ORIENTE PRÓXIMO

El último feudo de Al Qaeda en Siria

Asad desata la ofensiva contra la provincia de Idleb, donde resiste el yihadismo

La gente observa a miembros de la Defensa Civil siria buscar entre los escombros de un edificio derrumbado tras una explosión en la ciudad de Jisr al Shughur, en el oeste de la provincia siria de Idlib, bajo control de Hayat Tahrir al Sham.

La gente observa a miembros de la Defensa Civil siria buscar entre los escombros de un edificio derrumbado tras una explosión en la ciudad de Jisr al Shughur, en el oeste de la provincia siria de Idlib, bajo control de Hayat Tahrir al Sham. / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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Sham dice ser una buena musulmana, de esas que nunca ha contradicho, tanto en sus palabras como en sus actos, las normas y preceptos que Dios entregó a la humanidad a través del profeta, Mahoma, y las escrituras sagradas. Sham, siria, nacida en la ciudad de Latakia, sigue una rama ultraconservadora del islam: viste con niqab —vestido que solo deja que se muestren los ojos de la mujer—, no mira a los hombres extraños cuando habla y, por supuesto, tampoco les da la mano. Es licenciada en 'sharia', la ley islámica.

Pero Sham, según algunos, no es una buena musulmana, o al menos no lo suficiente, porque mientras vivía en Idleb, ayudaba a los infieles. Quienes le acusan son miembros de Hayat Tahrir al Sham (HTS), lo que hasta el 2017 se conocía como Jabhat Al Nusra, la versión local de Al Qaeda en Siria.

"Cuando HTS conquistó Idleb, la situación empeoró muchísimo. Empezaron a reprimir a todos los que no fuesen sus seguidores. A mi me quitaron mi trabajo, solamente por no estar de acuerdo con ellos en muchas cosas, y me mandaron a sus tribunales islámicos muchas veces", explica Sham. No obstante, ella pudo solucionar la situación porque tenía una buena reputación en Idleb y pudo demostrar que es una buena musulmana, una de verdad. Dice que la gente de Hayat Tahrir al Sham son unos radicales y piensan que todos los demás son unos infieles.

Conquistas

Desde que empezó la guerra civil en el 2011, Siria ha tenido muchos conflictos armados: el que ha enfrentado a los rebeldes con el presidente Bashar al Asad, Rusia y las milicias proiranís,  el Estado Islámico (EI) contra Asad, el EI contra las milicias kurdas, las milicias kurdas contra los rebeldes, Turquía contra las milicias kurdas, Israel contra Asad, Asad contra los civiles y, por último, una lucha interna entre los rebeldes.

Y es aquí donde Hayat Tahrir al Sham ha prosperado. Creada en el 2011 por Abu Mohammed al Jolani, HTS empezó siendo un grupo opositor más, mucho más extremista que los otros. Después de años de presencia en Siria, en enero del 2019 se hizo con el control de toda la provincia rebelde de Idleb, la última controlada por la oposición a Asad. Se la arrebató, después de meses de combates, a las otras milicias rebeldes, más moderadas.

Con la reciente  derrota del Estado Islámico, el mundo celebró el fin del califato territorial en Siria. Uno murió, pero otro, el de HTS, aún sobrevive. "Están locos. En sus filas hay gente que es buena, pero los dirigentes están completamente locos. Destruyeron todas las infraestructuras que teníamos en Idleb antes de que la conquistaran para poner las suyas, purgaron a todos y colocaron a su gente. Y el único motivo que dieron era que los de el Ejército Libre Sirio [el principal grupo opositor] son unos kuffar", dice Sham. Kuffar es el plural de kafir, adjetivo que describe a una persona que "niega la verdad", la existencia de Dios y que Mahoma es su profeta. Sham, hace un par de meses, escapó de ellos y ahora vive en Turquía.

Operación militar

El control territorial de la provincia genera conflictividad. Hasta ahora, la región estaba dentro de un alto el fuego firmado por Rusia y Turquía, que limitó los bombardeos diarios que, hasta hace un año, Asad y Putin lanzaban sobre Idleb.

Pero el acuerdo deja de lado a HTS, considerada terrorista por todos. Tras asegurarse Idleb, el alto el fuego se ha convertido en papel mojado. El Ejército de Asad está bombardeando de nuvo la provincia, con su aliado ruso. Los bombardeos han vuelto.  —. Será indudablemente una carnicería. Aunque pase lo que pase en Idleb, la oposición ya ha perdido. Asad ha ganado ya la guerra. Los rebeldes no pueden hacer nada", vaticina el experto en el conflicto sirio Julien Barnes-Dacey.

En la actualidad, en Idleb, hay unos 3,5 millones de personas, de los que, según las estimaciones, la mitad son refugiados de otras zonas de guerra que han llegado allí huyendo de las campañas militares de Asad. En una semana, seún la ONU, han muerto decenas de personas y otras 150.000 han huido. El único camino posible es el que lleva al norte, a Turquía, que ya acoje a 3,6 millones de refugiados sirios.

Erdogan, temeroso de una nueva ola en sus fronteras, negocia a la desesperada con Putin para pararla. Pero esto, según Barnes-Dacey, es pan para hoy y hambre para mañana: "Al final, el objetivo de Asad es claro: tomar el control territorial de todo el país".