La violencia en el país sudamericano

Colombia en vilo por el juicio a Álvaro Uribe

El exmandatario está acusado de fraude procesal y manipulación de testigos

Simpatizantes de Uribe a las puertas del Supremo.

Simpatizantes de Uribe a las puertas del Supremo. / periodico

Abel Gilbert

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La "hora cero" de Álvaro Uribe, dijo el diario El Espectador, frente a un hecho sin precedentes en la política de Colombia: el interrogatorio de un expresidente por parte del Tribunal Supremo en una causa colateral de los años de violencia. Uribe llegó muy temprano a la sede judicial. Antes de que traspasara sus puertas, su delfín, el actual mandatario Iván Duque, salió en su defensa y proclamó la "honorabilidad" del hombre que radicalizó el combate contra las FARC y está sospechado de presunta manipulación de testigos.

Uribe y su hermano estuvieron años atrás en el centro de un escándalo relacionado con los grupos paramilitares de ultraderecha. Para alejarlo de la tormenta se intentó que un grupo de personas declararan a su favor.  Pero las cosas no salieron como tenía pensado y ahora Uribe es sospechado de fraude procesal y soborno.

El giro de los acontecimientos tuvo lugar durante el primer Gobierno de Juan Manuel Santos. En 2012, Uribe denunció a Iván Cepeda de intentar relacionarlo con el paramilitarismo a partir de testimonios que el legislador de izquierda buscaba en las cárceles. Una de sus fuentes, que había trabajado en una finca del exjefe de Estado, lo había vinculado con la creación de un bloque armado de ultraderecha.

Conversaciones interceptadas

En lugar de investigar a Cepeda, el Tribunal Supremo tuvo la osadía de seguir las huellas de Uribe detrás de los exparamilitares que recibieron la oferta de retractarse de sus acusaciones. Los jueces acumularon miles de horas de grabaciones de conversaciones interceptadas que contienen, entre otras, las mantenidas entre Uribe y su defensor, así como charlas entre ese abogado y ex paramilitares.  "El  país está en vilo", dijo Radio Caracol.

El uribismo más radical ya avisó que no acepará ninguna decisión de la justicia que perjudique a su líder. "Que viva el sagrado Uribe", gritó una monja al verlo entrar en la sede del Supremo.  Duque trazó un panegírico de su protector político. "Ha trabajado como pocos" por el bienestar, dijo y aclaró que no "presionaba" a nadie. "Asesino", gritaron otros.