Emboscada

Disidentes de las FARC asesinan a cinco militares al sur de Colombia

FARC

FARC / periodico

Abel Gilbert

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Al menos cinco militares colombianos, un sargento y cuatro soldados, murieron el jueves en una emboscada que tuvo lugar en cercanías del municipio de Cumbitara, en el departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador, informaron fuentes castrenses. El secretario de Gobierno de Nariño, Mario Vitery, responsabilizó a una facción de las FARC que no se sumó a los acuerdos de paz firmados en 2016.

"Hemos tomado conocimiento de una acción violenta en Santa Rosa-Cumbitara contra el Ejército, que ocasionó la muerte de algunos soldados profesionales", reportó la Defensoría del Pueblo. Según el ministerio de Defensa hubo "un enfrentamiento armado" en inmediaciones del caserío de Santa Rosa, que forma parte de Cumbitara, pueblo situado en una zona montañosa del departamento del suroeste.

Distintos medios de prensa involucran a disidentes del frente 29 de la antigua guerrilla. En Nariño operan remanentes de lo que fue la principal insurgencia colombana, así como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y bandas de origen paramilitar dedicadas al narcotráfico y agrupadas en las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AUC).

La Dirección de Crimen Organizado de la Fiscalía calcula en más de tres mil a los disidentes de las FARC en todo el país. Se trata de grupos que por el momento no están articulados. 

La emboscada al Ejército coincide con la llegada al país de los embajadores del Consejo de Seguridad de la ONU para evaluar el estado en que se encuentra el proceso de paz con las FARC firmado en noviembre de 2016.

Pero además, la noticia se conoce cuando aparecen en el horizonte otras turbulencias derivadas de la finalización del conflicto armado. De un lado, la decisión de Iván Máquez, uno de los negociadores de los acuerdos de La Habana con el Gobierno de Juan Manuel Santos, de abandonar la la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el partido heredero de la guerrilla. Se desconoce por completo.

El otro episodio se relaciona con la fuga de Seuxis Paucis Hernandez-Solarte. Jesús Santrich, como se lo conoce públicamente, debía presentarse el pasado martes ante la Corte Suprema para declarar por los supuestos cargos de narcotráfico que le acusa Estados Unidos. Las autoridades judiciales pidieron su captura a Interpol y pusieron precio a su cabeza. La FARC se vio obligado a repudiarlo y afirmar su compromiso con los acuerdos que el mismo Santrich negoció. No dejó de recordar los incumplimientos por parte del Estado y la muerte de 134 guerrilleros desde que dejaron las armas. Los asesinatos en manos de paramilitares especialmente han contribuido al crecimiento de las facciones disidentes de la insurgencia.

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