COMICIOS EN ISRAEL

Árabes israelís: "Netanyahu nos considera una amenaza"

Votantes de la Lista Conjunta Árabe, en un mitin en Sakhnin el pasado domingo.

Votantes de la Lista Conjunta Árabe, en un mitin en Sakhnin el pasado domingo. / periodico

Ana Alba

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En la entrada del restaurante Fattoush, en Haifa, un cartel da la bienvenida a "todos los tamaños, colores, edades, sexos, culturas, religiones, creencias, gente". En su acogedora terraza es habitual encontrarse a artistas palestinos locales. Una buena parte de la clientela es árabe, pero también hay judíos y extranjeros.

Haifa, diseminada entre colinas bañadas por el mar, es la tercera ciudad de Israel, con 283.000 habitantes, según datos oficiales del 2018. El 14% son palestinos (árabes israelís), la mayoría cristianos. Los árabes de Israel son 1.890.000, un 21% de la población.

Israel presenta a Haifa como "modelo de coexistencia" entre judíos y árabes, pero más bien se trata de una existencia compartida. Las dos comunidades llevan vidas bastante separadas, aunque trabajen juntos en muchos lugares y estudien en las mismas universidades.

Estereotipos sobre los árabes

"Aún hay graves fenómenos racistas, ataques y un pensamiento estereotipado sobre los árabes entre la mayoría judía. Hay una brecha (entre comunidades)", afirma Ahmad Tibi, líder del Movimiento Árabe para el Cambio.

Esta formación integra la Lista Conjunta árabe, junto a Hadash, Balad y la Lista Árabe Unida. Las encuestas vaticinan que será la tercera fuerza más votada en las elecciones generales de mañana y obtendrá entre 10 y 12 escaños. Concurrieron juntos en los comicios del 2015 y obtuvieron muy buenos resultados. Se dividieron en dos bloques en los del pasado abril y perdieron muchos votos

Tibi culpa de esta "brecha" entre judíos y árabes "al Gobierno de derechas de (Binyamin) Netanyahu de los últimos años, a su incitación contra los diputados árabes y los árabes en general y a su intento de deslegitimizar nuestro derecho a voto".

Hace unos días, Facebook suspendió temporalmente un chatbot del primer ministro israelí que difundía este mensaje de campaña: "Los árabes nos quieren aniquilar a todos". El partido de Netanyahu, el Likud, aseguró que él no sabía nada.

Cámaras en colegios electorales

El miércoles pasado, el líder de la Lista Conjunta, Ayman Odeh, llamó a Netanyahu "psicópata sin líneas rojas" en la Kneset (Parlamento) durante la votación de un proyecto de ley, promovido por el Likud, para poner cámaras en los colegios electorales. 

La propuesta, aprobada por el Gobierno y rechazada en la Cámara, tenía como objetivo a las poblaciones árabes, aunque hablaba de legalizar la colocación de cámaras en general. En los comicios del pasado abril, más de mil interventores del Likud -partido de Netanyahu- acudieron con cámaras ocultas a centros electorales árabes para "evitar un fraude". La Lista Conjunta asegura que esto provocó una disminución de la participación de los árabes, que se situó en el 49%. 

Algunos palestinos no votan en las generales -sí en las municipales- "porque consideran que el Parlamento siempre va a legislar en nuestra contra", explica Hala Salem, de 50 años y nacida en Nazaret, en el norte de Israel. Ella, en cambio, considera que votar es vital porque "si tenemos más representantes en el Parlamento, podemos obtener más cambios y mejoras".

Abiertos a dar apoyo externo a Gantz

Los votantes árabes son 950.000 y representan un 17% del electorado. En 2015, Netanyahu llamó a la movilización durante la jornada electoral advirtiendo que los árabes estaban acudiendo "en masa" a las urnas. 

"Netanyahu tiene mucho miedo a los votantes árabes, antes como amenaza demográfica, ahora como amenaza electoral. No somos una amenaza, somos ciudadanos", señala Tibi.

Los partidos árabes rompieron un tabú cuando Odeh manifestó, días atrás, que no descartaba integrar una coalición de Gobierno. Ningún partido árabe ha formado parte del Ejecutivo israelí en los 71 años de historia del país, pero sí dieron apoyo externo al Gabinete de Yitzhak Rabin, a principios de los 90. 

Tibi se muestra abierto a repetir la experiencia con un Gobierno liderado por Benny Gantz, de la coalición de centro-derecha Azul y Blanco, con el fin de "echar a Netanyahu", pero siempre que se acepten sus condiciones. Incluso así, duda de que pueda materializarse "porque la situación general ahora es muy diferente, Rabin estaba abierto a negociar con los palestinos". 

Demandas de la Lista Conjunta

Las primeras demandas de la Lista Conjunta son un Estado palestino independiente en las fronteras de 1967, con Jerusalén este como capital y total igualdad para los ciudadanos árabes palestinos de Israel.

En este sentido, piden que se derogue la Ley Básica que define a Israel como el Estado-nación del pueblo judío. "Ser democrático y judío a la vez es un oxímoron. Si te defines como una democracia, afirmas que Ahmad (nombre árabe) y Moshe (nombre judío) son iguales. Pero definirte como un Estado judío étnico es decir que Moshe es superior a Ahmad. No podemos aceptarlo", recalca Tibi.

La oenegé Adalah, que aboga por los derechos de los palestinos israelís, asegura que hay muchas leyes que los discriminan. Salem se queja de que a la hora de buscar trabajo "el racismo es evidente, si ven un nombre árabe en un currículum, la mayoría de las veces, no te llaman".