LARGO CAMINO A LA CASA BLANCA

Los ataques a Warren en el debate demócrata constatan su condición de favorita

Bernie Sanders, Joe Biden y Elizabeth Warren, durante el debate en Houston.

Bernie Sanders, Joe Biden y Elizabeth Warren, durante el debate en Houston. / periodico

Idoya Noain

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una de las señales más claras de que un candidato de primarias en Estados Unidos es favorito es que se convierte en diana principal de los ataques de los otros aspirantes del partido. Bajo ese prisma, el cuarto debate del Partido Demócrata, celebrado este martes en Ohio, constató indudablemente el ascenso de la senadora Elizabeth Warren hasta el primer lugar en las encuestas. La noche, no obstante, ha sido un recordatorio de que queda aún mucha batalla por delante, tanto en la lucha por el liderazgo progresista como en la definición de si es el camino más a la izquierda o el de centro el que toman finalmente los demócratas.

Este ha sido el primer debate que se celebraba tras la apertura de la investigación de ‘impeachment’ contra Donald Trump, con Warren primera en los sondeos por delante de Joe Biden y dos semanas después del ataque al corazón que sufrió Bernie Sanders. Y una de las mayores noticias de la noche ha llegado no desde el escenario donde se encontraban 12 candidatos, sino de fuera, cuando se ha confirmado que Sanders va a recibir el apoyo de Alexandria Ocasio-Cortez, la nueva joven congresista de Nueva York que es icono del giro más progresista en la formación y a la que Trump ha demonizado como emblema de la supuesta “radicalización” del partido.

Esa noticia (a la que se suma el respaldo de otras de las nuevas congresistas vilipendiadas por Trump, Ilhan Omar y Rashida Tlaib) es un espaldarazo importante para la candidatura de Sanders, que a los 78 años y tras el problema cardíaco había visto multiplicarse las dudas sobre la viabilidad de su candidatura, aunque en el escenario del debate se mostró enérgico y en perfecta forma, agudo en las respuestas y con sentido del humor. Es a la vez un revés para Warren, que tendrá que seguir luchando por el voto joven y más a la izquierda. La senadora, no obstante, ha querido restar importancia a la noticia y en unas declaraciones tras el debate ha dicho: “Cuando acaben estas primarias todos vamos a estar en el mismo lado”.

Warren, forzada a la defensa

Habla con la seguridad de quien domina las encuestas y, con ello, el protagonismo. Y en el debate ha sido ella esta vez quien ha tenido que estar más a la defensiva ante una lluvia de ataques, interrogantes y retos a sus planteamientos. El más fuerte es cómo piensa financiar su propuesta de aplicar una cobertura sanitaria universal y ha llegado a ser definida de “evasiva” (por Pete Buttitieg) por negarse a verbalizar si subirá impuestos (hasta cuatro veces en el debate). Más airosa ha salido de duelos que le han planteado rivales en cuestiones como su propuesta de tasar las grandes fortunas o de dividir las grandes tecnológicas a las que acusa de monopolio.

Entre quienes más la han retado han estado Buttigieg y Amy Klobuchar, dos de los candidatos moderados que han tenido actuaciones destacables en el debate. Ambos buscan y necesitan mantenerse vivos en la carrera y mostrarse como opciones para buscar el voto de centro e independiente que ahora más aglutina Biden, sobre cuya candidatura flotan las incertidumbres creadas por la campaña de desprestigio de Trump, precisamente la misma que ha llevado al presidente a enfrentar la posibilidad de un impeachment. El exvicepresidente, no obstante, de momento sigue en pie, y muy cerca de Warren según las encuestas, y no solo ha defendido su actuación y la de su hijo Hunter sino que se ha beneficiado de que los otros aspirantes vean a la senadora como favorita, saliendo de esa diana central de ataques en la que estuvo en los tres primeros debates.

'Impeachment', Siria, aborto...

El proceso en el Congreso contra Trump ha sido el tema que ha abierto el debate y también el que ha permitido mostrar más unidad a los candidatos demócratas, que han respaldado prácticamente con unanimidad el juicio político. Y totalmente unánime ha sido la condena por el abandono de los kurdos en Siria frente a la ofensiva de Turquía, aunque al profundizar en política exterior se han expuesto diferencias entre los candidatos.

Este martes se ha hablado también, por primera vez en estos debates en la profundidad que permite el formato, del derecho al aborto o la epidemia de adicción a los opioides, aunque se han dejado fuera temas como inmigración y cambio climático o infraestructuras y vivienda. Se han mostrado también posturas con diferencias en empleo, el reto de la automatización, las políticas comerciales o el control de armas.

Los moderadores han preguntado a Sanders por su salud y por primera vez les han planteado explícitamente la cuestión de la edad tanto a él como a Biden (76 años) y Warren (70), preguntando si no les hace demasiado mayores para la presidencia. Sanders ha respondido invitando a un mitin el sábado en Nueva York anunciando un invitado sorpresa (que luego se ha sabido que será Ocasio-Cortez); Biden ha contestado hablando de la "sabiduría" que da la veteranía y Warren ha apelado a su energía. “Trabajaré, organizaré y duraré más que nadie y eso incluye a Trump, (el vicepresidente) Mike Pence o quien sea con quien se vean atrapados los republicanos”.

Uno de los últimos interrogantes ha estado dedicado al pulso que viven los demócratas, especialmente desde la derrota de Hillary Clinton en 2016, entre la izquierda y el centro, entre cambios estructurales profundos o transformaciones graduales. Como era de esperar a favor de los primeros se ha mostrado Sanders, que ha reclamado “agallas”, y Warren, que ha apostado por “soñar a lo grande y pelear duro”. Mientras, Buttigieg ha asegurado que es “una falsa elección”. “No podemos volver a lo que antes era normal. Lo normal no funcionaba, en parte es por lo que estamos aquí”, ha dicho el milenial veterano de guerra y gay alcalde de South Bend (Indiana), que había pasado las tres horas anteriores cuestionando propuestas que considera “no realistas”.

La búsqueda del alma continúa. El próximo debate, el 20 de noviembre.