POLÉMICA RELIGIOSA
La cristiana condenada a muerte por blasfemia y después absuelta abandona Pakistán
Asia Bibi fue condenada en el 2010 después de que sus vecinos aseguraran que hizo comentarios denigrantes sobre el islam
Asia Bibi, la mujer cristiana que pasó ocho años en el corredor de la muerte y fue absuelta en octubre del 2018 de la condena a pena de muerte por blasfemia, ha abandonado Pakistán, según ha contado al diario local Dawn un responsable del ministerio de Asuntos Exteriores paquistaní. La abogada de Bibi, Saif ul Mulook, ha explicado que no ha podido hablar directamente con su cliente, pero que según sus propias fuentes "Bibi estaría en Canadá, donde sus hijas huyeron hace varios meses".
"Asia Bibi ha salido del país. Es una persona libre y viaja por voluntad propia", ha asegurado el responsable del ministerio de Exteriores paquistaní, que no ha querido concretar a qué país se ha dirigido la mujer. Asia Bibi quedó absuelta de la condena por blasfemia por decisión del Tribunal Supremo de Pakistán el 31 de octubre del 2018, tras haber pasado ocho años en el corredor de la muerte. Su absolución provocó protestas de grupos políticos y religiosos.
División
La pesadilla de Bibi, procedente de Punjab y que ahora tiene unos 50 años, comenzó en el 2009 durante una disputa mientras trabajaba en el campo. Invocando razones religiosas, dos mujeres musulmanas se negaron a compartir un vaso de agua con ella por ser cristiana. Se desató entonces una fuerte discusión y días más tarde las mujeres dijeron al imán local que Bibi había "insultado" al profeta del islam, algo que la cristiana siempre ha negado.
Los religiosos informaron a la policía, que abrieron una investigación. Bibi fue arrestada y procesada en virtud al artículo 295c del Código Penal paquistaní, que establece la pena de muerte por blasfemia. En el 2010 fue condenada a la horca. Su caso generó gran malestar entre los cristianos de todo el mundo y fue una fuente de división en Pakistán, donde dos políticos que mostraron su apoyo a Bibi fueron asesinados, uno de ellos el gobernador de Punyab, Salman Tasir, muerto por su propio guardaespaldas. El asesino de Tasir fue condenado a muerte y ahorcado en el 2016, provocando la furia entre los extremistas más radicales que exigían el ahorcamiento de Bibi.
Miedo permanente
Durante su largo encarcelamiento, la familia de la cristiana recibió amenazas y se vio obligada a huir de su hogar. Su esposo, Ashiq Masih, tuvo que refugiarse en un barrio de clase trabajadora de Lahore, donde vivía con las hijas más pequeñas de la pareja, Esha y Ehsam. "Papá me dijo que no saliera, que la situación era muy mala", lamentó una de sus hijas en el 2016.
El caso de Bibi, que permaneció aislada en la prisión de mujeres de Multan, en el centro del país, debido a la preocupación por su seguridad, ha conmovido a varios líderes y papas occidentales como Benedicto XVI y Francisco. Tras su absolución Bibi confesó no creer que fuera libre y agregó "soñé tantas veces que los muros de la prisión caerían".
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