ITALIA CONTRA LA INMIGRACIÓN

La capitana del Sea Watch, detenida tras atracar sin permiso en Lampedusa

Detenida la capitana del Sea Watch tras atracar sin permiso en Lampedusa

Detenida la capitana del Sea Watch tras atracar sin permiso en Lampedusa. / periodico

Rossend Domènech

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La capitana del barco de la oenegé Sea Watch, la alemana Carola Rackete, ha sido detenida tras atracar en la madrugada de este sábado en el puerto de la ciudad italiana de Lampedusa. El buque no había recibido permiso de las autoridades, pero la capitana ha decidido entrar invocando el estado de necesidad para desembarcar a los 43 inmigrantes y tras permanecer 17 días en el mar. Los votantes de la Liga liderada por Matteo Salvini, ministro de Interior, no se han andado con remilgos a la hora de recibir a Rackete en el puerto de Lampedusa dónde la han increpado con gritos de "vendida" o "espero que estos negros te violen". 

En la madrugada del sábado la capitana de la Sea Watch 3, Carola Rackete, de 31 años, con un aprendizaje en naves rompehielos, había decidido entrar sí o sí en el puerto de la isla de Lampedusa, desafiando las lanchas de la policía de fronteras y aduanas. “Un acto criminal, justicia ha sido hecha”, ha afirmado el titular de Interior en uno de sus innumerables tuits y post en Facebook.

La nave entró de popa para poder atracar en el muelle, mientras una lancha de la policía de aduanas intentaba impedírselo. Puede ser acusada de “violencia y resistencia a nave de guerra” y, paradójicamente, de “tentativa de naufragio”. Son acusaciones que pueden sonar como un pretexto legal después de 17 días de invocar razones humanitarias, leyes del mar y salvación de náufragos que los gobiernos de Italia siempre han firmado y que tienen más valor que las leyes nacionales.

Máxime en un país cuyo ministro de Interior ha causado baja en todas las reuniones para reformar al tratado europeo de Dublín que regula las migraciones, circunstacia que el comisario de la Unión Europea Dimitris Avramopoulos ha recordado diplomáticamente a Roma. “En toda Europa las migraciones son explotadas por populistas y nacionalistas que infunden miedo a los ciudadanos, pero no ofrece soluciones”, ha recriminado el griego.

También han descendido del barco los cinco parlamentarios ( Davide Faraone, Graziano Delrio, Matteo Orfini, Nicola Fratoianni y Riccardo Magi) pertenecientes al Partido Demócrata (PD), Izquierda Italiana (SI) y +Europa que habían embarcado este jueves en solidaridad con la capitana y la tripulación.

"No había otra opción"

Desde Sea Watch en Italia reconocen que “la comandante no tenía otra opción. Durante 36 horas había declarado el estado de necesidad que las autoridades italianas habían ignorado”, ha señalado la portavoz de la organización humanitaria en Italia, Giorigina Linardi. Mientras, los abogados de Sea Watch, Leonardo Marino y Alessandro Gamberini, han apuntado que “fue una elección desesperada”.

La capitana del buque de rescate señaló el pasado viernes que estaba “segura de que la justicia italiana reconocerá que la ley del mar y los derechos de las personas están por encima de la seguridad y el derecho de Italia a sus aguas territoriales”, y reconoció que no había recibido ninguna notificación sobre la apertura de una investigación por parte de la justicia italiana por ayudar a la inmigración clandestina. “Afrontaré todo con el apoyo de nuestros abogados. Ahora solo quiero que las personas puedan bajar a tierra”, señaló Rackete.

Larga odisea

Unas 36 horas antes, la capitana había informado a las autoridades italianas  “el estado de necesidad” en el que se encontraban los 43 inmigrantes que había rescatado el pasado 12 de junio, pero, a pesar de que una situación semejante está prevista en los códigos, la respuesta no llegó nunca. El jueves la policía de aduanas dijo a Rackete que “se está perfilando una solución”. Se trataba de cinco países de la UE dispuestos a hacerse cargo de los rescatados, confirmado por Exteriores, pero que no fue nunca operativa.

Hasta que a la 1.30 de la madrugada de ayer, desde la nave salió un tuit que empieza con un “¡basta!” en italiano y prosigue en inglés: “En este momento la Sea Watch 3 está entrando en el puerto de Lampedusa, hace almenos 60 horas que hemos declarado el estado de emergencia –medida prevista por el código marítimo— pero nadie nos ha escuchado ni ha asumido responsabilidades (...), queremos seguridad para 40 personas.”

Carola Rackete ha sido retenida durante siete horas en la comisaría de la localidad y la fiscalía de Agrigento (Sicilia) tiene ahora 48 horas para decidir su arresto, que podría alcanzar los 10 años de cárcel, aunque también existe la posibilidad de que la alemana sea expulsada del país. La nave será multada con 20.000 euros que, de no pagar, subirían a 50.000, y posiblemente será secuestrada.

“¡Que la hundan!”, había invocado Giorgia Meloni, líder de la extrema derecha de Hermanos de Italia (FdI). Luigi Patronaggio, fiscal de Agrigento, ha ilustrado que “las razones humanitarias no pueden justificar actos de inadmisible violencia en relación a quien, en uniforme, trabaja en el mar para la seguridad de todos”. Desde Osaka (Japón) para la reunión del G20 el primer ministro, Giuseppe Conte, lo resolvió afirmando que “las leyes deben cumplirse”. La Sea Watch será llevada por el momento a Licata, la ciudad en la que Andrea Camilleri ambienta las novelas.

El barco humanitario esperaba anclado cerca del puerto de Lampedusa autorización para desembarcar a los rescatados el pasado 12 de junio, mientras la situación a bordo se agravaba día a día. Rackete habló del mal estado físico y psicológico de los 40 migrantes que estaban a bordo después de que fueran evacuados por motivos médicos un joven aquejado de fuertes dolores abdominales, y su hermano de 11 años que le acompañaba.

El Gobierno italiano se negó a autorizar el desembarco de los rescatados mientras no obtuviera un acuerdo con otros países europeos para acogerlos. No obstante la maniobra de la capitana ha acelerado los hechos y finalmente fue detenida nada más poner pie en Lampedusa.

Durante el atraque de Sea Whatch en el muelle, además de los insultos citados, esperaban numerosas personas, que junto con el párroco y por solidaridad llevaban una semana durmiendo en las escaleras de la iglesia. Prorrumpieron en un aplauso y mientras la policía comunicaba a Rackete el secuestro, el arresto y las sanciones, en el exterior otros insultaban a los cinco parlamentarios que se encontraban en la nave, con frases como “os tienen que violar a las esposas”. “Gracias capitana”, gritaban los demás.

Salvini celebra la detención

Mientras, el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, ha celebrado la detención de la capitana del barco y la acusa de “comportamiento criminal” por haber puesto en peligro la vida de los agentes de la Guardia di Finanza durante su maniobra para atracar en el puerto de la isla italiana de Lampedusa.

Delrio, exministro de Infraestructuras y Transportes y exsubsecretario a la presidencia del Consejo de ministros, afirmó que ahora “las autoridades judiciales establecerán si la capitana ha cometido un delito”, pero defendió que “en caso de necesidad se pueden violar las leyes” y ella “era responsable de la seguridad de todas las personas a bordo y hay que respetar su decisión”.