CRISIS EN VENEZUELA
La sociedad venezolana presiona al Ejército para que permita la ayuda humanitaria
Abel Gilbert
Corresponsal en Buenos Aires
Especialista en América Latina y doctor en comunicación. Ha cubierto los principales acontecimientos políticos regionales durante las últimas dos décadas para El Periódico. Es autor de ocho libros, tres de ellos en colaboración, y se apresta a publicar otros dos.
Abel Gilbert
"Estamos listos para reconquistar la democracia", dice un dirigente estudiantil. "Ya no nos comemos ese cuento. No somos ciegos ni gordos", señala un youtuber, en festejada alusión a la barriga de Nicolás Maduro. "Cuando tú, soldado, veas los contenedores, debe ver la insulina que no le llega a su mamá. ¿Estarás del lado del opresor?", lanza la diputada Manuela Bolívar. Miles de jóvenes han inundado la avenida de Francisco de Miranda, en el acomodado municipio caraqueño de Chacao, para pedirle a los militares que terminen de inclinar el largo conflicto venezolano a favor de la oposición. "Hoy tienes la decisión en tus manos, cabo, capitán", exhorta una enfermera a quienes deberán cumplir la orden de impedir en la frontera con Colombia la entrada de alimentos y medicinas provenientes de Estados Unidos. El 23 de febrero será el día clave.
La movilización, que se ha replicado en otras ciudades, ha sido, por lo tanto, apenas el prólogo de ese episodio mayor. Juan Guaidó, el "encargado" de la presidencia bendecido por Washington y decenas de países, entre ellos buena parte de la UE, ha asegurado que, de cara al día D, habrá que respaldar masivamente el primer intento de perforar los cordones militares instalados en los puentes que conectan al estado de Táchira con la colombiana Cúcuta.
"¿Quién se va a inmolar por Maduro? Nadie. Mientras, nosotros estamos registrando voluntarios [para distribuir alimentos y medicinas]. Ya hay 250.000", ha expuesto Guaidó. El presidente "encargado" encabezó el lunes pasado el acto de entrega de 85.000 dosis de suplementos para niños en estado de desnutrición que ya se encontraban dentro del país. Lo que viene, subrayó, debe ser el gran punto de ruptura. "Tenemos que organizar el mayor voluntariado de la historia. El sábado se inicia el proceso de organización de la ayuda a través de asambleas. Luego debemos ir [a las fronteras] en caravanas. Transportistas, enfermeros, médicos. Las Fuerzas Armadas tendrán días para ponerse del lado de la constitución", dijo.
Estrategia
El heterogéneo abanico de partidos y personalidades que reconocen la autoridad de Guaidó no tiene dudas: cuando ingrese el primer contenedor, la frontera venezolana se convertirá en una nueva versión de la caída del Muro de Berlín que puso fin al comunismo, en 1989. Lo que todavía no está claro, ni siquiera para la oposición, es cuál será el punto limítrofe en el que se pondrá a prueba la capacidad de lealtad a Maduro que mantengan las Fuerzas Armadas.
El Gobierno sabe todo lo que está en juego y por eso, en el Día de la Juventud, ha vuelto a movilizar a sus simpatizantes en distintas ciudades. "El imperio quiere apoderarse de nuestras riquezas", ha alertado un dirigente juvenil. "Todo esto es una grosería de la extrema derecha venezolana", ha sostenido la vicepresidenta, Delcy Rodríguez. Diosdado Cabello, el número dos del madurismo, estuvo el lunes en la limítrofe Táchira y llamó a su población a "no dejarse engañar" con el envío de bienes de primera necesidad que no se encuentran en farmacias, hospitales ni almacenes. "Es solo un mecanismo que quieren utilizar para entrar en nuestro territorio", dijo el dirigente. Cabello expresó su convicción de que "los tachirenses no abrirán un espacio a las tropas extranjeras". El Gobierno recordó a su vez que en ese estado convertido en una pieza estratégica del conflicto se entregan 355.000 cajas de comida para enfrentar las penurias que atribuye solamente al bloqueo económico de EEUU.
Guaidó, por su parte, ha revelado que un segundo centro de acopio ha comenzado a funcionar en la ciudad brasileña de Roraima, donde se han asentado miles de migrantes venezolanos. En coincidencia con ese anuncio, el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, se reunía en Brasilia con Ernesto Araújo, el ministro de Exteriores de Jair Bolsonaro para discutir los próximos pasos en la frontera. Días antes, Faller había hecho lo mismo en Cúcuta. La oposición cree estar cada vez más cerca de sus objetivos. Y, para retratarlo, desde la tarima, Guaidó se tomó un selfi simbólico con la multitud. "Quiero que se vean sus rostros de esperanza y alegría", dijo.
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