PROTESTAS EN LA EXCOLONIA

Una banda armada ataca a manifestantes en el metro de Hong Kong

Los agresores, vestidos de blanco y armados con palos y barras metálicas, causan heridas a 36 personas

Una banda armada ataca a manifestantes y causa 36 heridos en el metro de Hong Kong

Una banda armada ataca a manifestantes y causa 36 heridos en el metro de Hong Kong. / periodico

Adrián Foncillas

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“La violencia no soluciona ningún problema, la violencia solo alimenta más violencia”, ha aleccionado Carrie Lam, la jefa ejecutiva de Hong Kong, después de una de las noches más convulsas que se recuerdan en la isla. La casuística ya anticipaba los enfrentamientos entre jóvenes y policía en el centro de la ciudad. La novedad llegó a medianoche en Yuen Long, en el otro extremo de la excolonia, con hordas de prochinos atizando a los jóvenes. Al Gobierno hongkonés ya se le intuía desbordado e incapaz de embridar el conflicto que cumple ya su segundo mes sin necesidad de este nuevo e inquietante elemento en la ecuación.

La puesta en escena de la rueda de prensa sugería la gravedad del cuadro. Lam ha comparecido secundada por el jefe policial y los más altos cargos con semblante severo. Se le habían acumulado los capítulos violentos para condenar con la obligación de la equidistancia para evitar suspicacias en una sociedad fracturada. Ha aludido por igual al vandalismo sobre la Oficina de Relación con China y a los ataques indiscriminados a los jóvenes en Nuevos Territorios como expresiones violentas intolerables. El interés periodístico, sin embargo, la ha obligado a focalizar su atención en los segundos.

“Este comportamiento es irritante, no lo permitiremos ni toleraremos. Ya he ordenado a  los mandos policiales que no ahorren ningún esfuerzo en arrestar a los atacantes”, ha dicho. Los hongkoneses se acostaron anoche conmocionados tras ver en las redes sociales los vídeos de centenares de tipos con camisetas blancas y armados con palos persiguiendo, acorralando y golpeando a los jóvenes de camisetas negras que regresaban de la manifestación diurna. En las escaleras mecánicas, en los pasillos de la estación, en las calles.. las imágenes sugieren una razzia incontrolada que dejó 45 heridos.

Sin policía a la vista

Desde el bando prodemocrático se les etiqueta como miembros de las triadas y matones pagados por Pekín. La única certeza es que los facinerosos se excedieron sin policía a la vista y el Gobierno ha tenido que responder hoy por su tardía intervención. La explicación ofrecida es que los efectivos estaban atareados en esos momentos peleándose con el otro bando en el centro de la ciudad, ha recordado el jefe policial, Stephen Lo.

La primera pareja de agentes llegó a la estación minutos después de las alertas, ha continuado, y hubo de esperar refuerzos tras comprobar que la situación les desbordaba. “Nuestro personal es insuficiente porque, cada vez que hay una gran manifestación que puede provocar violentas confrontaciones, tenemos que desplegar a efectivos de varios distritos hacia el centro”, ha continuado Lo. No parece una razón inverosímil pero es seguro que no calmará a los jóvenes. Al Gobierno le sería fácil disipar las acusaciones de complicidad con una catarata de detenciones en las próximas horas porque muchos de los atacantes iban a cara descubierta y abundan las grabaciones.

Lam también reconoció que la moral de los agentes es baja. La policía hongkonesa, tradicionalmente señalada como la mejor de Asia, ha quedado atrapada sin remedio en el conflicto. Recibe críticas por pegar mucho y por pegar poco, por sus métodos brutales y por permitir el impune saqueo del Parlamento. Ayer fueron cercados en sus comisarías por masas de enfurecidos jóvenes y hoy han recibido la visita de cientos de ciudadanos para mostrarles su apoyo. No es difícil intuir la desquiciante presión a la que están sometidos.

La protesta del domingo siguió el patrón conocido. Una marea negra formada por cientos de miles de hongkoneses avanzó desde el Parque de Victoria y, después de varias horas de marcha pacífica, se dividió hacia los objetivos señalados. Fueron atacadas con huevos y tinta las fachadas de la comisaría de Wanchai y las de la Oficina de Relación con China. El emblema nacional que la remata quedó desfigurado. Esa impune humillación a los símbolos chinos, que en el interior acarrea una larga temporada entre barrotes, ha descompuesto a la prensa oficial. Los “desafíos a la autoridad del Gobierno central” y los “insultos a la nación china” no serán tolerados, han aclarado esta mañana. “Merecen una condena firme y los criminales deberán ser castigados de acuerdo a la ley”, sienta la agencia oficial Xinhua.