CELEBRACIÓN EN BRASIL

Bolsonaro causa indignación con un vídeo obsceno sobre el carnaval

Las comparsas callejeras se manifiestan contra la crítica de Bolsonaro al carnaval en Brasil

Las comparsas callejeras se manifiestan contra la crítica de Bolsonaro al carnaval en Brasil. En la foto, los muñecos de Jair Bolsonaro, Michelle Bolsonaro y el increíble Hulk, entre otros, bailan en el tradicional desfile de muñecos gigantes, en Olinda (Brasil).  / periodico

Abel Gilbert

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En las inmediaciones de la casa de Jair Bolsonaro, el carnaval callejero tuvo el signo de la desfachatez. Hombres y mujeres se disfrazaron de espectros rojos, con sus hoces y martillos estampadas en las capas, para parodiar uno de los caballos de batalla del Gobierno de ultraderecha brasileñola amenaza del fantasma del comunismo.

Las primeras fiestas paganas de la era Bolsonaro no podía pasar por alto el creciente fastidio con su figura. A tres meses de haber asumido el cargo, Bolsonaro tiene una aprobación del 39%. Nunca un jefe de Estado perdió tanta popularidad en 90 días. El carnaval se ha convertido en una caja de resonancia de ese malestar. Y el presidente reaccionó contrariado, mostrando un vídeo obsceno a través de Twitter para criticar la fiesta más señalada de Brasil.

 "No me siento cómodo mostrando esto, pero tenemos que exponer la verdad para que la población tenga conocimiento y decida sus prioridades", dijo en su cuenta de Twitter, donde subió unas imágenes obscenas tomadas de forma anónima. "Muchas comparsas callejeras se ha vuelto en eso que veis". El tono escandalizado del capitán retirado provocó una avalancha de críticas en las mismas redes sociales que suele utilizar como plataforma permanente.

Brasil sale a las calles a bailar, cantar y beber. No se trata de minorías. El enojo social con el presente es lo que descolocó al presidente. La escola do samba Paraíso do Tuiuti desfiló en el Sambódromo carioca con un canto paródico en el que se comparó a Bolsonaro con el diablo. Y mientras la comparsa se movía al compás de la música, en una de las tribunas se vio cartel con la consigna “Lula Libre”. La tradicional agrupación Mangueira, por su parte, rindió homenaje a Marielle Franco, la activista asesinada en 2018 por una supuesta milicia parapolicial. Flavio Bolsonaro, hijo del mandatario, está inmerso en un escándalo por los presuntos vínculos con dos sospechosos de ese crimen de resonancias internacionales.

El capitán retirado fue también objeto de mofa en Olinda, la ciudad del estado de Pernambuco que cuenta con uno de los carnavales más antiguos. En sus calles se vio a un muñeco de casi cinco metros que reproducía a Bolsonaro. La silueta de goma fue el blanco preferido de las latas de cerveza.

Música contra la ultraderecha

El carnaval es un momento único de Brasil, el tiempo durante el cual se invierten los valores y las cosas se ponen patas para arriba, hasta que el miércoles de ceniza restituye las jerarquías aparentemente desbaratadas. Y si bien hay una celebración VIP y otra callejera, ninguna de las manifestaciones queda al margen de la coyuntura política. La existencia de un jefe de Estado declaradamente homofóbico y misógeno ahondó la tendencia de la fiesta a comentar la realidad.

En Bahia, la popular cantante Daniela Mercury no solo acusó al Gobierno de una creciente intolerancia sexual. Ella grabó junto con Caetano Veloso el tema<strong> "Prohibido el Carnaval"</strong> en el que ambos ironizan sobre los valores conservadores de las autoridades. “Abre la puerta de este armario, que no hay censura que me detenga / Abre la puerta de ese armario, que la alegría cura, ven a besarme", cantan Caetano y Mercury. Según Veloso, el autor de “Tropicalia”, la canción fue pensada como “una respuesta a la tendencia censuradora de los poderes brasileños”.

En Belo Horizonte se coreó la consigna “azul o rosa, todo es igual”, en alusión a la ministra de Derechos Humanos, de la Familia y de la Mujer, Damares Alves, quien al tomar posesión de su cargo dijo que en el Brasil de la ultraderecha “los niños visten de azul y las niñas de rosa”. En Sao Paulo, en tanto, otra escola do samba presentó el tema “Destruyendo al fascismo”. El estribillo es contundente: “doctor, yo no me equivoco, el Bolsonaro es miliciano”.

Crispación religiosa

La bancada parlamentaria de los evangelistas, uno de los sostenes del Gobierno, rechazó con vehemencia las manifestaciones opositoras, especialmente las que se burlaban de la rigidez religiosa que predomina en el Congreso y algunos ministerios. La escola do samba paulista Gaviões de Fiel provocó especial furia entre los legisladores al representar una pelea entre Satanás y Jesús en la que aparenta salir victorioso el primero.

En rigor, la comparsa no hizo más que presentar una versión de un espectáculo de hace más de dos décadas y que en su momento no escandalizó a nadie. El Frente Parlamentario Evangélico expresó igual su “profunda indignación y repudio al espectáculo”. Para Lincoln Portela (PR) se trató de una acción pública “ofensiva e irrespetuosa al vilipendiar y escarnecer al Señor Jesucristo y nuestra fe". Los evangelistas fueron enfáticos: “Eso no es arte, es crimen”.