ASESINATO SIN RESOLVER

Un año tras el asesinato de Khashoggi: "Su voz es cada vez más fuerte"

Amigos, activistas y familiares del periodista saudí se han reunido delante del edificio donde murió para rendirle un homenaje y exigir responsabilidades

jamal khashoggi

jamal khashoggi / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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Hatice Cengiz, su prometida, debe de recordarlo a la perfección: esas paredes de hormigón color crema con alambre de espino en la parte superior; cámaras de seguridad por todos lados y apuntando en todas direcciones, la bandera verde coronando el edificio con letras blancas prometiendo que no hay más Dios que Dios y que su profeta es Mahoma; la puerta metálica con el escudo de dos sables entrecruzándose con una palmera arriba.

Fue hace justo este miércoles un año exacto que Cengiz vio por última vez al que tenía que ser su marido: Jamal Khashoggi, periodista saudí, colaborador del ‘The Washington Post’, asesinado en ese edificio -el consulado saudí en Estambul- por un grupo de 15 hombres enviados directamente desde Arabia Saudí con ese mismo propósito.

Cengiz, que acompañó a su prometido hasta la puerta del consulado, ha recordado hoy ese día entre sollozos: "Era el amor de mi vida, y aún lo es. Era y tenía que ser la guía de mi vida. Era una voz prominente de la libertad de expresión en el mundo y en Arabia Saudí. Y ahora que os veo aquí, queridos amigos, veo que lo que no consiguió en vida, lo ha conseguido tras su muerte. Hace un año estaba aquí, esperando a mi hombre. Ahora, sigo aquí: rota pero orgullosa de veros", ha dicho Cengiz en una ceremonia organizada frente al consulado saudí. Al acto han asistido, además de la prometida de Khashoggi, amigos del periodista, activistas, una premio Nobel de la Paz, el multimillonario Jeff Bezos (propietario del 'The Washington Post') y la investigadora principal del caso en Naciones UnidasAgnès Callamard.

"Pedimos justicia y ésta tiene que ser servida. Si no la conseguimos hoy, la conseguiremos mañana. La impunidad no es una opción. Nadie, ni Arabia Saudí, puede salirse con la suya tras un asesinato así", ha dicho Callamard, que en sus investigaciones acusa directamente a la cúspide del poder en Riad de estar detrás del asesinato de Khashoggi

Cortar un cuerpo caliente

Hace un añño todo pasó muy rápido: en tan solo 15 minutos. Khashoggi entró al consulado saudí a las 12.58 horas del 2 de octubre del 2018. Allí lo interceptó el comando enviado desde Arabia Saudí. Le torturaron y lo ahogaron. Según la investigación turca, quien supervisó la operación fue la mano derecha del príncipe saudí, Mohammed Bin Salmán.

Khashoggi murió a las 13.14 horasUn forense saudí cortó su cuerpo en pedazos y lo repartió en bolsas de basura. Alguien, no se sabe cómo, se deshizo del cadáver. Aquí se pierde la pista: el cuerpo sigue desaparecido.

Arabia Saudí tardó varias semanas en reconocer el asesinato. Una vez hecho, informó que los 15 ejecutores fueron detenidos y mandados a juicio. La mayoría de ellos, ahora, se enfrentan a la pena de muerte.

Pero este juicio, para muchos, es una farsa: "Al proceso judicial saudí le falta todo lo que necesita un proceso judicial para que sea justo. Es una broma. Nuestra responsabilidad es no quedarnos callados", ha dicho este miércoles el responsable de Amnistía Internacional en Turquía, Andrew Gardner.

Responsabilidades

Las investigaciones del asesinato -que han sido obstaculizadas por las autoridades saudís- apuntan, casi todas, a Bin Salmán como responsable último del asesinato de Khashoggi. Pero el príncipe heredero lo niega todo. Ha asegurado, en varias ocasiones, que el comando que viajó -con aviones privados propiedad del gobierno saudí- a Estambul para interceptar a Khashoggi actuó por su cuenta.

"Tenemos 20 millones de habitantes y tres millones de funcionarios. Pero pasó durante mi mandato. Tengo toda la responsabilidad, porque pasó durante mi mandato", dijo Bin Salmán en una entrevista publicada la semana pasada por la televisión pública estadounidense, CBS.

En Estambul, sin embargo, frente al consulado saudí, pocos le creen. "Al sellar el destino de Khashoggi, Bin Salmán selló el suyo propio", ha dicho el periodista David Hearst, amigo del reportero asesinado. "Khashoggi representaba el futuro. Era un luchador, un pensador, modesto, divertido, inteligente, vivo... Antes, su voz era enorme. Ahora, cada vez es más fuerte".