ELECCIONES EN BOLIVIA

Evo Morales se juega la reelección en un clima de tensión

El presidente de Bolivia, Evo Morales, en el acto de cierre de campaña en El Alto (Bolivia).

El presidente de Bolivia, Evo Morales, en el acto de cierre de campaña en El Alto (Bolivia). / periodico

Abel Gilbert

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Bolivia ha cerrado su campaña para las presidenciales del domingo con una dosis de tensión e incógnitas. Si bien las encuestas favorecen a Evo Morales Evo Moralescon una ventaja de hasta 18 puntos respecto del historiador Carlos Mesa, resta saber si se impondrá en la primera vuelta. Para que eso suceda, el hombre que habita el Palacio Quemado desde 2006 necesitará el 50% más un voto, o el 40% y una diferencia de diez puntos de su inmediato rival.

De lo contrario, deberá pelear por su reelección el 15 de diciembre en un segundo turno que inexorablemente unirá a toda la oposición y polarizará aún más a una sociedad no exenta de divisiones y una violencia latente.

El Movimiento al Socialismo (MAS, en el poder) no deja de recordar todo lo que se pone en juego en las urnas en el que fue el país más pobre de Sudamérica, donde los presidentes eran derrocados o huían despavoridos en medio de asonadas e hiperinflaciones. Desde hace años se habla de Evonomics para aludir a la Bolivia que ha crecido a un 4,9% anual de promedio, con muy baja inflación y la segunda menor deuda externa de la región.

Voto indeciso

Para inclinar a los votantes indecisos a su favor, el partido de Gobierno no encontró mejor idea que sugerirles que se miren en los espejos de las crisis en Argentina Ecuador. "¿Quieres eso para Bolivia?", pregunta la publicidad oficial. "¿Quieren que vuelva el FMI con sus privatizaciones?", subrayó en ese mismo tono el actual jefe de Estado.

"Qué pena que un hombre que viene de los más humildes de la sociedad boliviana se haya alejado tanto, tanto volar en helicópteros (...) qué pena que haya roto vínculos con la base de la sociedad que lo eligió", dijo Mesa en una de sus últimas intervenciones.

Ambos tienen un historial de acuerdos frágiles y enfrentamientos que se remontan a 2005 cuando Mesa, entonces presidente interino y hoy candidato de Comunidad Ciudadana (centro), tuvo que dimitir en medio de movilizaciones campesinas que cercaron La Paz. 

El exsenador conservador Óscar Ortiz, que representa los intereses de la región agroindustrial de Santa Cruz, y el pastor evangelista de origen coreano y abierta simpatía por Jair Bolsonaro, Chi Hyun Chung, se repartirán los votos restantes de la oposición. Mesa espera reunirlos detrás suyo en un ballotage.

La sombra de Maduro

Ortíz no deja de vincular a Morales con Nicolás Maduro y por eso ha convocado a los cruceños a castigar al Evo en las urnas, pero hasta The Washington Post lo ha desmentido: "Bolivia no es Venezuela", reza la publicación. La principal diferencia no es del orden de la ideología sino de los resultados de una gestión iniciada en 2006 y que de inmediato estuvo marcada por las nacionalizaciones de los hidrocarburos, las comunicaciones y la electricidad. En estos 14 años, la pobreza pasó del 60% al 34% y la pobreza extrema del 38% al 15%.

La transformación se apuntaló no solo en el papel del Estado sino a través de la alianza de Morales con el mundo de los agronegocios de Santa Cruz, que en 2008 abandonó las aspiraciones autonómicas para transitar a regañadientes un camino de coexistencia con La Paz.  

El otro puntal de la 'Evonomics' tiene que ver con las políticas del Gobierno hacia los pequeños emprendedores que representan más de la mitad de la fuerza del trabajo y en buena parte funcionan en el mercado negro. Las ciudades se han transfigurado positivamente por el crecimiento.

Mientras Maduro incrementa los salarios un 375% para ser inmediatamente devorados por el costo de la vida, Luis Arce Catacora, el ministro de Economía desde los inicicios, rinde un enfático culto a una estabilidad macroeconómica que  considera "patrimonio del pueblo boliviano". La prueba de ese desvelo que suele atribuirse a la ortodoxia son las reservas internacionales que acumula el Banco Central, que representan casi el 20% del PIB.

El boliviano, la moneda de ese país, goza de una elogiada estabilidad. Quizá la política no pueda decir lo mismo. El Gobierno no descarta el domingo "perturbaciones" e incluso denuncia una que parte de la oposición quiere crear condiciones para una "convulsión social". Parte de las protestas, sin embargo, provienen de lo que ha sido su base social y están relacionadas con los efectos de los incendios que arrasaron cuatro millones de hectáreas. El enojo puede hacerse sentir en las urnas.