candidatura sorpresa

El matemático que desafía a Macron

El diputado Cédric Villani reta a el partido del presidente, La République en Marche (LREM ), al presentarse como candidato disidente a la alcaldía de París

cedric villani alcaldía de parís

cedric villani alcaldía de parís / periodico

Eva Cantón

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El diputado Cédric Villani (45 años) entró en el 2017 en la Asamblea Nacional con su estética de dandi decimonónico, su broche de araña en la solapa y aureolado con la Medalla Fields 2010, una especie de Nobel de las matemáticas que recompensó su estudio de física estadística sobre el comportamiento del gas y el plasma cuando los electrones se separan de los núcleos.

Era la figura emblemática del “nuevo mundo” que Emmanuel Macron quería alumbrar tras llegar al Elíseo desatando un seísmo en el tablero político francés y  Villani se convirtió pronto en el responsable de la estrategia de Inteligencia Artificial del Gobierno. Pero el matemático que se unió a las filas de La Republique en Marcha (LREM) procedente del centrista MoDem y apoyó a la socialista Anne Hidalgo en 2014, rompe amarras.

Este miércoles anunció que se lanza a conquistar el Ayuntamiento de la capital en las elecciones de marzo del 2020, enfrentándose abiertamente a LREM, que descartó abrir un proceso de primarias y designó por unanimidad el pasado julio al ex portavoz gubernamental, Benjamin Griveaux, como su candidato oficial.

Falta de transparencia

Villani contestó desde el primer momento la falta de transparencia en el nombramiento de Griveaux y, tras un verano de rumorología terminó oficializando lo que era un secreto a voces rodeado de fieles entusiastas y turistas desavisados en el Café Gaité, una brasserie al pie de la torre Montparnasse.

“Quiero ser el primer alcalde verdaderamente ecologista de París”, dijo apuntándose a la moda verde que prolifera en los discursos del Hexágono desde la pujanza de los ecologistas en las recientes elecciones europeas.

“Juntos vamos a poner París en movimiento para convertirla en la metrópoli internacional de referencia de un desarrollo humano y armónico, para que los que decidan el futuro de la capital no sean los grupos de interés, los aparatos políticos o  las camarillas ideológicas”, añadió antes de darse un pequeño baño de masas en un barrio donde no cabía un alfiler.

Las municipales son una cita electoral clave para la formación del presidente -sin apenas implantación territorial- así que el movimiento de Villani, en el que muchos ven un remedo de lo que hizo el propio Macron cuando irrumpió como ‘outsider’ en la carrera hacia el Elíseo, le complica las cosas. El voto se divide y la principal beneficiada puede ser Hidalgo, que aspira a revalidar el cargo al que llegó en el 2014.

Guerra fratricida

Pero para impedir que trascienda la imagen de una guerra fratricida, LREM ha optado por la moderación y ni siquiera ha adoptado medidas disciplinarias contra Villani. El partido se ha limitado a lamentar su decisión y a recordarle que va en contra de las reglas del movimiento al que pertenece, cuyo único candidato es Griveaux. Este último, lo tiene difícil frente a la popularidad del investigador, asiduo de los platós de televisión y con una buena red de contactos entre antiguos colaboradores de peso de Macron.

Villani, antiguo director del prestigioso Instituto Henri Poincaré, ha suavizado los rasgos más excéntricos de una indumentaria que en su momento le valió el apodo de Lady Gaga de las matemáticas. Ha prescindido del gran lazo anudado a su camisa y reducido el tamaño del broche de la araña, consciente de que deberá convencer a un amplio electorado en unas elecciones indirectas que se juegan distrito a distrito.

Y a pesar de que habrá un duelo con Griveaux ha prometido una candidatura “amable” con la que no pretende “atacar sino unir”. Mientras en LREM le ven como el aguafiestas de la 'rentrée', Emmanuel Macron guarda un inquietante silencio. “Villani no es un matemático, es un calculador”, ha dicho de él un enemigo político.

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