VIOLENCIA MACHISTA

El juicio contra tres hermanas que mataron a su padre violador conmociona a Rusia

Acto de apoyo en Moscú a las tres hermanas Jachaturyan.

Acto de apoyo en Moscú a las tres hermanas Jachaturyan. / periodico

Marc Marginedas

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Mijaíl Jachaturyan tenía una campana que en cuanto la hacía sonar, obligaba a una de sus tres hijas, durante el día o incluso bien entrada la noche, a acudir ante su presencia para satisfacer sus deseos inmediatos, ya fuera traerle un vaso de agua, ya fuera cerrar una ventana próxima. Si el resultado de la tarea que les encomendaba no era de su agrado, podía llegar a rociarlas con aerosol irritante. Además, las golpeaba a diario, las violaba regularmente, e incluso en los útimos meses de vida les llegó a exigir practicar el sexo en grupo. Finalmente, un día de verano del 2018, KrestinaAngelina y Maria Jachaturyan asestaron 42 puñaladas a su padre mientras dormitaba en un sillón.

Tras reconocer los hechos ante la policía y denunciar al mismo tiempo los abusos de los que habían sido objeto durante años, las tres hermanas acaban de ser acusadas de homicidio premeditado por la fiscalía, y afrontan una posible pena de 20 años de prisión las dos mayores y 10 años la menor. Su caso ha levantado una gran polvareda en Rusia y ha vuelto a poner sobre el tapete la amplitud del problema de la violencia machista en uno de los pocos países que carecen de leyes específicas al respecto y cuyo Parlamento, en el 2017, descriminalizó y redujo las penas en algunos casos determinados. Una petición en internet para que sean retirados los cargos ya ha recabado 200.000 firmas.   

"No tenían ninguna otra elección", denuncia a EL PERIÓDICO Tmirlán Zhilov, que ejerció de abogado de las tres chicas durante la instrucción. "Ya no iban a la escuela, y la policía no actuaba, pese a que la madre, de la que Mijaíl se había separado, había denunciado lo sucedido en varias ocasiones en la comisaría", continúa. De hecho, el letrado cree que que el difunto había planeado durante años esclavizar a sus hijas, ya que la progenitora era una persona de nacionalidad moldava, cuyo estatus legal en Rusia rehusaba regularizar, lo que a la postre limitó enormemente sus posibilidades de recurrir a la justicia local para ayudar a sus hijas.

Movilización de los movimientos feministas

Los movimientos feministas y de lucha contra la violencia de género se han movilizado en cuanto se ha dado a conocer la severidad de las acusaciones y de las penas demandadas por la fiscalía. Piquetes se turnan a diario ante la sede del Comité de Investigación en apoyo de las tres chicas, al tiempo que se intenta organizar una gran manifestación de respaldo en Moscú para el próximo 27 de julio, entre graves amenazas.

Zhilov considera que el riguroso pliego de acusaciones se debe a que en Rusia, ya sean los jueces o los fiscales, "carecen de valentía" y no quieren "asumir la responsabilidad" de rebajar los castigos en este tipo de sucesos de violencia doméstica. No obstante, espera que la mediatización del caso favorezca que las tres chicas reciban "una pena leve". "En cualquier caso, deberán recibir tratamiento psicológico durante años", indica.

Según estimaciones del Ministerio del Interior ruso, alrededor de 600.000 mujeres son víctimas de abusos  cada año. Entre 6.000 y 14.000  mueren anualmente a manos de sus maridos o sus parejas. La comisionada rusa para los Derechos Humanos, Tatyana Mosalkovaha admitiido reientemente que fue un "error" la aprobación de la ley que rebajaba el castigo a los abusadores hace dos años. "Necesitamos aprobar una ley que combata los abusos familiares", ha declarado Mosalkova, quien en el pasado llegó a apoyar la descriminalización parcial del maltrato familiar.