REGRESIÓN PARA LAS MUJERES

EEUU descafeína una resolución de la ONU sobre violación como arma de guerra

La administración Trump, en cruzada contra el aborto, obliga a retirar referencias sobre el acceso de las víctimas a la salud reproductiva

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Idoya Noain

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La cruzada global de fuerzas políticas conservadoras contra el aborto no tiene límites, ni siquiera algo condenado de forma prácticamente universal como el uso de la violación y otras formas de violencia sexual como arma de guerra. La ola regresiva se ha hecho evidente este martes en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde la presión y las amenazas de Estados Unidos, uno de los cinco países con derecho a veto, han obligado a descafeinar una resolución para eliminar cualquier referencia al acceso de víctimas a la “salud sexual y reproductiva”.

La resolución ha sido aprobada con 13 votos a favor y las abstenciones de Rusia y China, que junto a EEUU también habían obligado en las negociaciones previas del documento a suprimir lenguaje referido a la potencial formación de un nuevo órgano dentro de la ONU para monitorizar y documentar la violencia sexual en conflicto. Y el texto final se queda corto para las aspiraciones con que lo presentó Alemania, que preside este mes el Consejo, y otros países que lo han apoyado.

“No va tan lejos como nos habría gustado”, ha dicho el embajador francés, François Delattre, que sin mencionar directamente a EEUU se ha mostrado “extremadamente sorprendido” por la necesidad de retirar las menciones a acceso a salud reproductiva y sexual. Y también se ha sentido “preocupado” porque se haya usado la amenaza de veto. Aunque haya hablado diplomáticamente la referencia a Washington es evidente.

"Muy débil"

Pramilla Patten, la representante especial de la ONU sobre violencia sexual en conflicto, ya había definido el borrador de resolución como “muy débil” por haber eliminado la referencia a la creación de un mecanismo que habría tenido entre sus capacidades imponer sanciones. Y el lunes, en unas declaraciones a 'The Guardian', que dio la exclusiva sobre las presiones de EEUU que se han acabado imponiendo, también dijo que “sería una enorme contradición que estés hablando de un enfoque centrado en las víctimas y no tengas lenguaje sobre servicios de salud sexual y reproductiva, que es lo más vital”.

La contradicción se ha expuesto y ha dejado en evidencia el claro giro regresivo en la política sobre salud reproductiva que emana desde la Casa Blanca desde la llegada de Donald Trump y su vicepresidente, el ultraconservador religioso Mike Pence, que se alinea también con su creciente aislamiento en instituciones o pactos globales.

Y este mismo martes por la mañana, el Departamento de Estado de Mike Pompeo enviaba a su embajada en Berlín y a su misión ante la ONU un cable confidencial, al que ha tenido acceso 'Foreign Policy', en el que se instaba a comunicar la amenaza de veto y se criticaba a Alemania por ignorar las “líneas rojas” que había marcado Washington: el nuevo mecanismo, las referencias al Tribunal Penal Internacional y las menciones a “salud sexual y reproductiva”. “No podemos aceptar referencias explícitas o implícitas”, dice el cable, porque “no apoyamos o promovemos el aborto”.