el auge de la ultraderecha

La Italia del populismo y la extrema derecha, un caso único en Europa

salvini y di maio

salvini y di maio / periodico

Rossend Domènech

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Cuando está con los bomberos se viste de bombero y si se codea con aficionados de un equipo de fútbol se enfunda la camiseta de ese club. También se viste con el uniforme de la policía cuando visita una comisaría o se le ve con la indumentaria de los agentes cuando sale del Parlamento donde ha entrado antes de paisano. “Es una manera de comunicación subliminal para transmitir el mensaje 'Yo soy todos'", coinciden varios psicólogos cuando analizan el comportamiento y la personalidad de Matteo Salvini. El líder de la ultraderechista Liga, otrora del Norte, ministro del Interior y viceprimer ministro del Gobierno, no solo debe de tener un ropero abundante, sino un ayudante de cámara a la altura de las metamorfosis que ha experimentado a lo largo de los años, de periodista a líder político de éxito hasta dar el salto a ministro.

Italia es el único país de la Unión Europea (UE) donde el Gobierno está formado por un partido populista y antisistema, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), y un partido de extrema derecha, la Liga. Un ejecutivo que se constituyó tras los resultados de las elecciones generales de marzo del 2018.  El M5S sacó el 32,5% de los votos y el partido de Salvini el 17,4%. El propio Steve Bannon, el gurú de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y hoy artífice de una suerte de internacional de la extrema derecha europea con la que pretende debilitar la UE, mostró su satisfacción por la coalición de Gobierno que dirige actualmente la política italiana. Hoy, la intención de voto es bien diferente, según el último sondeo de la televisión pública italiana, la RAI.  Un 34,4% para la Liga y un 27% para los seguidores del M5S, liderado por el joven Luigi Di Maio. 

Compartir el poder

Durante la campaña electoral que le ha llevado a compartir el poder, el ultranacionalista xenófobo Salvini utilizó de forma recurrente la máxima "primero los italianos", como hizo y sigue haciendo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que no deja de repetir el “America first”. Otras de las frases preferidas del polémico político italiano, siempre escuetas e impactantes, han sido “puertos cerrados”, para las personas refugiadas e inmigrantes, y “la fiesta se ha acabado”, refiriéndose a la Unión Europea, centro de gran parte de sus airadas críticas. La llegada al poder de la ultraderecha ha hecho posible que ya "no sea un tabú en Italia mostrar abiertamente que uno es xenófobo", como dice el sociólogo Marzio Barbagli. A lo largo del 2017, los casos de racismo denunciados en el país fueron 46. En lo que va de año ya son 126.

En el plano interno, Salvini se ha marcado como objetivos principales lograr financiación para su partido -debe 49 millones de euros al Estado-, y unir a los grupos italianos afines, como el neofascita Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni. La captación de dinero no está exenta de polémica. Un político de la Liga está presuntamente implicado en un acuerdo con varios magnates y sociedades rusas para la importación a Italia de 250.000 toneladas de gasoil, con tres millones de euros de comisión (lease soborno) para el partido italiano.

En ámbito internacional, la extrema derecha italiana busca “cambiar esta UE”, como dice Salvini, junto a los partidos del resto de Europa enemigos de Bruselas, además de devolver a la Rusia de Vladimir Putin el protagonismo que tuvo en Europa y el Mediterráneo. “Las sanciones a Rusia son inútiles”, afirma el líder de la Liga. En Italia se han abierto varias invesigaciones, tanto periodísticas como judiciales, sobre los vínculos de Salvini con Moscú, Crimea y Ucraina, con mercenarios italianos pro-rusos de por medio.

Portal de internet

Salvini “es el heredero de Trump en Europa”, dice  Bannon. Los dos se han entrevistado en varias ocasiones. El dirigente ultraderechista estadounidense también se ha reunido con Di Maio y se ha interesado por la “la plataforma Rousseau”, el portal de internet del M5S, que no solo gestiona la vida del partido, se toman decisiones políticas y designan candidatos -en base a las opiniones de los votantes- sino que sirve también como herramienta para poder influir mejor en la orientación de sus votantes.

Algo parecido a la labor que hizo la consultara Cambridge Analytica en el 'brexit' y la elección de Trump. El M5S reivindica la “democracia directa”, con la que se pretende suprimir los “cuerpos intermedios”, como el Parlamento, porque los considera inútiles. “Elijamos los parlamentarios por sorteo”, dijo en una ocasión Beppe Grillo, fundador del M5S. De hecho, Salvini e Di Maio se expresan a través de Twiter y Facebook y no en ruedas de prensa. En un año, con el Gobierno actual, el Parlamento ha aprobado menos de media docena de leyes. El resto, la mayoría, han sido decretos de ley.

En algunas ocasiones, Salvini se ha presentado con los Evangelios y el rosario en la mano, tal vez para congraciarse al electorado católico más popular, pero en el Vaticano de Francisco es oficiosamente “persona no grata”. Excepto entre los adversarios del papa actual, como los cuatro cardenales que ostigan a Bergoglio, por considerarle demasiado liberal en lo doctrinal. Entre ellos está el estadounidense Raymond Burke, uno de los máximos dirigentes del sector ultraconservador de la iglesia católica.