FRONTERA SUR

Varios condados del sur de EEUU se rebelan contra la reubicación de migrantes

Solicitantes de asilo en la localidad de Las Cruces, Nuevo México.

Solicitantes de asilo en la localidad de Las Cruces, Nuevo México. / periodico

Marina Sardiña / Agencias

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Dos condados más de Nuevo México se suman a la oposición de aceptar inmigrantes en una creciente rebelión contra las autoridades federales que buscan enviar a familias procedentes de Centroamérica a las comunidades rurales del sur de Estados Unidos. El número récord de personas que llegan solicitando asilo ha saturado los centros de detención y refugios fronterizos, lo que ha obligado a las autoridades de inmigración estadounidenses a transportar a los migrantes y refugiados a las ciudades cercanas e incluso a volar a California

Localidades controladas por demócratas como Las Cruces, en Nuevo México, ha recibido a más de 6.000 inmigrantes desde el 12 de abril. La ciudad de Deming -situada a 56 kilómetros al norte de la frontera- cuenta con 14.183 habitantes y recibe entre 300 500 personas cada día, según el administrador de la ciudad, Aaron Sera. La localidad ha declarado una situación de emergencia "con la esperanza presionar para recibir la asistencia del Gobierno federal". 

Búsqueda de fondos

La gobernadora de Nuevo México, la demócrata Michelle Lujan Grisham, ha rechazado las afirmaciones del presidente, Donald Trump, de que hay una crisis de seguridad en la frontera y ha abogado por una respuesta humanitaria. Las agresivas y endurecidas políticas de la Administración de Trump no están disuadiendo la llegada de migrantes por la frontera sur de EEUU. Tan solo en febrero, 76.000 personas cruzaron irregularmente al país en busca de mejores condiciones de vida. Trump utilizó el problema de la inmigración ilegar como pieza central de su campaña del 2016, denominando de "invasión" la llegada de refugiados y migrantes, y reivindica la construcción de un muro en la frontera y una política de mano dura.

Grisham se encuentra ahora en Washington buscando fondos federales para reembolsar los gastos de las ciudades que brindan apoyo a los demantantes de refugio. "Es nuestro deber como estado, en la ausencia de una estrategia y responsabilidad por parte del Gobierno central, dar cabida y facilitar las necesidades de estos solicitantes de asilo, así como a las comunidades locales donde están siendo reubicados", ha escrito Grishman en una carta a los legisladores republicanos, que han criticado su enfoque a la presión migratoria.

Rechazo al asilo de los migrantes

Sin embargo, otros condados de Nuevo México dicen que no quieren refugiar a los migrantes y sus autoridades afirman que el enfoque de la gobernadora puede empeorar la crisis fronteriza. El condado de Sierra, con una población de 11.116 residentes -y una tasa de pobreza del 21%- y controlado por los republicanos, ha aprobado este martes una resolución en contra de la reubicación de migrantes en sus comunidades. "Tenemos que cuidar de nuestros veteranos, nuestros ancianos, nuestros residentes, ante todo", ha sentenciado el administrador del condado, Bruce Swingle.

Al este, el condado de Lincoln, también bajo control republicano, ha aprobado otra resolución que sostiene que no está preparado para destinar dólares de los contribuyentes a viviendas para "inmigrantes ilegales", según el administrador Tom Stewart. "Mientras continuemos ampliando los beneficios de los ciudadanos a extranjeros indocumentados, los flujos continuarán", ha sentenciado Stewart. 

Las medidas siguen a una resolución similar adoptada el pasado 2 de mayo por el vecino condado de Otero. El presidente de la Comisión del Condado, Couy Griffin, sostuvo que refugiar a los inmigrantes envia un mensaje equivocado a otros refugiados centroamericanos que piensan abandonar sus hogares y que agudizarán la crisis fronteriza. "Si empiezas a alimentar a las palomas en el estacionamiento, muy pronto tendrás todas las palomas de la ciudad", ha comparado Griffin.

La caótica situación fronteriza está afectando trágicamente a los propios migrantes y refugiados, especialmente a los menores. El miércoles, el Departamento de Salud y Servicios Humanos, que supervisa a los niños migrantes no acompañados, ha dicho que una niña -de 10 años- procedente de El Salvador murió bajo su custodia en septiembre, lo que eleva a seis el número de niños que han muertoseishan muerto durante los últimos ocho meses estando bajo la custodia de EEUU o tras su liberación.