DERECHOS DE LAS MUJERES

Condenada a un año de cárcel por quitarse el velo obligatorio en Irán

La iraní VIda Movahed ondeó su hiyab al aire en público en enero del 2018 y ahora espera un indulto

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Andrea López-Tomàs

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Subida a una caja de electricidad en pleno centro de Teherán. Con el pelo descubierto y un palo en la mano a modo de bandera. El viento ondeaba su velo blanco, prenda obligatoria para todas las mujeres iranís desde la Revolución Islámica de 1979. La imagen de Vida Movahed dio la vuelta al mundo en enero del año pasado, mientras clérigos y ayatolás ponían el grito en el cielo al ver como se plantaba la primera semilla de un movimiento que ya no tiene freno. Ahora Mohaved se enfrenta a una pena de un año en la cárcel por sentir el viento en el pelo. 

En realidad, su condena es por "alentar a las personas a cometer actos de corrupción mediante la eliminación del hiyab", según recoge la sentencia definitiva emitida el pasado marzo y ha explicado su abogado Payam Derafshan. La acción de Movahed captó todas las miradas en la calle, que rápidamente la compartieron por redes sociales iniciando actos de rebeldía en todo el país y con ella nacieron las Chicas de la calle de la Revolución (#دختران_خیابان_انقلاب, el hashtag en persa compartido en Twitter). 

Movahed fue detenida por primera vez en enero del 2018 después de su protesta en la calle Englehab que paradójicamente significa revoluciónrevolución, pero gracias a la presión de las iranís, fue liberada tiempo después. A finales de octubre del año pasado, volvió a la misma plaza con varios globos de colores y, debido a que la gente se congregó a su alrededor y el tráfico fue interrumpido, la joven de 33 años fue arrestada de nuevo, según el informe policial. 

"Debido a las consecuencias negativas que ha tenido este acto para ella y para su hijo de dos años, [Movahed] acepta que esta forma de expresar su opinión no ha sido correcta", ha explicado el letrado que la representa argumentando su compromiso de no reincidir, pese a haber llevado a cabo dos acciones similares de protesta. La iraní recibió el indulto del líder supremo de Irán, Alí Jamenei, el pasado 3 de abril cuando perdonó a cientos de presos en el aniversario de la elección de Mahoma como profeta. Pero aún no se ha ejecutado la aplicación del indulto y Movahed sigue en prisión. 

Torturas y restricciones

El régimen teocrático de la república de Irán ha sido denunciado repetidas veces por oenegés internacionales por su escaso respeto a los derechos de las mujeres. Tras la Revolución Islámica de 1979 que hizo caer a la monarquía del Sha Pahlavi cercana a Estados Unidos, el país pasó a manos de los ayatolás, líderes de la secta chií de la religión islámica. Las mujeres jugaron un papel importante durante las manifestaciones previas a la instauración del nuevo régimen pero, una vez Jomeini y la cúpula religiosa tomó el poder, se empezó a retroceder en materia de derechos humanos. 

En 1979, los ayatolás impusieron primero el velo obligatorio a las funcionarias y después, a partir de 1983, la imposición se extendió a todas las mujeres, locales, turistas, musulmanas o no. En un país donde religión, tradición y política conviven entre límites difusos, romper con las costumbres religiosas impuestas por ley es una acción que se castiga con torturas y restricciones de libertad. Disfrutar de un partido de fútbol en un estadio acompañadas de compañeros del sexo opuesto o publicar vídeos bailando desvelada en las redes sociales como solía hacer la adolescente Hossein Ronaghi, son algunas de las acciones que a las mujeres iranís no se les permite hacer en libertad. 

Revolución

"Si no puedo bailar, no es mi revolución". El reclamo feminista de la anarquista Emma Goldman a principios del siglo pasado tiene su eco en las calles de Irán aunque más concretamente, en los perfiles de Twitter o Instagram de las iranís. Es en el espacio virtual donde las mujeres han encontrado su lugar para protestar contra las leyes abusivas y crear una comunidad con perspectiva internacional, a través de hashtags como #WhiteWednesdays (los miércoles blancos) que animan a las mujeres a desvelarse en público ondeando un hiyab blanco como sinónimo de paz. 

Desgraciadamente los castigos judiciales se suceden en el país persa incluso sobre las premiadas defensoras de derechos humanos. La abogada Nasrin Sotoudeh ha sido condenada a 38 años de cárcel y 148 latigazos 38 años de cárcel148 latigazospor defender a estas mujeres que protestan contra la obligatoriedad del velo. "Las mujeres pueden llegar a ser acusadas por incitación a la prostitución y acabar con una sentencia de prisión de 10 años", explicó Sotoudeh en una entrevista con EL PERIÓDICO en marzo del 2018.