GUERRA EN SIRIA

La lucha contra el Estado Islámico en sus últimos metros cuadrados

Las milicias kurdosirias explican que los combates, en las últimas horas, se han parado a causa de la gran presencia de civiles en la región

Un miembro de las Fuerzas Democráticas Sirias en Baghouz.

Un miembro de las Fuerzas Democráticas Sirias en Baghouz. / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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Hace cuatro años, que controlaban, entre Irak y Siria, casi el mismo territorio que Gran Bretaña. Gentes de todo el mundo —se calcula que unos 30.000— iban allí para levantar lo que tenía que ser el país definitivo, el paraíso terrenal, el proclamado califato mundial de todos los musulmanes: el Estado Islámico (EI).

Pero unos en Irak y otros en Siria otros fueron cada vez más arrinconados. Derrota tras derrota, sus miembros morían en combate, se lanzaban al más allá en ataques suicidas o intentaban escaparse para diluirse entre los locales.

Ahora los miembros restantes del llamado Estado Islámico cuentan las últimas horas para que su proyecto pierda su último territorio. Según explican las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), los yihadistas restantes están atrapados en un campo de algo más de medio kilometro cuadrado. La milicia liderada por kurdos, con el apoyo de Estados Unidos, ha sido la principal encargada de la lucha contra el EI en los últimos meses.

Operación frenada

Allí, en un descampado de tiendas de campaña al sur del pueblo de Baghuz están hacinados, aseguran, unos 1.000 milicianos con sus familias —mujeres y niños— y rehenes civiles que han ido llevándose todos sus periplos en los últimos años.

La operación militar, que acorde con la verborrea de Trump tenía que terminar la semana pasada, se ha frenado precisamente por eso: porque los yihadistas usan estos civiles como escudos humanos. Los portavoces de las FDS dicen que la victoria no se declarará, como mínimo, hasta dentro de un par de días.

«Los combates son esporádicos y muy limitados. En las últimas horas no ha habido grandes cambios sobre el terreno. Estamos trabajando para sacar a los civiles», ha dicho uno de los portavoces de las FDS, Mustefa Bali.

Oro en los bolsillos

En el campo, sin embargo, no solo hay yihadistas, sus familiares, kalashnikovs y civiles atrapados. También hay, dice el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (OSDH), unas 40 toneladas de oro que los yihadistas han acumulado durante sus años mozos de saqueo a los bancos de las ciudades que conquistaban: en total, acorde con el cambio actual, los últimos miembros del EI están aposentados encima de 1.489 millones de euros en oro.

Además, explica el OSDH, en la zona rodeada por las FDS hay también varias decenas de millones de dólares en metálico, que los yihadistas que intentaban escapar —a veces disfrazados de mujer con el ‘niqab’— escondían entre sus trapos.

En total, desde el 19 de diciembre —el día en que Donald Trump anunció que Estados Unidos se retirará de Siria— , unas 38.000 personas han escapado del último territorio del Estado Islámico. Todas ellas han sido interceptadas por las FDS, que toman huellas e interrogan a los hombres y meten a las mujeres sospechosas de haber sido esposas de yihadistas en campos de refugiados.

«Los yihadistas dentro de Baghuz quieren llevarse a los civiles que quedan como escudos humanos hasta Idleb [una región al norte de Siria controlada por la filial de Al Qaeda]. Pero no estamos dispuestos a permitírselo —ha dicho a la agencia AFP un comandante de las FDS—. Están sitiados en un área muy pequeña y no tienen otra que rendirse».

A los hombres sospechosos, por su parte, los encarcelan: según el SOHR, en las prisiones kurdas hay 3.400 presos sospechosos de ser milicianos del EI; de ellos, unos 900 son extranjeros —ni sirios ni iraquís—. Los EEUU de Trump han pedido a sus aliados que se los lleven de allí para que sean juzgados por sus crímenes.

“No nos abandonéis”

Una vez el Estado Islámico sea derrotado territorialmente —muchos de sus miembros siguen escondidos por toda Siria e Irak en células durmientes que hacen atentados esporádicos—, Donald Trump ha anunciado que sus 2.000 soldados en el país árabe se irán. Eso dejará a las milicias kurdas a la merced de Turquía, que ve a estos grupos como una rama de la guerrilla turcokurda del PKK, catalogada como terrorista tanto por la UE como por los EEUU.

Pero estas milicias, con el apoyo explícito occidental, han estado luchando, casi solas, contra el Estado Islámico. Piden que no se las abandone: «Los países europeos tienen una responsabilidad moral y política con nosotros —ha dicho un oficial kurdo a AFP—. Si no cumplen sus promesas nos estarán abandonando. Francia, por ejemplo, podría proponer una resolución para nuestra protección al Consejo de Seguridad de la ONU».