CRISIS EN ECUADOR

Moreno se niega a dimitir pese a la presión del movimiento indígena

Manifestantes protestan contra el presidente Lenin Moreno y sus políticas económicas durante una marcha en Quito.

Manifestantes protestan contra el presidente Lenin Moreno y sus políticas económicas durante una marcha en Quito. / periodico

Abel Gilbert

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Lenín Moreno ponía este miércoles a prueba su capacidad para enfrentar el principal riesgo político de su accidentada presidencia. El <strong>movimiento indígena</strong>, junto con los estudiantes y sectores del sindicalismo, ocuparon Quito, la capital ecuatoriana, y extendieron la protesta a otras regiones del país. Exigen que se anule el aumento del precio de los combustibles en más de un 100%. Las escenas de cortes de carreteras, tomas de instalaciones, barricadas, fogatas  y enfrentamientos entre policías y manifestantes, remiten a otras crisis que terminó con la interrupción institucional.

Moreno conoce la historia y cree poder incidir favorablemente sobre acontecimientos que son observados con pesimismo por la prensa. El presidente ha decretado el <strong>estado de excepción y un toque de queda parcial</strong> para neutralizar las acciones que se llevan a cabo contra el llamado paquetazo.paquetazo En una semana de conflicto social ha fallecido al menos una persona y han sido arrestadas 570, entre ellos el diputado correísta Yofre Poma.

Moreno, quien se fue a Guayaquil para estar a 500 kilómetros de distancia del principal foco de descontento, reiteró a la vez su intención de "tender la mano" a la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie). Sus dirigentes no se cerraron a un posible diálogo pero pusieron como condición que se dé marcha atrás de una medida llevada a cabo en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que contempla, además, una reforma laboral draconiana. De lo contrario, advirtieron, forzarán su programa de máxima: huelga general y dimisión de Moreno.

Respaldo militar

El jefe de Estado dijo a Teleamazonas que no piensa en abandonar sus funciones. Por el momento cuenta con el respaldo militar, del poder judicial y los medios de comunicación. A través de Twitter, Moreno le dijo a sus simpatizantes que "la paz no se negocia". También prometió retornar a Quito para no dar la imagen de un presidente que ha huido. En Guayaquil se han movilizado a su favor. 

El centro histórico capitalino, donde se levanta el Palacio de Carondelet, la sede del Ejecutivo, está ocupado por la Conaie y sus aliados. Miles de personas han marchado por esas calles coloniales al grito de "Fuera Lenín". El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Almagro, llamo a las partes a "resolver las diferencias por la vía pacífica". A la vez condenó "el saqueo y el vandalismo", pidió a la CONAIE que permita a Moreno finalizar su mandato y rechazó a "cualquier forma de interrupción de su Gobierno". El movimiento indígena lo tachó de "imperialista".

Repetir la historia

"Se acabó la zanganería", dijo Moreno días atrás cuando aseguró que finalizaron inexorablemente los días de subsidio público a los carburantes. Sus oponentes ahora hablan de la "revolución de los zánganos". El modo en que una palabra enunciada desde el poder político encuentra un significado diferente en las calles recuerda a lo que ocurrió en el 2005 con el coronel Lucio Gutiérrez. Al llegar al poder por el voto se enfrentó con su base electoral y la calificó de "forajida". Semanas más tarde el movimiento autodenominado de los "forajidos" le obligó a irse. En aquellas jornadas adquirió visibilidad un ignoto profesor de economía, Rafael Correa que, en su camino a la presidencia se alió con Moreno. Sus caminos se separaron en el 2017. Ahora, el mandatario califica a su exalbacea de un "golpista" que se ha conjurado junto con el venezolano Nicolás Maduro.

Desde Bélgica, Correa pidió la convocatoria a nuevos comicios: "Si hay elecciones me presentaría si fuera necesario". Aunque fue inhabilitado por los tribunales, donde enfrenta varias causas por presunta corrupción, ya se ha postulado como aspirante a una eventual vicepresidencia. Correa sabe no obstante que la disputa por ahora se lleva a cabo en la calle y quiere capitalizarla. "Que la gente siga defendiendo sus derechos con firmeza, pero en paz. Porque buscan cualquier excusa para la represión".

Inquietud regional

Los sucesos que sacuden Ecuador han encendido la alarma regional porque dan cuenta del crecimiento de la ola de inestabilidad política. En Perú, el presidente interino Martín Vizcarra cerró el Congreso y convocó a comicios legislativos no sin antes doblegar políticamente a sus adversarios fujimoristas. Su colega ecuatoriano Moreno no lo tiene tan fácil. Los analistas lo saben y se preguntan si vencerá como Vizcarra o le ocurrirá lo mismo que a Gonzalo Sánchez de Lozada, el presidente boliviano que tuvo que abandonar en el 2003 el poder en medio masivas y trágicas protestas contra el “gasolinazo”, como se llamó el intento de exportar gas a EEUU. De esa crisis, que dejó 80 muertos, surgió con fuerza la figura de Evo Morales.