EL HUNDIMIENTO DE UN PAÍS RICO

La depresión de los argentinos

Un niño se entretiene con él móvil de su madre a las puertas de su casa de Termas de Río Hondo.

Un niño se entretiene con él móvil de su madre a las puertas de su casa de Termas de Río Hondo. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Ramón no puede ser más encantador. Menudo, vivaracho, culto, argentino. Ha cogido tres autobuses ("no me llega para medio taxi”, confiesa), para acercarse al hall del Aeroparque Jorge Newbery y abrazar a su sobrino Carlos, que viene de España camino de Termas de Río Hondo.

Ramón haría lo que fuese por abrazar a un familiar. Divorciado de la tía de Carlos, vive modestamente, con una pensión de 200 euros al mes, congelada desde hace muchos años,  tras trabajar toda su vida. Sabe que su sobrino le trae las delicias de España, que no son más que cuatro latas de berberechos, su pasión.

Hace tiempo que Ramón no se acerca al centro de Buenos Aires con su nueva compañera, Esther, tras separarse de su primera esposa española. “No nos da ni para un café en el centro del precioso Buenos Aires, ya no le cuento comernos un asado. Eso quedó para los pretéritos. Hace mucho tiempo que empezamos la colección de renuncias”, se lamenta.

Declive

Hoy acaban de anunciar en Argentina el último índice de pobreza del INDEC, que es del 32,2% y alcanza a 12.950.000 argentinos, pese a ser uno de los países más ricos del planeta en todo tipo de recursos. En efecto, Argentina tiene de todo y mucho, pero sus administradores lo han convertido en uno de los países más necesitados y pobres del mundo.

El presidente (y riquísimo) Mauricio Macri se ha escondido en el día de hoy. Como cuenta Ramón "ha dejado que dos de sus ministros saquen pecho por él y se lleven las balas". Y, sí, ahí están, ante la televisión del hall, en el popularísimo canal El Nueve, Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social, y su colega Dante Sica, ministro de Producción.

"En Caracas no hay nada en las estanterías de los comercios; aquí, hay productos, pero no tenemos pesos para poder comprarlos"

Ramón

— Un administrativo de banca jubilado

"Estamos acá porque el INDEC acaba de publicar la cifra de pobreza. La pobreza duele y hoy es un día triste como lo fue ayer, como fue hace un año. La pobreza está en la Argentina hace muchos años. Es una realidad que vivimos todos los días. Trabajamos todos los días para revertir esta situación", rompió el hielo Stanley. Y Ramón acaricia la bolsa que Carlos le acaba de dar con sus latas de berberechos, pura delicia. Y, sí, auténtico lujo para él en este cruce del verano al otoño.

Ramón vive con resignación, pero muy dolorido. "Sé que lo que voy a decir ahora puede parecer una barbaridad, pero hay mucha gente acá que piensa que cada vez estamos más cerca de Venezuela. No hay mucha diferencia, digo, entre que las estanterías de los comercios estén vacías, como ocurre en Caracas y otras ciudades de Venezuela, o que estén llenas como aquí, pero tú no tengas dinero para poder comprar nada, únicamente lo imprescindible”.

La pensión de nuestro tío es de 200 euros, repito, unos 9.802 pesos argentinos, aunque ese cambio varía casi cada hora. "Yo no pienso decir que con Cristina [Fernández de Kirchner, la anterior presidenta] vivía mejor ¡ni hablar! Pero sí le voy a contar una cosa: a Macri le sobran los jubilados, los viejos, cuando antes nos muramos, mejor. Y, no solo eso, también le sobran nuestros medicamentos, que ahora debemos pagar. Ahora también nos quitó la ayuda para pagar la luz. Y hasta está en contra de la educación gratuita, pública. Y eso, en un país como Argentina, duele mucho”.

Deudas

Antes de despedirse de nosotros, pues nuestro vuelo hacia Tucuman está a punto de salir, Ramón recuerda que el gran rico que les preside no encontró aún la manera de gestionar Argentina. “Ahora bien --dice este antiguo administrativo de un importante banco-- lo que sí consiguió, rápidamente, fue librar a su padre, que falleció hace poco, de pagar los 4.000 millones de dólares que debía. Para eso sí encontró rápidamente solución”.

"Puede que la Kirchner robase, pero no nos robó a nosotros, los jubilados; ahora con Macri, sí creo que nos están robando a nosotros, los viejos"

Carlota

— Abuela ama de casa

Cristóbal nos recibe con su taxi en las afueras del aeropuerto Benjamín Matienza, de Tucumán. No nos abandonará en todos estos días. Ni él ni su familia, amplia, encantadora, servicial, que vive unida “porque es la única manera de sobrevivir”. Cristobal es taxista, maestro de escuela y técnico de sonido. Y va juntando sueldecitos para sacar adelante a su familia. Y Carmen, su chica, también comparte ser recepcionista en un hotel con el cuidado de gente mayor. Jorge, el papá de Marcelo, cocinero de toda la vida, vive de la misma pensión que Ramón. Y mamá Carlota cuida de todos.

Le digo a la abuela de la casa que el tío Ramón me ha dicho que hace tiempo que no va a restaurante alguno de Buenos Aires. “Ni nosotros acá, en Termas de Río Hondo, donde nos juntamos para un asadito muy de cuando en cuando”, dice. Carlota, que también nota los recortes y, sobre todo, comparte la tesis de Ramón de que a Macri le sobran los viejos, afirma, con la boca pequeña, que “la Kirchner se lo llevó puesto, nos robó, pero nunca tuve la sensación de que nos lo robaba a nosotros, a los jubilados, a los abuelos; de Macri tengo mis dudas. Bueno, no, nos está haciendo mucho daño y mucho desprecio”.

Llevamos dos días acá y Cristóbal empieza a hablar de sus cosas. Perdón, de Argentina, ese país que tiene de todo: agricultura, ganadería (¡Dios, qué carne!), turismo, mar, montaña, un impresionante Buenos Aires, artistas, deportistas (mira, esta semana se despidió el gran Manu Ginóbili, de los Spurs de San Antonio, de la NBA), escritores... “Cuando se fue la Kirchner, en el 2015, el dólar estaba entre 9 y 11 pesos; hoy está en 48,60. En esa época”, añade nuestro nuevo amigo, “ibas a cualquier super y, por 200 pesos, te llevabas un carro repleto de productos de primera necesidad y comida; ahora, amigo, un litro de aceite vale 100 pesos; un kilo de pollo, que, en el 2015, costaba 15 pesos, ahora vale 100”.

Desnutrición

La familia de Cristóbal, a quien le encanta compartir todo lo que tiene con sus visitantes, relata que, en esta parte de Argentina, es decir, en Santiago del Estero, si bien los sueldos son los peores de todo el país “sin ser la provincia más pobre, que es el Chaco, donde ahí sí existe ya desnutrición”, todos se ayudan juntando sus ingresos para compartirlo todo. “Una de las cosas que nos salva es que hay bastantes productos procedentes de huertas orgánicas, que los agricultores nos venden a muy buen precio”. Y te explican que, no muy lejos de aquí, esta la Minería Alumbrera, rica en oro, cobre y plata. “Eso sí, ni un kilo de esos minerales se queda en Argentina, los trenes, repletos de oro, cobre y plata, pasan a 25 kilómetros de nuestro pueblo, rumbo al resto del mundo”.

Cristóbal ha oído decir a mucha gente que con Kirchner vivían mejor que con Macri, pero él niega ese discurso. “Una cosa si me hace dudar. Dicen que robó 10.000 millones de dólares, que me parece poco para lo que en realidad fue. Tiene un montón de causas abiertas y está libre. ¿Alguien que roba 10.000 millones de dólares, no debería de estar preso? Pues no. Raro me parece”.

"Este es el primer país italiano de habla española. Nuestra mentalidad es italiana, no española. Aquí hasta tenemos dos o tres 'Cavaliere"

Mario

— Periodista jubilado

Nuestro amigo está convencido de que a los Reyes de España, estos días de visita en Buenos Aires, nada de todo esto le fue explicado. “Solo le enseñaron lo lindo y ellos vistieron sus mejores trajes y galas, seguro”, dice. Aquí, cuentan, lo que quieren es que todo se quede dentro. “Este es, sí, o era, un país rico y los políticos, como todos los políticos del mundo”, señala nuestro taxista, profesor y técnico de sonido. “Han de decidir si administrarlo bien o llevárselo y, por lo visto, desde hace varias décadas, decidieron llevárselo, importándole muy poco su país y sus habitantes”, agrega.

Mario, periodista, presentador, hombre orquesta en los medios de comunicación, no le encuentra explicación a la situación de Argentina pero, desde luego, cree que el desastre, el declive, es culpa de todo el mundo, de todos los argentinos. "Sé que aquí todo el mundo siente la necesidad de culpar a los políticos, a los empresarios, a los ricos, a los pudientes, pero algo habremos hecho mal los argentinos para que nos siga preocupando más quien es el mejor si Diego Armando Maradona o Leo Messi, cuando lo lógico sería que todos estuviésemos sumamente orgullosos de tener a dos de los cinco mejores futbolistas de la historia en nuestro país”. Eso sí, Mario cree que la Kirchner se lo llevó en obra pública, en mordidas en los contratos públicos, y los de Macri se lo están llevando con el negocio financiero, en tasas y especulando con el dólar. “Unos no tenían o tenían poco y cogieron; los otros tenían mucho y quisieron más, como todos los ricos del mundo”.

Pasión

Mario considera que cuando el que manda no es ejemplo de nada, bueno, peor, es ejemplo de lo más malo, el de abajo se atreve a todo. “Robaron los de arriba y los de abajo se atrevieron a robar en pequeño, a su alrededor”, dice Mario. Este hombre, que se resiste a jubilarse porque le apasiona sus trabajos y aún le sale a cuenta mantenerse en activo, asegura que Argentina es la copia de Italia. “Este es el primer país italiano que habla español”, cuenta orgulloso, tal vez, de haber ideado esa sentencia. “Nosotros no tenemos la mentalidad española, tenemos la mentalidad italiana”.

Y lo explica, incluso, asegurando que en Argentina hay más de uno, dos y tres ‘Cavaliere’, ricos, políticos y juerguistas empedernidos. “Y, al igual que ocurre con Silvio Berlusconi, cuando creemos que nos los hemos sacado de encima, vuelven y vuelven”.