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El Grupo de Lima quiere a Maduro ante la Corte Penal Internacional

grupo de Lima sobre venezuela

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Abel Gilbert

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Estados Unidos insiste en que “todas las opciones están sobre la mesa” para resolver el conflicto venezolano, pero ahora es tiempo de mayores presiones económicas y políticas. El denominado Grupo de Lima tomó nota y se propuso a la Corte Penal Internacional (CPI) que considere “la grave situación humanitaria”, “la violencia criminal” y la “denegación del acceso de la asistencia humanitaria” como crímenes de lesa humanidad. El vicepresidente de EEUU, Mike Pence, ha sido el centro de atención en la reunión en  Bogotá del conjunto de naciones que apuestan por la caída de Nicolás Maduro. Los 12 países integrantes y sus aliados no han adoptado por el momento la decisión de usar “la fuerza”, propuesta por el representante opositor venezolano, Julio Borges. En su declaración final, el grupo no obstante advirtió que un supuesto atentado contra Juan Guaidó, reconocido por Washington y otros 50 países como presidente interino de Venezuela, “daría lugar a una situación internacional que obligaría a actuar colectivamente acudiendo a todos los mecanismos legales y políticos”. Y Pence avisó que cualquier agresión contra Colombia, el principal socio de Washington en la región, con el cual Venezuela rompió relaciones, lo obligaría a responder.

Guaidó debe volver a Venezuela de donde tenía prohibida la salida. En su entorno esperaba tal vez una postura más intimidatoria de la coalición. Pero hasta el general Hamilton Mourão, segundo hombre del Gobierno de ultraderecha de Brasil y pertinaz enemigo del chavismo, se ha mostrado contrario a “medidas extremas que serán juzgadas por la historia como invasoras”. Incluso presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, ha recordado los peligros de esa vía. La Venezuela de hoy le recuerda a la “dictadura” del general Manuel Noriega. “Espero que las cosas no terminen como en 1989”, ha dicho en alusión a la incursión armada que George Bush padre lanzó para capturar al entonces jefe de la Guardia Nacional.  

La reunión bogotana no ha sido indiferente a las señales de alarma que se encendieron el fin de semana. Antes de que los presidentes y representantes de los Gobiernos del Grupo de Lima se tomaran una foto en la que simulaban dialogar respetuosamente, la UE había instado a “evitar la intervención militar” en la frontera. China también había mostrado su preocupación por la “politización” de la entrega de asistencia humanitaria a Venezuela. En alusión a EEUU, Pekin criticó que “fuerzas externas” tomen el protagonismo.

Más sanciones

El socialismo está muriendo”, auguró Pence. Washington está buscando junto con Guaidó y Colombia nuevas áreas de la frontera con Venezuela para realizar un intento más fructífero de apertura de un canal humanitario. A la vez, va a poner en narcha nuevas sanciones económicas contra la petrolera estatal PDVSA, única fuente de ingresos de Venezuela. Para Pence, las Fuerzas Armadas siguen teniendo la llave de una solución incruenta de la crisis. “Deben aceptar la generosa oferta de amnistía, si no lo hacen perderán todo”.

Hoja de ruta

En la reunión, Guaidó, sin apartarse un ápice de la hoja de ruta diseñada por Pence, acusó a Maduro de festejar como una victoria el rechazo de la comida y los alimentos ofrecidos principalmente por EEUU. Para el joven líder opositor, el dilema venezolano no es entre izquierda o derecha. Eso, dijo, quedó en evidencia este fin de semana cuando ardió un camión de ayuda en el lado colombiano.

El líder de la izquierda colombiana, Gustavo Petro, un implacable crítico del chavismo, se preguntó cómo fue posible que el camión se prendiera fuego si estaba en el lado del puente protegido por su país. Petro coincidió con el Gobierno de Maduro, que acusó a la oposición de hacer un montaje. Los opositores venezolanos rechazaron esa interpretación. El antimadurismo volverá a salir a las calles para tratar de inclinar más a su favor la balanza en esta disputa de años.