GRAN MITIN EN ORLANDO (FLORIDA)

Trump lanza su campaña de reelección acusando a los demócratas de querer destruir EEUU

El presidente utiliza el mismo tono y la misma estrategia que le llevó a la Casa Blanca en el 2016

Trump inicia su campaña de reelección aferrado a su mensaje de 2016

Trump inicia su campaña de reelección aferrado a su mensaje de 2016. / periodico

Ricardo Mir de Francia

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Cuatro años y dos días después de irrumpir en la política estadounidense como un meteorito desbocado por el que nadie daba un céntimo, Donald Trump ha lanzado oficialmente su campaña de reelección para las presidenciales del 2020. Esta vez, no ha sido en Nueva York sino en Florida y, en lugar de comparecer ante un puñado de empleados, turistas y figurantes como los que le acompañaron en la presentación de su candidatura en 2015, el presidente ha sido recibido en Orlando por casi 20.000 entusiastas que han llenado hasta la bandera uno de los polideportivos de la ciudad. Lo que no ha cambiado es el discurso de estos últimos años. Trump ha cargado contra la prensa, los demócratas y la clase política, al tiempo que se presentaba como un hombre del pueblo perseguido por el sistema

Nada sugiere que el republicano pretenda moverse un centímetro del tono y los mensajes que tan buenos resultados le dieron en 2016. Habla para su electorado y nadie más. Ni siquiera variará apenas el eslogan de su campaña: de ‘Hagamos grande a América’ pasa a ‘Mantengamos América grande'. La principal diferencia es que Trump cuenta ahora con una campaña mucho mejor financiada y organizada que hace cuatro años, en gran medida por el apoyo del Comité Nacional Republicano. Y ya no le basta con poner del revés a los demás, sino que tendrá que defender también su gestión ante un país que mayoritariamente la desaprueba. “Hemos conseguido más que cualquier otro presidente en los primeros dos años y medio de mandato y bajo unas circunstancias con las que ningún otro ha tenido que lidiar”, dijo Trump antes de recrearse en los datos boyantes del empleo, la rebaja de impuestos o la masiva desregulación emprendida por su Gobierno. 

Como suele ser la norma, el capítulo dedicado a ensalzar sus políticas no fue más que un punto y aparte pasajero en un discurso más dedicado a ajustar cuentas que a vender propuestas de futuro. Trump dijo haber vivido “bajo asedio” desde que llegó a la Casa Blanca, perseguido por una trama rusa a la que volvió a referirse como un “timo”, y maltratado por una nebulosa de enemigos. “Realmente van a por vosotros”, le dijo al público. “Trataron de borrar vuestro voto y el legado de la campaña y las elecciones más grandiosas que probablemente haya vivido este país”. Por momentos, dio la sensación de que el tiempo se había detenido. Trump mencionó más a Hillary Clinton que a sus potenciales rivales demócratas para el 2020, a lo que el público respondió entusiasmado con el ya clásico “enciérrenla”

Lo que no quita que dedicara buena parte de la alocución a presentar a sus rivales con tintes apocalípticos, como si fueran una suerte de reencarnación del anticristo, la misma estrategia que utilizó en las legislativas del 2018. “A nuestros oponentes demócratas radicales les mueve el odio, los prejuicios y la ira. Quieren destruiros y quieren destruir a nuestro país tal y como lo conocemos”, dijo tratando de motivar a sus bases. También les acusó de querer hundir la democracia e imponer el socialismo. 

De los 23 candidatos que aspiran a arrebatarle la Casa Blanca, solo dedicó unas palabras a los dos hombres que comandan las encuestas: el ex vicepresidente, Joe Biden, al que volvió a llamar “Soporífero Joe”, y el senador Bernie Sanders, al que se refirió como “el loco Sanders”. Más tarde el senador le respondió con una réplica en la que definió su discurso como “una hora y media de mentirastergiversaciones y absolutas tonterías”. 

Trump se presentó nuevamente como el gran regenerador de la política estadounidense. Dijo haber “drenado el pantano de corrupción” de Washington, rompiendo supuestamente el vínculo entre los intereses especiales y la clase política, cuando su Administración ha contratado a más de 350 lobistas al servicio de las grandes industrias del país, según ‘The Washington Post’. Enarboló sus políticas inmigratorias, el pulso comercial con China o la mano dura hacia Venezuela y Cuba, un asunto que resuena especialmente entre el electorado hispano de Florida, uno de los estados donde se deciden las elecciones. 

De cara al futuro, no anunció ninguna novedad en su programa, aunque este mismo lunes dijo en las redes sociales que pretende deportar en breve a “millones” de inmigrantes indocumentados, una aspiración que muchos han cuestionado por las limitaciones que enfrentan las agencias del ramo debido a la crisis que se vive en la frontera. 

Aunque el mitin del martes sirvió para oficializar la campaña de reelección, Trump ha estado en campaña desde que llegó a la Casa Blanca. De hecho, envió formalmente la documentación para concurrir a un segundo mandato el mismo día de su investidura en 2016. No hay duda de que los mítines le aportan el calor y la paz que no encuentra en Washington. En las encuestas, sigue teniendo la desaprobación de la mayoría del electorado, pero ahora ya nadie se atreve a reírse de sus opciones. De hecho, son muchos los expertos que creen que ganará la reelección a menos que el panorama económico cambie substancialmente o los demócratas encuentren un candidato capaz de levantar pasiones, algo que no se atisba hoy.