APAGONES EN VENEZUELA

Maduro raciona el servicio eléctrico durante un mes

Abel Gilbert

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En medio de las protestas nocturnas por la falta de una luz que no termina de quedarse en las casas, Nicolás Maduro se aferró a la energía disponible para explicarles a los venezolanos que podían encender un televisor o una radio que "estamos en una situación grave". Aquellos que pudieron verlo comprobaron la inquietud en el rostro del presidente cuya autoridad desconocen Estados Unidos y otros 50 países. Maduro habló de racionamiento. 

"He aprobado un plan de 30 días para ir a un régimen de administración de carga, de equilibrio en el proceso de generación, de transmisión segura y de servicio y consumo a lo largo y ancho del país", dijo. "Sufrimos un ataque brutal que está siendo investigado por su capacidad de daño" dijo y volvió a señalar al líder parlamentario Juan Guaidó. "Ese es el plan de la oposición golpista que quiere generar violencia y caos".

Según Maduro, el primer ataque contra la represa del Guri el <strong>7 </strong>de <strong>marzo</strong>, cuando empezó una secuencia de <strong>apagones nacionales</strong>, fue "electromagnético". En el segundo intervinieron "infiltrados dentro del servicio eléctrico" que funcionan como "topos". Las autoridades, aseguró, están detrás de ellos. El último sabotaje tuvo las mismas características que el primero en momentos que se estaba estabilizando el sistema.

Para Maduro "estos son golpes de una guerra eléctrica para volver loco al pueblo". Mientras el presidente hablaba, en distintas partes de Caracas se registraban incidentes entre vecinos e integrantes de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) entre vecinos y Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Uno de los choques tuvo lugar en Cotiza, escenario en enero de un fallido intento de levantamiento militar.

Sin luz ni agua

La oposición insiste en señalar que los problemas estructurales de la represa vienen de tiempo y que la hipótesis del atentado es insostenible. Lo cierto es que como parte del ajuste energético, el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, ha anunciado el establecimiento de una jornada laboral reducida, hasta las 2 de la tarde en instituciones públicas y privadas, junto con la suspensión de las clases por los "daños de consideración" que sufre el sistema eléctrico del país. Rodríguez ha señalado que el Ejecutivo está trabajando con "toda su fuerza" junto a los trabajadores de la empresa eléctrica Corpoelec para estabilizar el sistema. 

Los apagones han provocado trambién un problema de abastecimiento de agua potable, uno de los detonantes más profundos del malestar social. En el oeste de la capital venezolana, un territorio considerado bastión del chavismo, se escuchó un grito colectivo que debió encender las alarmas de las autoridades: "No quiero cisterna, quiero agua de chorro". 

Se perdió la razón

Rafael Ramírez, el ex presidente de la petrolera estatal PDVSA durante los años de Hugo Chávez, aseguró que "el país ha perdido la razón" y se ha instalado "el caos y la disfuncionalidad como algo normal en la sociedad". Maduristas y opositores son a su criterio responsables de "esta absurda situación al convertir la política en un ejercicio de irracionalidad". No obstante, Ramírez, que se ha distanciado de Maduro en el 2014, consideró que "el mayor peso de esta responsabilidad recae sobre el Gobierno y las instituciones del Estado". Lo que sucede, añadió en ese sentido, "no es producto de un accidente o una situación circunstancial". Venezuela vive"una etapa oscurantista, atrasada, en su dinámica política y social, preparándose para aceptar cualquier desenlace cruento, irracional y absurdo".