VIOLENCIA EN BRASIL

Un músico negro muere acribillado a tiros por soldados en Río de Janeiro

El gobernador se desentiende del crimen ante el aumento de la permisividad con la violencia policial tras la llegada de Bolsonaro al poder

Uno de los hijos de Osvaldo se desespera tras el asesinato de su padre en Río de Janeiro.

Uno de los hijos de Osvaldo se desespera tras el asesinato de su padre en Río de Janeiro. / periodico

Abel Gilbert

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Diluviaba este martes en Río de Janeiro y la lluvia se mezclaba de nuevo con las lágrimas de los perdedores de siempre. Esta vez les tocaba llorar a los familiares de Evaldo dos Santos Rosa. En la noche del domingo viajaba con su familia por la zona norte de Río de Janeiro. Venían de una fiesta infantil. Cantaban y bromeaban sin advertir el peligro. Cuando el automóvil se internó en el barrio de Guadalupe recibió 80 balas. En el cuerpo de Dos Santos Rosa, músico vocacional y agente de seguridad, se incrustaron decenas. Tenía 51 años. Su esposa, su suegro y sus dos hijos salieron ilesos.

Luciana Oliveira, la viuda, tuvo que gritar muy fuerte para que las autoridades arrestaran a 10 soldados involucrados en la muerte de su esposo. Pero antes de que la justicia tomara cartas en el asunto, los responsables del asesinato creyeron estar blindados por la impunidad que les ha prometido el gobernador carioca Wilson Witzel. “Ellos se rieron. Los llamé asesinos y volvieron a burlarse”, dijo Oliveira. 

Cuando se conoció la noticia, el Comando Militar de la Zona Este dijo que los uniformados habían reaccionado contra “una agresión procedente de criminales a bordo del vehículo”. La hipótesis era tan escandalosa que pronto fue desechada. De un lado, había sido refutada por los testigos de la embestida militar. Por otra parte, la víctima no tenía armas. Witzel, quien compite con el presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro en el elogio de la represión estatal indiscriminada, se desentendió igualmente del tema. “No soy juez de la causa. No estaba en el lugar. No me corresponde hacer juicio de valor y ni mucho menos tejer cualquier crítica acerca de los hechos. Yo confío en las instituciones”.

Incremento de la mortaldad

Witzel comenzó su gestión sin la presencia militar en la “ciudad maravillosa” después de 10 meses de intervención con el propósito no cumplido de reducir la violencia urbana, especialmente en los lugares donde las facciones del narcotráfico se disputan el territorio. Unas 6.000 personas promedio pierden la vida cada año. Pero durante la intervención castrense murieron un 33,6 % más con relación al mismo periodo del 2017. Desde que Witzel maneja los asuntos de Río de Janeiro han sido abatidas 305 personas, un 17,6% más respecto al mismo periodo de 2018. Días atrás, el gobernador reconoció que la policía recurre a francotiradores para disparar a distancia a sospechosos armados. 

La muerte de Evaldo dos Santos Rosa tiene además el componente del racismo encubierto. De acuerdo con Amnistía Internacional, el 77% de los jóvenes asesinados en Brasil son afrobrasileños y en su gran mayoría viven en los barrios marginales que se conocen como favelas. El 67% de los parados pertenecen a esa franja de la sociedad expuesta siempre a la sospecha. Una reciente encuesta conjunta de Oxfam Brasil y Datafolha da cuenta de que para el 81% de la población de ese país, el color de la piel es un factor determinante del abordaje policial. El racismo ha encontrado más permisibilidad con Bolsonaro. Fernanda Vicentina da Silva lo pudo comprobar en carne propia. Intentó tomarse un café en el McDonald's de un barrio de clase media-alta de São Paulo. El guardia de seguridad, negro como ella, no la dejó pasar. Le dijo: “Aquí todos son blancos”.