CRISIS EN EL PAÍS CARIBEÑO

La UE fía la solución de Venezuela al grupo de contacto

Federica Mogherini.

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Silvia Martinez

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La detención el pasado jueves de Roberto Marrero, jefe de Gabinete del "presidente encargado" de Venezuela, Juan Guaidó, ha caído como un jarro de agua fría entre los diplomáticos europeos responsables de lidiar con la crisis política venezolana. El próximo jueves 28 de marzo tendrá lugar en Quito (Ecuador) la segunda reunión ministerial del grupo internacional de contacto, que estará copresidida por la jefe de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y el pesimismo se ha instalado entre las delegaciones europeas ante la fragilidad de la situación política y humanitaria en Venezuela.

“La inmunidad de los miembros de la Asamblea Nacional debe ser respetada en cualquier circunstancia. Tales actos minan los esfuerzos de la comunidad internacional para ayudar a impulsar una solución pacífica y democrática a la crisis de Venezuela”, advertía el jueves la jefa de la diplomacia europea nada más conocer el arresto de Marrero por parte del servicio de inteligencia venezolano -acusado de organizar actos de sabotaje y terrorismo- y el registro de la casa del diputado Sergio Vergara, probablemente uno de los ataques directos de más calado al entorno de Guaidó desde que se autoproclamara presidente encargado.

El grupo internacional de contacto nació a finales de enero de la mano de ocho países de la UE (España, Alemania, Reino Unido, Italia, Portugal, Suecia, Francia y Holanda) y cuatro países latinoamericanos (Uruguay, Ecuador, Costa Rica y Bolivia) para crear las condiciones necesarias para llevar al país hacia nuevas elecciones anticipadas libres, democráticas, justas e inclusivas. 

Deterioro humanitario en el país

En la primera reunión de constitución, celebrada en Montevideo, los integrantes se comprometieron además a trabajar en el ámbito humanitario para intentar crear un mecanismo que permita facilitar la entrada de la ayuda humanitaria al país, en el que viven 600.000 europeos (unos 200.000 de ellos españoles), y que se ha convertido en un infierno para muchos de sus habitantes por la falta de alimentos, medicamentos, agua y electricidad. Según la Comisión Europea, hay tres millones de personas que han huido ya del país y los índices de desnutrición, sobre todo de los niños, son críticos y se han vuelto a producir brotes de enfermedades que estaban erradicadas como el sarampión, la difteria o la malaria.

“En ausencia de movimientos, el grupo de contacto internacional es lo único que nos da algo de esperanza de que las cosas pueden ir a mejor”, aseguraba hace unos días Mogherini, que reconoce que la situación humanitaria es “extremadamente preocupante” y que necesitan encontrar canales legítimos de distribución de ayuda despolitizados. La italiana considera que cada vez hay un mayor interés entre los países de la región sobre el papel del grupo, la única iniciativa política con acceso a los diferentes actores en conflicto para intentar salir del callejón sin salida en el que se encuentra Venezuela, y que se ha dado un plazo de 90 días, hasta principios de mayo. 

“Las cosas están muy mal”, reconocen fuentes diplomáticas. “La verdad es que la situación no está evolucionando como nos gustaría. No hay movimientos y la situación humanitaria sigue deteriorándose, pero todas las delegaciones están de acuerdo en que el trabajo del grupo de contacto debe continuar porque no hay otro proceso ni otra solución a la vista”, apuntan otras fuentes consultadas.

Maduro se mantiene firme

Más de medio centenar de países en todo el mundo han reconocido a Juan Guaidó y lo consideran el presidente legítimo. La Unión Europea como tal nunca llegó a hacerlo, escudándose en que es una prerrogativa que corresponde a los gobiernos europeos, pero la gran mayoría de los países de la UE a título individual sí lo han hecho, lo mismo que la Eurocámara, y su posición no es neutral. Todos salvo Italia, Chipre, Grecia y Eslovaquia, cuyo exprimer ministro, Robert Rico, llegó a decir que “la situación actual es un ejemplo de libro de un intento de liquidar un gobierno político existente y a sus representantes para colocar a un jefe de Estado marioneta”. 

Sin embargo, la apuesta por Guaidó no ha dado de momento ningún resultado. Nicolás Maduro, que inició en enero un segundo mandato tras un proceso electoral que a juicio de la UE no fue “ni libre, ni justo ni creíble”, no ha abandonado la presidencia del país ni tampoco ha cedido a la presión internacional para convocar nuevas elecciones. Aún así, en Bruselas no hay sensación de fracaso, ni de haber actuado con precipitación al reconocer a Guaidó. Ni el servicio de acción exterior europeo ni los gobiernos europeos. “Todo el mundo sabía que iba a ser difícil”, se limita a responder un diplomático de uno de los países grandes de la UE, admitiendo que siguen “con mucha preocupación” todo lo que está ocurriendo.

Aunque el líder chavista no ha cedido ni un milímetro, tampoco se ha tomado bien la respuesta europea y ha respondido con una dureza diplomática inusitada. El pasado 7 de marzo, su Gobierno dio 48 horas al embajador de Alemania en Caracas, Daniel Kriener, para abandonar el país, acusado de “interferir” en la política venezolana. Kriener fue llamado a consultas en Berlín aunque la intención del Gobierno de Angela Merkel es que vuelva al país caribeño lo antes posible. Los últimos acontecimientos no ayudan.