Von der Leyen, nueva presidenta de la Comisión Europea

Ursula von der Leyen, candidata a presidir la Comisión Europea, durante un discurso en la Eurocámara.

Ursula von der Leyen, candidata a presidir la Comisión Europea, durante un discurso en la Eurocámara. / periodico

Silvia Martínez

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Úrsula von der Leyen será, a partir del 1 de noviembre, presidenta de la Comisión Europea en sustitución de Jean-Claude Juncker y la primera mujer en acceder al cargo más relevante de las instituciones europeas aunque lo hará con un respaldo muy ajustado: 383 votos a favor, 327 en contra, 22 abstenciones y un voto nulo, lo que significa tan solo 9 más de los 374 en que estaba fijada la mayoría absoluta.

Un apoyo que revela la gran fragmentación de la Eurocámara y el enfado con el acuerdo sobre el reparto de altos cargos cerrado por los líderes europeos el pasado 2 de julio, cuando su nombre apareció por sorpresa. “En democracia la mayoría es la mayoría. Hace dos semanas no tenía la mayoría porque no me conocían. Había mucho resentimiento respecto al proceso del spitzenkandidaten” así que “estoy extremadamente contenta de que después de 13 días hayamos conseguido formar una mayoría proeuropea. Es una buena base para empezar”, ha celebrado von der Leyen durante una breve conferencia de prensa tras un voto en urna y secreto.

La alemana, que se despedirá este miércoles del ministerio de defensa y sus tropas, ha echado mano de su credencial más europeísta, social, ecologista y feminista para frenar la sangría de votos y lograr un aval que se le había puesto cuesta arriba. El resultado, sin embargo, queda lejos del que obtuvo el luxemburgués hace cinco años cuando fue aprobado con 422 votos a favor. 

Incertidumbre hasta el final

Los liberales y los socialdemócratas han mantenido la incertidumbre hasta el último minuto aunque finalmente ambos bloques han avalado a la candidata designada por los jefes de estado y de gobierno de la UE y se han sumado al PPE. Entre los tres grupos, mayoritarios en la cámara, tienen 444 eurodiputados (de 747) lo que sugiere deserciones importantes. Entre aquellas delegaciones que no han seguido la consigna de voto del partido socialdemócrata están la alemana así como las de Holanda, Francia, Austria, Bélgica, Eslovenia, Grecia y parte de Bulgaria han votado en contra mientras los laboristas británicos lo han hecho a favor. 

También han anunciado su voto a favor el Movimiento 5 Estrellas italiano y los ultraconservadores polacos de Ley y Justicia, la delegación más numerosa de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), que han retirado su bloqueo pese al veto de la comisión de empleo de la Eurocámara a elegir a su ex primera ministra, Beata Szydlo, como presidenta. A la vista de la ajustada mayoría, algunas fuentes han alzado dudas sobre el respaldo polaco. Tanto los Verdes/Alianza Libre Europea, la Izquierda Unitaria como la ultraderecha de Identidad y Democracia, incluida la Liga Norte, han anunciado su voto en contra.

Mensaje y programa europeísta

La alemana era consciente de lo mucho que se jugaba y ha acudido al pleno con toda la artillería y su bagaje más europeísta. “Me sentí europea antes de tener conciencia de que era alemana y de baja Sajonia. Para mí solo hay un principio: unir Europa. Quien quiera que Europa se refuerce me tendrá como aliada y una luchadora apasionada pero quien quiera debilitarla, dividirla y rebajar sus valores se topará con su peor enemiga. Viva Europa”, proclamaba tras tomar la palabra.

En francés, inglés y alemán ha desgranado su visión de Europa y su programa de prioridades que incluye un nuevo pacto por el clima durante los primeros 100 cien días de su mandato porque “lo más urgente es mantener el planeta saludable”, con objetivos más ambiciosos para llegar a la neutralidad climática en 2050, y con un aumento de la reducción de emisiones de CO2 hasta el 50% o 55%  para 2030 porque el actual 40% es "insuficiente". También ha apostado por inversiones a gran escala y fondos para los países más rezagados, que necesiten apoyo para lograr una transición justa y la movilización de un billón de euros así como una tasa fronteriza al CO2 para que las empresas europeas no estén en desventaja frente a las de terceros países. 

Igualdad de género y coto a la violencia

La igualdad de género también juega un papel central en sus planes. Desde 1958, según ha explicado, ha habido 183 comisarios pero solo 35 han sido mujeres lo que representa menos del 20%. “Representamos la mitad de la población y queremos la parte que nos corresponde”, ha reclamado. Su intención es formar un colegio de comisarios paritario, con la mitad hombres y la mitad mujeres y, si los Estados miembros no proponen un número suficientes de comisarias "no dudaré en pedir nuevos nombres”, ha avisado. En este terreno ha anunciado su intención de proponer la inclusión de la violencia contra las mujeres como delito en el Tratado de la UE. “Si una de cada cinco mujeres ha sufrido violencia física o sexual en la UE y el 55% de las mujeres han sido acosadas sexualmente claramente no es un problema solo de las mujeres”, ha avisado.

En cuanto a la política migratoria, una de las grandes asignaturas pendientes de la UE, ha anunciado que promoverá un nuevo pacto migratorio. Ha reconocido que “en los últimos cinco años más de 17.000 personas se han ahogado en Mediterráneo”, que “nuestra obligación es salvar vidas” y que es necesario promover "corredores humanitarios". Pero de momento no ha planteado propuestas concretas más allá de su compromiso con el refuerzo de la agencia Frontex, la lucha contra la inmigración ilegal y la modernización del sistema de asilo. “Necesitamos una nueva manera de compartir la carga”, ha dicho.

Estado de derecho

En lo que no ha sido demasiado precisa es en el mecanismo para luchar contra los países que vulneran las reglas del Estado de derecho aunque ha avisado que “no puede haber ninguna concesión” en este terreno y que será firme. “Garantizaré que utilicemos todas las herramientas que tenemos a nivel europeo”, ha asegurado prometiendo también derecho de iniciativa a la Eurocámara, una convención sobre el futuro de Europa y la mejora del sistema de los cabezas de lista a presidir la Comisión Europea.

En materia económica, por último, ha prometido un salario mínimo que permita a los ciudadanos europeos “vivir dignamente” en los países que todavía no lo tienen y un mecanismo de seguro de paro para mejorar la protección de los trabajadores en los países cuyas economías sufran choques repentinos adversos. “No es la gente quien tiene que estar al servicio de la economía sino la economía al de la gente”, ha reivindicado en un claro guiño a los socialistas.