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La cartuja italiana de Bannon y los futuros líderes de la extrema derecha

benjamin harnwell universidad de la ultra derecha

benjamin harnwell universidad de la ultra derecha / periodico

Rossend Domènech

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Primero fue una abadía de monjas cirtercenses y después de monjes cartujos. El monasterio fue construido en el siglo XIII por el papa Inocencio III entre las rocas de granito y la maleza salvaje de los montes Ernici, a 130 kilómetros al sur de Roma, cerca de donde nació Cicerón. Se la conoce como la abadía de Trisulti. Si todo va como está previsto, el viejo monasterio se transformará en una academia donde se formará “la nueva clase dirigente de la ultraderecha de Europa”. Será el primer centro de estudios de estas características en Italia y tendrá capacidad para 350 estudiantes.

La escuela será administrada por la fundación ultracatólica Dignitatis Humanae Institute (DHI), presidida por el británico Benjamin Harnwell, de 43 años. Y su objetivo será “transmitir el pensamiento de Steve Bannon a las próximas generaciones” y “formar a los futuros Matteo Salvini y Viktor Orbán”, como ha escrito el diario 'La Stampa'. Harnwell ha revelado que “todos los días y a veces varias veces” habla por teléfono con Bannon, uno de los artífice de la victoria de Donald Trump en EEUU y que ahora dirige desde Bruselas 'The Movement', una suerte de asesoría para ayudar a los partidos de extrema derecha europeos a conquistar terreno político en sus países y a entrar en masa en el Parlamento Europeo en las elecciones de mayo.  

La concesión estatal de la abadía a la fundación ultraconservadora no está exenta de polémica. Tras el proceso de desamortización llevada a cabo con la unificación de Italia en 1870, se pactó que la cartuja pertenecería a los religiosos mientras hubiera monjes. Una vez vacía pasaría al Estado como monumento nacional. Y así ha sido. Además de la DHI, una orden religiosa licitó para quedarse con el monasterio pero inexplicablemente el proyecto se perdió por el camino y eso contribuyó a que al final recayera en el instituto ultraconservador. También fue importante la presión que ejerció el abad de la cercana Casamari, Silvestro Buttarazzi, la del obispo de la diócesis, Lorenzo Loppa y, sobre todo, la del cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, considerado en el Vaticano como uno de los principales adversarios del papa Francisco. Todos ellos forman parte de la fundación.

Readmisión de divorciados

Burke, muy vinculado a Bannon y a los más radicales centros de pensamiento republicanos de EEUU, fue relegado por el Papa al puesto de prior del Soberano Orden Militar de Malta, un cargo honorífico. El religioso estadounidense fue uno de los cardenales que firmaron “las dudas” –un eufemismo que indica “oposición”- sobre las enseñanazas de Francisco a propósito de la readmisión en la Iglesia de los divorciados. También fue quien en pleno Sínodo del 2015 participó en el encuentro celebrado también en Roma de los grupos católicos ultraconservadores, 'LifeSite' y de 'Voice of The Family'. El evento llevó como título “Choque entre la Iglesia y la Anti-Iglesia”. La segunda se refería al “herético” papa Francisco. Detrás del centro de formación ultradrechista hay también algunos políticos reciclados de la difunta Democracia Cristiana italiana, y dinero, mucho dinero de donantes anónimos. Solo se conoce el nombre de uno de ellos  -revelado por el mismo Harnwell- y es Bannon.

Tras las elecciones de ahora hace un año y desde que se formó el actual Gobierno italiano -una coalición entre el populista Movimiento 5 Estrellas y la ultraderechista Liga- Bannon ha viajado mucho a Roma. “Parece que todos los caminos de la nueva derecha nacionalista mundial lleven a Roma”, dijo Bannon el pasado mes de junio en la capital italiana. “Roma se ha convertido en el centro de la política mundial”, añadió. El ideólogo estadounidense se refirió a Salvini y al Luigi Di Maio como "dos chicos heroicos".

El 28 del pasado diciembre, los vecinos de Collepardo, municipio donde se levanta la cartuja, y otros que llegaron desde fuera, se manifestaron por las calles del pueblo contra la concesión. Han formado un colectivo al que llaman “Comunidad Solidaria”. Son gentes con caras curtidas por el sol y el frío de la montaña. Aquel día eran un puñado de campesinos y había un solo político de segundo plano. Llevaban pancartas que decían “Stop Bannon”, “Europa libre”,  “Fuera los americanos”, “Trisulti, tierra de Europa”. Hasta hoy ha sido la única manifestación en Italia contra el principal líder del ultranacionalismo que avanza en el continente. La segunda está convocada para este sábado, organizada por un grupo de intelectuales y gente de la cultura de Italia y de otros países que han firmado un manifiesto conjunto.

Los vecinos de la cartuja consideran la concesión un auténtico “estropicio”. Antes de que pasara a manos de los radicales, el centro religioso recibía la visita de unas 50.000 personas. Ahora las visitas han caído un 75%. “¿Le parece a usted normal que despojen a los ciudadanos de un monasterio como este para entregárselo a unos extremistas?”, ha dicho Enzo Toffani, un tipógrafo jubilado del lugar. “Las protestas son algo bueno", ha afirmado por su lado Hornwell". "Las protestas hacen que se hablen de nosotros”.