenes satelitales y los centenares de testimonios de quienes combatieron el siniestro se pudo conocer la magnitud del desastre ecológico. El 52% de la tierra quemada es propiedad estatal. Unas 700.000 hectáreas pertenecen a reservas protegidas. Los ambientalistas aseguran que peligran 1.200 especies de animales, entre ellas 788 de aves, 242 de mamíferos, 140 de reptiles y 43 de anfibios. De acuerdo con las autoridades, casi 5000 familias fueron afectadas por los incendios y 10 municipios se encuentran en una situación de emergencia.

LA ACCIÓN DEL GOBIERNO

Parte de los castigados acompañaron por las rutas a la cacica. "¿Quién va a mantener a nuestros hermanos en los próximos seis meses?", se preguntaba uno de los los indígenas en medio de la procesión. Las comunidades responsabilizan al Gobierno y su matriz desarrolista por lo que ha ocurrido. Morales permitió que se extienda la explotación de soya y ganado. Las autoridades, en cambio, atribuyen el desastre a la sequía, los fuertes vientos y la deforestación ilegal.El viceministro de Defensa Civil de Bolivia, Oscar Cabrera, dijo el sábado que para la atención del siniestro y la recuperación del área se definió un Plan Nacional de Emergencia, con un presupuesto superior a los 31,6 millones de dólares.

Días atrás, Morales lanzó el "Plan Tajibo" que tendrá como objetivo la restauración de la flora y la fauna en la zona de la Chiquitania. "Tomaremos las medidas necesarias que nos permitan la recuperación del medio ambiente y el patrimonio ecológico de la Chiquitania. Estamos convencidos que la #MadreTierra estaría mejor sin el ser humano. Es nuestra obligación planificar el desarrollo preservando el medio ambiente".

La marcha reclama no obstante que Morales anule un decreto aprobado pocas semanas antes de que se desatara la catástrofe y que autoriza quemas controladas en bosques de Santa Cruz y el Beni. "No estamos de acuerdo con el cinismo del Gobierno nacional, ni con algunos decretos que han ocasionado desastres naturales en la Chiquitania, queremos que se respeten nuestras tierras y no vamos a dejar que haya más avasallamientos", señaló un dirigente.