CRISIS EN ALEMANIA

Dimite la líder de los socialdemócratas alemanes tras la debacle europea

La renuncia total de Andrea Nahles pone aún más en entredicho el gobierno de Gran Coalición con la canciller Angela Merkel

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Carles Planas Bou

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Los desastres electorales han vuelto a cobrarse la cabeza más preciada de los socialdemócratas alemanes. Una semana después de cosechar el <strong>peor resultado de la historia del SPD</strong> en las elecciones europeas, su presidenta, Andrea Nahles, ha anunciado este domingo que dimite de todos sus cargos. La renuncia de la también líder parlamentaria del partido deja un vacío y escenifica una grave crisis interna que puede hacer tambalear los fundamentos del gobierno de Berlín.

Nahles dura así tan solo 13 meses al frente de un partido acechado desde hace años por una <strong>profunda depresión</strong>. Su anterior cargo, Martin Schulz, duró 11 meses. La primera mujer en tomar las riendas de la socialdemocracia alemana no ha podido aguantar las duras críticas tras el doble batacazo del domingo pasado. Por un lado, el SPD obtuvo únicamente un 15,8% de los votos en los comicios europeos mientras que en los regionales de Bremen, uno de sus feudos, fueron superados por los conservadores de la CDU por primera vez en más de 70 años.

El paso atrás de Nahles deja muchos interrogantes. ¿Qué pasará ahora con la Gran Coalición? A pesar de que esa renuncia abre un período de reflexión que puede volver a cuestionar el gobierno, los <strong>democristianos </strong>de la canciller Angela Merkel siguen abogando por mantener “por responsabilidad” el ejecutivo que formaron apenas hace un año y nueve meses. Durante la tarde del domingo la dirección de ambos partidos se reunirán por separado para analizar una situación que puede complicarse.

Crisis perpetua

Dentro de las filas socialdemócratas las cosas no están tan claras. Ya el pasado domingo relevantes miembros de la formación pidieron una renovación completa y fijaron en septiembre del 2021 la fecha de caducidad de la alianza de gobierno. La renuncia de Nahles puede precipitar todo eso y más teniendo en cuenta que en otoño se celebran tres importantes elecciones regionales en Brandeburgo, Sajonia y Turingia, al este del país.

Y es que la Gran Coalición ha supuesto una profunda herida para el SPD. En el 2005 el partido accedió a gobernar con Merkel como excepción, pero desde entonces esa fórmula se ha repetido en tres ocasiones, desgastando a unos socialdemócratas que se han hundido más de 20 puntos en las encuestas mientras la canciller ha sabido capitalizar algunas victorias y esquivar tal debacle. “La elogian por medidas que el SPD ha impulsado”, lamentaba el vicepresidente socialdemócrata, Ralf Stegner. Nahles ha sido una de las más férreas defensoras de esa alianza con los conservadores.

A pesar de esta enésima crisis, la prensa alemana señalaba la semana pasada que nada parecía apuntar a un cambio en el liderazgo del SPD. No porque Nahles no fuese criticada por su gestión, sino porque ninguno de los pesos pesados del partido parecía querer postularse para ocupar un cargo que parece maldito. Ahora deberán decidir en un congreso cuales son los siguientes pasos para intentar sacar al partido socialdemócrata más antiguo del continente de una crisis perpetua que, cada vez, más le señala el camino a la irrelevancia política. Su exlíder, Sigmar Gabriel, parece tener claro lo que más necesita el partido: “Desintoxicación”.