TRAMA RUSA

Expectación en Washington ante el testimonio de Mueller en el Congreso

Robert Mueller

Robert Mueller / periodico

Idoya Noain

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Cuando en mayo apareció en público para hacer una declaración de nueve minutos sin preguntas sobre la conclusión de su investigación de dos años sobre la injerencia del Kremlin en las elecciones de Estados Unidos, la posible confabulación de la campaña de Donald Trump con los rusos y el potencial de que el presidente hubiera intentado obstruir la justicia para frenar esa investigación, el hombre que ha dirigido las pesquisas, el fiscal especial Robert Mueller, dejó claro que todo lo que tenía que decir estaba en su informe, que no quería testificar ante el Congreso y que, de hacerlo, no iría más allá de esas 448 páginas. Aun así, Mueller ha sido convocado a comparecer en la Cámara Baja y su testimonio este miércoles, primero ante el comité judicial y luego ante el de inteligencia, ha desatado expectación en Washington.

La comparecencia hace también que vuelvan a redoblar las campanas de dos temas habituales y contrapuestos: el “caza de brujas” con que Trump y los republicanos denostan todo el proceso y la posibilidad de iniciar un proceso de ‘impeachment’ que buscan algunos demócratas. Y, como desde que se inició la investigación, ha creado tensión política, que se ha exacerbado en las últimas horas.

El lunes el Departamento de Justicia envió una carta a Mueller recordándole que “debe mantenerse dentro de los límites” de la versión pública del informe, donde el 12% del contenido está clasificado. La misiva también incluye una afirmación, cuestionada, de que parte de su trabajo es confidencial por privilegio ejecutivo. Al frente de Justicia está William Barr, que durante semanas dio una síntesis del informe favorable a Trump que quedó en entredicho cuando se conoció todo el documento, 

El martes se anunció que el que fue fiscal especial ha solicitado y conseguido acudir acompañado por su principal asistente en las investigaciones, Aaron Zebley, que fue su jefe de gabinete cuando dirigió el FBI y le acompañó también al sector privado. Ese paso desató la furia de Trump, expresada en un tuit donde dijo que “no debería permitirse”, además de cuestionar la integridad política de Zebley.

Cinco horas

Todo eleva aún más la atención sobre una comparecencia que se calcula que se prolongará durante cerca de cinco horas y que, dado el compromiso de Mueller de ceñirse al documento, puede no dejar ninguna nueva revelación pero no deja de ser un importante ejercicio tanto para los demócratas, que controlan la Cámara Baja y presiden los comités, como para los republicanos.

El contenido del informe, salvo por el 12% clasificado, es público desde mayo. El primer volumen, destinado a centrar la sesión en el comité de inteligencia, detalló el esfuerzo “sistemático” de interferencia electoral de Rusia y aunque estableció contactos de la campaña de Trump con rusos y una disposición a beneficiarse de la injerencia determinó que no había pruebas suficientes para declarar que hubo confabulación. El segundo volumen, que se aventura será el eje de la sesión en el comité judicial, enumeró hasta 10 episodios de posible obstrucción a la justicia. Mueller decidió, siguiendo directrices de Justicia, no acusar al presidente, aunque tampoco lo exoneró. “Si hubiéramos tenido confianza en que el presidente no cometió un crimen lo habríamos dicho”, declaró en mayo Mueller, que aseguró que la imputación "no era una opción" y, como en el informe, dejó la puerta abierta a que el Congreso tomara el relevo. 

Los demócratas esperan dar renovada relevancia a esas y otras conclusiones y detalles y aprovechar la comparecencia de Mueller para subrayar las revelaciones del informe, que muchos no han leído completo, no ya solo entre la población general. Esta semana, en una asombrosa declaración en el Congreso, el actual director del FBI, Christopher Wray, reconoció que lo ha revisado pero no lo ha  leído entero.

Los republicanos, por su parte, pueden aprovechar la oportunidad para intentar subrayar la supuesta parcialidad política de la investigación y se espera que pregunten  a Mueller (un hombre de 75 años y republicano), por ejemplo, sobre dos agentes que cruzaron mensajes antiTrump (el fiscal especial les despidió cuando los mensajes salieron a la luz).