La firmeza de Macron con el 'brexit'

El presidente francés asume el rol de 'duro' en el culebrón del 'brexit' para tratar de sacar rédito político en casa

Emmanuel Macron durante la última cumbre europea.

Emmanuel Macron durante la última cumbre europea. / periodico

Eva Cantón

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Puede que haya sorprendido la dureza de Emmanuel Macron en la reciente cumbre europea al resitirse a una prórroga larga a Theresa May para evitar un 'brexit' desordenado, pero la postura del presidente francés no es nueva. Antes de que los británicos optaran por romper el vínculo con la Unión Europea en el referéndum del 23 de junio del 2016 ya les advirtió: "O se está dentro o se está fuera. El Consejo Europeo tendrá que lanzar un ultimátum a los británicos sobre sus intenciones".

Macron era entonces ministro de Economía de François Hollande y al otro lado del Canal de la Mancha debieron recordar esas palabras cuando llegó al Elíseo un año más tarde. La victoria de un europeísta convencido que no se cansaba de hablar del 'brexit' como un "error" y prometía firmeza en las negociaciones sobre la salida del club era una mala noticia para Londres.

Meses más tarde, Francia encontraba en el esperpéntico caos que domina el proceso de salida la munición suficiente para amenazar a los británicos con un portazo y responsabilizarles en exclusiva de un no acuerdo. Esa estrategia recuerda a otra. La que usó Charles de Gaulle en 1963 y 1967 para vetar la entrada del Reino Unido en Europa porque veía incompatible el carácter insular con la construcción europea.

Macron resucitó a su manera la vieja rivalidad franco-británica porque cree que mostrarse inflexible le da puntos en su país, agitado por la crisis de los 'chalecos amarillos' y a mes y medio de unas elecciones al Parlamento Europeo que en Francia se ven como un referéndum sobre su mandato.

Los populismos euroescépticos

Para el inquilino del Elíseo, el lío del 'brexit' es un buen ejemplo del riesgo político y económico que entraña una victoria de los populismos euroescépticos ante los que él se erige como estandarte del progresismo europeísta.

Ese es el eje de su campaña que, a falta de presentar un programa, defiende la necesidad de un "renacimiento" europeo. El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, según relata ‘Le Monde’, le reprochó a Macron haber querido arreglar en Bruselas sus problemas domésticos.

Pero además de la fiebre gaullista, ha desconcertado su empeño en desmarcarse de la cancillera alemana, Angela Merkel -mucho más conciliadora- al reclamar casi en solitario una prórroga corta para Theresa May con el repetido argumento de no alterar el trabajo de las instituciones comunitarias e impedir que Londres sabotee desde dentro el proyecto europeo.

Reparto de papeles

¿Significa eso que Macron y Merkel se reparten los papeles y el primero hace de ‘poli malo’ y la segunda de ‘poli buena’? Puede ser. Pero en el Elíseo no entran al trapo.

"No es una cuestión de ser simpático o no.  Se trata de que no podemos poner en peligro a la Unión Europea", decía este martes un consejero del presidente. Lo que muchos analistas sostienen es que el 'brexit' le da a Macron una nueva oportunidad para imponerse en la escena europea, donde las grandes ambiciones reformistas que expuso en el 2017 durante su famoso discurso de la Sorbona están en dique seco.

Al salir del Consejo el miércoles, el presidente asumió sin complejos su postura de firmeza subrayando que no habría sido lógico dar más tiempo a Londres si se quiere respetar el voto británico a favor de la salida de la UE. No pudo evitar usar el término "barroco" para ilustrar la participación de los británicos en las elecciones  europeas del 26 de mayo mientras se ponen de acuerdo en cómo abandonar el club.