EFEMÉRIDE

El atentado contra la mutua judía en Buenos Aires sigue impune 25 años después

Personal de rescate trabaja tras el atentado contra la mutua judía en Buenos Aires el 18 de julio de 1994.

Personal de rescate trabaja tras el atentado contra la mutua judía en Buenos Aires el 18 de julio de 1994. / periodico

Abel Gilbert

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No todos los argentinos recuerdan qué hacían aquel día a las 9.53 de la mañana. Pero esa hora lleva el estigma del peor atentado antisemita perpetrado después de la Segunda Guerra Mundial. Aquel lunes voló en pedazos la sede de la mutual judía de la capital argentina (AMIA). Debajo de los escombros quedaron 85 personas. Un cuarto de siglo más tarde, y después de vaivenes judiciales, reacomodamientos internacionales y la muerte de un fiscal, Alberto Nisman, la sociedad tiene una sola certidumbre: el atentado terrorista se perpetró la mañana del 18 de julio de 1994. No existen pruebas fehacientes de casi nada. También está en duda la utilización de un coche bomba.

Cuando todavía no se habían retirado todos los cuerpos de las ruinas del edificio, el entonces juez Juan José Galeano acusó a los iranís. Llevó adelante una investigación plagada de pistas falsas, extorsiones y testimonios comprados. En 2008, un tribunal consideró en juicio oral que los policías imputados eran inocentes y que "políticos inescrupulosos" habían armado una trama ficticia. Llegaron a ser procesados el juez Galeano, los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, el exjefe de los espías del presidente Carlos Menem, Hugo Anzorreguy,y hasta el presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Rubén Beraja.

La 'caso AMIA' acumula desde sus inicios más de 400 expedientes y un sinfín de interrogantes que han sido prácticamente olvidados desde la también dudosa muerte de Nisman, el fiscal encargado de esclarecer el bombazo. Al hacerse cargo de las investigaciones, en el 2003, Nisman siguió la línea marcada por los Estados Unidos e Israel de acusar a Hezbollah de ejecutar el atentado y a Irán de ser el autor intelectual. Esa línea fue respaldada por las instituciones de la colectividad judía y un sector del aparato de inteligencia argentino que alimentaba de informaciones al fiscal.

Nisman desechó de plano la llamada pista siria. Un primo de Hafez El Assad y otras dos personas fueron detenidas después del atentado en un edificio céntrico de la ciudad de Buenos Aires que Menem utilizaba antes de llegar al poder en 1989. Pero el juez Galeano lo liberó de inmediato tras una reunión con el presidente. También se bloquearon otras hipótesis, entre ellas la que llevaba a Monzer Al Kassar, el traficante de armas que había obtenido la nacionalidad argentina. La embajada norteamericana disuadió a Nisman de apartarse del camino trazado. "Eso le da argumentos a los iranís", escribían en los cables diplomáticos publicados por Wikileaks.

La muerte de Nisman 

En el 2014, el Gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó un acuerdo con Irán con el fin de crear una Comisión de la Verdad para aclarar la responsabilidad de lo ocurrido el 14 de julio de 1994. El acuerdo fue aprobado por el Congreso argentino, pero Teherán nunca lo avaló y quedó en nada. Pocos días antes de morir con una bala en la sien, el 18 de enero de 2015, Nisman acusó a la presidenta y su ministro de Exteriores, Héctor Timerman, de diseñar un plan blindar a los iranís sospechosos. Aunque un juez, Daniel Rafectas, desestimó la denuncia del extinto fiscal, Fernández de Kirchner enfrenta un juicio que tiñe la campaña electoral con vistas a las presidenciales de octubre.

La figura de Nisman no admite unanimidades. El macrismo descarta que se haya suicidado. Lo ha convertido en mártir y no ha dejado de evocarlo en las vísperas de un nuevo aniversario del atentado. Aquellos que dudan de su pericia y probidad recuerdan el costado menos heroico del fiscal: llevaba una vida nocturna de playboy y tenía una cuenta y propiedades a nombre de la madre, engrosada con dinero de los llamados fondos buitres que litigaron contra Argentina en un tribunal neoyorquino mientras gobernaba el kircherismo y fueron compensados a partir de 2016.

Pocas horas después de los actos en los que la comunidad judía volverá a reclamar justicia, aterrizará en Buenos Aires Mike Pompeo. El secretario de Estado norteamericano y exjefe de la CIA recordará sentidamente el legado de Nisman. Pompeo será recibido por Mauricio Macri. Antes de su llegada, el presidente decidió declarar por decreto a Hezbollah como "grupo terrorista" y sumarse a la estrategia de Washington y Tel Aviv en Oriente Medio. Más allá de las declamaciones, la causa AMIA sigue en un punto muerto, atravesada por el encubrimiento.