guerra en el país árabe

El conflicto sirio continúa aunque el califato ya no exista

El régimen de Damasco controla la mayor parte de Siria, pero una parte del territorio está aún en manos de milicias y sigue el enfrentamiento entre potencias externas

siria niños

siria niños / periodico

Ana Alba

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Tras ocho años de cruenta guerra, Siria está en ruinas. La cifra exacta de muertos se desconoce. Oscila entre 400.000 y 560.000, según la fuente. Centenares de miles de sirios han resultado heridos y 12 millones han huido forzosamente de sus hogares (5,6 están refugiados en otros países y más de 6 desplazados dentro de Siria).

Ocho años después, el presidente sirio, Bashar al Asad, sigue en el poder, su ejército controla la mayor parte del país, las fuerzas rebeldes apenas tienen terreno y el califato del Estado Islámico (EI) se ha evaporado. Pero la guerra no ha terminado.

“La derrota del EI podría ser el final de las grandes operaciones militares, pero no de la guerra. Aún compiten en Siria poderes militares internos. Señores de la guerra apoyados por potencias que han hecho fortunas y prefieren proteger las dinámicas económicas relacionadas con el conflicto”, opina Zaki Mehchy, académico de Chatham House y co-fundador del Syrian Center for Policy Research (SCPR).

Competición entre potencias

“Antiguos combatientes del EI todavía son libres y han formado otros grupos yihadistas y extremistas. La falta de soberanía y la competición entre potencias externas (principalmente rusos, iranís, turcos y americanos) para controlar el país podría llevar a más guerras por poderes en Siria. No hay un proceso de paz inclusivo, la situación actual puede traer estabilidad a corto plazo, pero no una paz sostenible”, señala Mehchy.

El analista también subraya que la mayoría de los sirios viven en condiciones socio-económicas muy difíciles, están frustrados y enfadados, principalmente los jóvenes, y alerta del peligro de que “puedan participar en actividades violentas y unirse a grupos militares”.

Diversos analistas piensan que no se puede afirmar que Asad haya ganado la guerra. El régimen de Damasco ha recuperado, gracias al apoyo fundamental de Rusia e Irán, regiones de Siria en las que actúa oprimiendo a la población, hecho que “puede llevar a una estabilidad a corto plazo, pero a la vez está cultivando las semillas para otra ronda de violencia en el futuro”, apunta Mehchy.

Damasco controla el 65% del territorio

El Gobierno sirio, apoyado por rusos e iranís, controla alrededor del 65% del territorio del país. Las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS, principalmente grupos kurdos) respaldadas por la coalición liderada por EEUU, controlan más o menos el 25% de Siria. Esta zona, al este del Éufrates, incluye la gobernación de Al Hassakeh, una gran parte de la de Raqqa y sobre el 50% de la gobernación de Der Az-Zor, además de una pequeña parte del Alepo rural. 

El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció a finales del 2018 la retirada de los 2.000 efectivos que mantenía en Siria y la justificó diciendo que ya se había derrotado al EI y no eran necesarias. Pero este jueves, Washington indicó que 200 de sus soldados seguirán en el país árabe.

Cuando la presencia de EEUU sea mínima, las FDS podrían verse forzadas a cooperar con los rusos y el régimen de Damasco para protegerse de los turcos y los grupos armados internos que estos apoyan.

Fuerzas apoyadas por Turquía

Turquía respalda varias milicias que controlan menos del 5% de Siria (el norte y partes del noroeste de la gobernación de Alepo). Otro 5% del territorio sirio, que se corresponde con una gran parte de la provincia de Idlib, está en manos de Ha’at Tahrir Al-Sham (HTS), antigua rama de Al Qaeda. Turquía apoya y utiliza a HTS y otras milicias para minimizar el poder de los kurdos en el norte de Siria.

En la zona rural del sur de Idlib se encuentra también el Frente Nacional de Liberación (FNL), una coalición de fuerzas moderadas y radicales.

En Idlib, Rusia y Turquía acordaron, el pasado septiembre, crear una zona desmilitarizada que patrullan los dos países.

Además, un pequeño grupo de rebeldes controla pequeñas áreas rurales de Homs, en la frontera con Jordania e Irak, la zona de Tanf, donde hay una base militar de EEUU que probablemente irá a parar a manos de Damasco cuando los americanos se retiren.