GUERRA EN YEMEN

La justicia obliga a Alemania a revisar la legalidad de los ataques con drones de EEUU

Un tribunal da parcialmente la razón a tres demandantes yemenís cuyos familiares murieron en un ataque estadounidense apoyado desde la base de Ramstein

Yemenies caminan entre las tumbas con retratos de personas supuestamente asesinadas en combates en curso

Yemenies caminan entre las tumbas con retratos de personas supuestamente asesinadas en combates en curso / .44901985

Carles Planas Bou

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Tenían que ser unos días de celebración. El 29 de agosto de 2012, Faisal bin Ali Jaber reposaba en casa junto a su familia. La noche anterior se había reunido con los suyos en la localidad de Khashamir, al este de Yemen, para celebrar la boda de su hijo mayor. Su cena se vio interrumpida por un intenso zumbido mecánico, un rayo de luz en la oscuridad y un duro golpe sonoro. “Fue como si la montaña fuese a explotar”, recuerda Faisal. Acababan de presenciar un ataque de drones estadounidenses, un bombardeo con participación alemana en el que dos de sus familiares fueron asesinados.

Casi siete años después la familia Ali Jaber empieza a ver cómo la justicia les da la razón. Este martes un tribunal alemán determinó que el Gobierno de Angela Merkel deberá comprobar la legalidad de los ataques con drones armados estadounidenses y verificar si respetan el derecho internacional, en concreto aquellos en los que participe la base aérea de Ramstein, ubicada en territorio alemán.

La decisión del Tribunal Superior Administrativo de Münster supone una victoria parcial para los tres miembros de la familia Ali Jaber que, en 2014, presentaron una demanda contra Berlín, y considera que el Ejecutivo alemán no ha hecho lo suficiente para garantizar el deber de protección de las víctimas. “Es un gran éxito”, explica en una conversación telefónica Andreas Schüller, miembro del centro Europeo para los Derechos Humanos y Constitucionales (ECCHR), la oenegé que ha asesorado a los demandantes yemenís.

Victoria parcial

Sin embargo, el éxito no es total. La justicia ha descartado la petición de los demandantes para conseguir que Berlín vetara a Washington el uso de la base aérea de Ramstein. En su decisión establece que el uso de drones de combate está amparado por el derecho internacional en el marco de un conflicto armado como es la guerra de Yemen pero que solo puede dirigirse “contra combatientes de grupos armados o personas involucradas en las hostilidades”.

Aún así, muchas de las víctimas de esos ataques que el Pentágono vende como quirúrgicos son civiles, como lo eran Salim y Walid Abdullah bin Ali Jaber. Iniciada en 2014, la guerra de Yemen se ha convertido en la peor catástrofe humanitaria del siglo XXI en la región más caliente del planeta. Aunque la ONU apunta a más de 10.000 muertos a causa del conflicto otras organizaciones elevan la cifra hasta los 56.000.

Cooperación alemana

“El Estado alemán tiene el deber de proteger en caso de que haya peligro para el derecho fundamental a la vida, incluso en casos en el extranjero, siempre que exista una relación suficientemente estrecha con el Estado alemán”, reza el comunicado de Münster. Esa premisa se cumple en el caso denunciado, pues el ataque se operó desde la base de Ramstein.

Ubicada en el oeste alemán, es la base aérea más importante de Estados Unidos lejos de sus fronteras. Su papel es crucial en las operaciones militares del Pentágono. Desde estaciones como la Creech Air Base de Nevada, los militares estadounidenses controlan estos aviones no tripulados en territorios como Yemen. Son ellos los que disparan contra el objetivo, pero Ramstein les asiste, utilizando sus satélites como estación de telecomunicaciones y transmisión de datos a tiempo real. Esa información canalizada a través de Alemania permite diseñar y ejecutar el ataque.

Como apunta ECCHR, el Gobierno alemán rechaza toda responsabilidad en el asesinato de civiles durante los ataques estadounidenses. Sin embargo, como señalan los periodistas Christian Fuchs y John Goetz en el libro ‘Geheimer Krieg' (Guerra secreta), “el aparato militar alemán y estadounidense son inseparables, la misma cosa”. “Sin Alemania, mi cuñado y mi sobrino seguirían vivos”, remarca Faisal.

De momento, el ministerio de Exteriores alemán se ha limitado a asegurar que “examinaremos la sentencia” mientras que el de Defensa estudia si apelará la sentencia. Schüller da por hecho que los demandantes seguirán su lucha. “Ahora el Gobierno está expuesto a una mayor presión política”, explica. “Debe reaccionar”.