UNA LACRA A COMBATIR

Cardenales y contusiones contra la violencia machista en Rusia

Miles de mujeres publican en las redes sociales fotografías de su rostro con heridas para protestar contra el maltrato en un país donde es una práctica generalizada

Una de las mujeres que participan en la campaña en Rusia.

Una de las mujeres que participan en la campaña en Rusia. / periodico

Marc Marginedas

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"Ia ne hotela umirat" (Yo no quería morir). Estas cuatro palabras en ruso recogen el eslogan de una exitosa campaña contra la violencia machista que está desarrollándose en Rusia, un  país en el que, a decir de las estadísticias oficiales, una de cada cinco mujeres admite haber sufrido episodios de golpes y maltrato físico a manos de sus cónyuges o parejas. Miles de chicas, madres o esposas rusas están difundiendo durante estos días en las redes sociales fotografías de sus rostros cubiertos con hematomas, heridas y cardenales, con el fin de denunciar la "terrible" situación al respecto, en palabras de una activista, y criticar la ausencia de una ley específica.

"Rusia necesita la ley (contra el maltrato en la familia). Por favor, si entiende esto ayúdenos a conseguirlo; pronúnciese públicamente en favor de una ley", ha escrito en su cuenta de Instagram Aleksándra Mitroshina, una de las impulsoras de la operación, junto a una fotografía en la que muestra varios cortes en el rostro. "Hace no mucho, murió una mujer corriente debido a la violencia en el hogar... La policía no hizo nada, liberaron al maltratador, la acechó en un tren y la mató ante los ojos de su hijo de ocho años", ha justificado en su cuenta de Instagram una de las participantes, de apellido Bogdanova, con un ojo amoratado en la cara. "En Rusia se defiende a la violencia, no a los muertos", constata Aliona Popova, otra de las artífices de la campaña.  

Las participantes en la campaña cuelgan sus fotografías bajo el 'hashtag' #ia ne hotela umirat A la vez, se les conmina a firmar una petición en Change.org que ha recabado ya más de 560.000 apoyos, exigiendo a los organos legislativos de Rusia que asuman de una vez por todas el problema del maltrato familiar, regulando por ley a más tardar en otoño situaciones graves que desde hace ya tiempo ya reconocen las legislaciones de la mayoría de países europeos, como una orden de alejamiento a un cónyuge violento.

"Dar a conocer el problema por cualquier medio"

"Es un problema tan grave que hay que darlo a conocer a todas horas, por cualquier medio; escribir de él, difundirlo por las redes sociales", explica a través del teléfono Natalia Radiévskaya, administradora de una comunidad de mujeres que sobrevivieron a la violencia machista. "No hay ninguna defensa legal; la policía no actúa; si un marido golpea a su esposa en su casa, es un asunto familiar; solo interviene si ello sucede en la calle", comenta. Radiévskaya recuerda con especial preocupación el caso reciente de una chica de San Petersburgo, sin profesión, golpeada por su marido y con un hijo: "No tenía a donde ir; llamamos a un centro de acogida y nos dijeron que solo tendrían plaza dentro de unos meses; en todo ese tiempo, esa mujer puede morir".  

Después de que hace poco más de dos años la Duma despenalizara algunos supuestos de violencia familiar, entre las críticas unánimes de las organizaciones de derechos del hombre, algunas parlamentarias, altas funcionarias e incluso dirigentes próximas al presidente Vladímir Putin han reculado y se han pronunciado a favor de que el legislativo ruso legisle acerca de la violencia machista. Tatyana Mosalkova, comisionada para los derechos humanos, ha apoyado la demanda, pese a que en su día respaldó rebajar el castigo a los abusadores.

Sin ley específica

También Valentina Matviyenko, presidenta del Consejo de la Federación y persona de confianza del líder del Kremlin, ha llegado a asegurar que los legisladores examinarían medidas legales para proteger a las mujeres abusadas.

No obstante, se observa una cierta cacofonía en la élite rusa, ya que el Ministerio de Justicia ha asegurado recientemente en un comunicado que aunque no exista una ley específica en el país, el Código Penal ya considera a las agresiones como delitos perseguibles judicialmente, independientemente del sexo de los criminales.              

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