PROTESTA

Rapados al cero contra la corrupción en Corea del Sur

Políticos de la oposición se afeitan la cabeza en contra del nuevo ministro de Justicia

El líder de la oposición en Corea del Sur, Hwang Kyo-ahn, se afeita la cabeza frente a la residencia presidencial, este lunes.

El líder de la oposición en Corea del Sur, Hwang Kyo-ahn, se afeita la cabeza frente a la residencia presidencial, este lunes. / periodico

Adrián Foncillas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Apareció a la hora y lugar señalados con el semblante sombrío ante la muchedumbre, se acomodó en la silla y dejó que un ejecutor en negro riguroso finalizara su trabajo. Unas certeras pasadas con la maquinilla eléctrica y su melena yacía inerte sobre el suelo. "Esta es mi última advertencia al presidente Moon Jae-in: no sigas contra la voluntad del pueblo", clamó con el micrófono mientras el viento esparcía sus mechones.

Hwang Kyo-ahn, líder de la oposición en Corea del Sur, es uno de los políticos que estos días se están rasurando la cabeza para protestar por el nombramiento de un turbio ministro de Justicia. Las legisladoras Park In-sook Leen Un-ju ya se sometieron antes a la litúrgica ceremonia del afeitado que en Corea del Sur enfatiza la firmeza de las convicciones. Casi un millar de ciudadanos sacrificaron su cabello en una ceremonia multitudinaria dos años atrás contra el escudo antimisiles estadounidense que Seúl acababa de aprobar. Lo repitieron una decena de mujeres sobre un escenario el pasado año para protestar contra las masivas grabaciones clandestinas en baños y vestuarios públicos que nutren las webs pornográficas. Lo mismo da una reciente planta contaminante que la dictadura décadas atrás, no hay lucha sin cabezas rapadas en Corea del Sur.

Cho Kuk, ministro de Justicia desde esta semana, ocupa el centro de la última crisis política de un país que las colecciona. Existen razonables dudas de que su biografía tenga la pulcritud que recomienda el cargo. Un familiar fue detenido este fin de semana por los delitos de desfalco, fraude y destrucción de pruebas en la investigación sobre un fondo de inversiones financiado, entre otros, por Cho. Pero las sospechas de corrupción palidecen en Corea del Sur frente a cualquier trato de favor en su exigente sistema educativo. El nepotismo habría aceitado el ingreso de su hija a una exclusiva universidad y un colegio de medicina. La fiscalía también investiga a la esposa de Cho por manipular un galardón concedido a su hija en la universidad en la que ejerce de profesora. Son acusaciones muy serias en Corea del Sur. Del elefantiásico escándalo de corrupción que condujo a la cárcel a la anterior presidenta, Park Gun-hye, nada descompuso más a la sociedad que su cómplice hubiera empujado a su hija a la mejor universidad del país.

11 horas negando acusaciones

Son días ásperos para el prestigioso catedrático de Derecho. Fue elegido por su mentalidad reformista y de él se esperaba que embridara los excesos de los 'chaebol' o grandes conglomerados empresariales que se han repartido el poder económico y político durante décadas. Hoy está demasiado atareado en achicar agua. Cho empleó más de 11 horas en una conferencia el mes pasado para negar las acusaciones amontonadas. Su renuncia es exigida por la oposición en bloque, por los universitarios y por buena parte de la sociedad.

Al presidente Moon Jae-in, que ha hecho de la paz en la península su misión vital, los asuntos internos le están limando el apoyo popular. Su ambicioso programa social no ha estimulado la economía y el caso de Cho no le aupará en las encuestas. Moon ha insistido en que no cesará a un ministro por unas acusaciones que aún están siendo investigadas porque vulneraría la presunción de inocencia. Si muestra en su defensa la misma resolución que en el asunto norcoreano, es previsible que muchos legisladores de la oposición sigan pasando por el barbero.